lunes, 5 de diciembre de 2011

LOS CELTAS, 2º PARTE







Celtas; En  todos los tiempos

Debido a las múltiples migraciones y uniones con otros pueblos se hace evidente que no se puede afirmar la existencia de una raza celta. Por otro lado el concepto de raza ha sido últimamente abandonado por los antropólogos. Se considera más adecuado que la cultura, arte, tradiciones, música, leyendas, mitos, y la lengua son aspectos que, en su totalidad o la unión de alguno de ellos, definen a un pueblo o una etnia. En el caso particular de los celtas, constituyen la base cultural y étnica de varias naciones con identidad propia.

Eran tiempos históricos nebulosos.
Amparados por la oscuridad de incontables siglos, que se nos escapan y animados por esa fuerza que los caracterizaría para siempre, comenzaron a abandonar lo que después se conocería como el Valle del Indo.

Toda esa verdadera maquinaria humana se movilizó hasta lo que hoy es el centro de Europa y en esas montañas se formo una estirpe que daría su personalidad a todo un continente... y más. ¿Quién puede saber en realidad cuanto tiempo tardó en lograrse?
Pero más tarde, otra vez esa misma fuerza los arrancó de sus aldeas hacia tierras desconocidas... y lo poblaron todo.

Antecedentes históricos

Generalmente se considera que son ocho las Naciones Celtas: Irlanda, Escocia, Isla de Man, Cornualles, Bretaña, Galicia y Asturias (algunos autores incluyen también como célticas a zonas del norte de Italia, en la actualidad); pequeña muestra del pueblo que en otras épocas ocupó la mayor parte de Europa y de Asia. Los Celtas han captado siempre la fascinación de historiadores y arqueólogos, y sobre ellos han corrido ríos de tinta.
Vamos a empezar primero tratando, en lo posible, de clarificar quienes eran los Celtas, aportando datos históricos de distintas fuentes para luego sí en segundo término adentrarnos en el Celtismo. En algunos diccionarios se puede encontrar este tipo de definición sobre el pueblo Celta: "pueblo indogermánico cuyas primeras migraciones datan de los tiempos prehistóricos; se expandieron al principio por Europa Central y fueron avanzando hasta las Galias, España y las Islas Británicas, acabando por ser absorbidos por los romanos". En Bretaña, en el País de Gales, en Irlanda y en Galicia es donde se ha conservado mejor el "tipo Celta". También sobre su origen y su etnia otras fuentes señalan que en cuanto al posible origen ario de este pueblo es algo que va quedando en desuso a medida que se llevan a cabo nuevos descubrimientos. Esos datos indican que étnicamente se trata de un hibridismo racial, resultante de la fusión de muy variados elementos, muchos de ellos ni siquiera
indogermánicos, y sin ninguna unidad antropológica, con esto se explica que no obstante el carácter indogermánico de la lengua y pese al tipo antropológico netamente nórdico de los esqueletos encontrados, en todos los territorios celtas abundan tipos antropológicos variados y diversos. Los tratadistas consideran a los Celtas como una división de los caucásicos, pero sea como fuere, raza o su raza, con unidad antropológica o sin ella, fueran o no el resultado de la fusión de muy variados elementos, los Celtas, tenían, y me animo a decir que tienen, una naturaleza muy especial.

Su carácter ha sido definido como alegre, poético, piadoso, crédulo, sagaz, patriótico, gregario, valiente, indisciplinado, indolente, amable, avisado y terco.
El hibridismo racial de los Celtas es incontestable, porque frente a individuos altos, rubios y de ojos azules, se pueden observar otros de talla mediana, mas bien bajos, morenos, fuertes y de tez no demasiado oscura, a diferencia de los íberos, que la tenían más curtida. Los Celtas estaban continuamente en movimiento, a la primera migración pertenece los gaélicos en Irlanda y en el norte de Escocia; una segunda oleada estaría constituida por lo que se denomina la rama britónica, de aquí proceden los galos, los belgas, los bretones. Estos pueblos fueron ocupando lentamente el territorio de Europa occidental, incluidas las Islas Británicas, desde la zona del Rin hasta el noroeste de España (Galicia) y la llanura del Po (Italia).

En cuanto al idioma céltico, es poco lo que se sabe; el tipo de lengua indoeuropea dio como resultado, por una de sus ramas al italocéltico y este al latín, irlandés, galés, bretón y gaélico. Actualmente la lengua Celta se divide en dos grandes grupos. El uso de estos idiomas o dialectos de la lengua madre ha decaído bastante en la actualidad a pesar de que se está tratando de preservarlos por todos los medios. Sin embargo la literatura Celta, pese a ser poco conocida, principalmente por la dificultad para entender la lengua en que ha sido escrita, ha influido fuertemente en la historia de la poesía europea. La primitiva literatura Celta, con su riqueza temática, ha servido de base para que poetas franceses, ingleses, alemanes, españoles, irlandeses, escoceses y de otras nacionalidades escribieran en sus respectivos idiomas una serie de poemas cuya trama central era la de los primitivos versos Celtas de la poesía galesa, bretona o gaélica.

Quiénes eran los celtas.

Procedían originariamente de Asia y formaron el tronco, como miembro del pueblo indogermánico, que se estableció en el occidente de Europa, en el siglo XX a.C. ya habitaban el centro y norte de Europa. Para el año 1000 a.C. se extendieron por las Islas Británicas, norte de Francia, parte de Suiza y norte de Italia. Invadieron España en el siglo IX a.C. Su lengua era indoeuropea, de la cual se conservan escasos registros literarios.
Para el siglo IV a.C. fueron desplazados del centro y norte de Europa, a consecuencia de las llegadas de otros pueblos, los grupos germánicos.

Desarrollaron las denominadas culturas de Hallstatt y La Tène. La primera se manifestó en el primer período de la Edad del Hierro. Tomó el nombre de una localidad de la Alta Austria. Se originó a partir de la Edad del Bronce, en donde el hierro sustituyo al otro material en la fabricación de elementos como espadas, puntas de lanzas, hachas agujas, recipientes, cuchillos y puñales.

La Tène es la cultura celta de la segunda Edad del Hierro estructurada en tres o cuatro períodos. Se desarrolló entre la Hallstatt y la conquista romana (450 a 50 a.C.). Aquellos que compartieron esta civilización se destacaron por la elaboración de elementos como grandes espadas, escudos alargados, grandes hebillas, fíbulas, construían sus fortificaciones en las cumbres y acuñaron su propia moneda.

Los monumentos más característicos de los Celtas eran los Dólmenes (del gaélico tohl:  mesa y maen: piedra), Menhires (del gaélico maen: piedra y hir: alta o erguida), Trilitos. Los primeros describen un megalito compuesto por una roca plana, en forma de laja, puesto horizontalmente sobre dos o mas pilares verticales de piedra; los otros se refieren a una roca aislada de tres a ocho metros de alto. También se destacaron las imponentes tumbas megalíticas desarrolladas en las modalidades de atrio, de galería, de portal o la combinación de estos. Una consideración especial merece la célebre y misteriosa formación de alineamientos megalíticos de Stonehenge, a 13 km. al norte de Salisbury, una ciudad del condado de Wiltshire, al sur de Inglaterra. Excavaciones y mediciones con carbono 14 demostraron que posee una historia excepcionalmente prolongada de uso como centro ritual o religioso. Su construcción abarcó cinco etapas, donde la primera tuvo inicio en el 2800 antes de Cristo.

A diferencia de los romanos, que construían sólo dentro de los límites de la ciudad y cerca de sus famosas rutas –como la Via Apia-, los Celtas construían en torno a la naturaleza, por eso vivían más en contacto. Con ella.

También fueron portadores de la denominada cultura urnenfelder o "campos de urnas". Habitaban en poblados situados en montículos de fácil defensa, llamados - en Galicia - castros, con las viviendas distribuidas irregularmente. Su economía era cerrada, pastoril y ganadera

Los guerreros y pastores estaban organizados en una gran variedad de tribus, clanes y grupos. Socialmente se desarrollaron progresivamente, diferenciándose en clases sacerdotal (druidas), nobles, comerciantes y campesinos.

 Festejos.

Los días especialmente significativos para un pueblo dicen mucho de él. El 1° de SAMONIS, que significa "reunión", y es el equivalente a nuestro primero de noviembre, los celtas iniciaban el año. La llegada del cristianismo lo transformó en el día de Todos los Santos (y todos los Difuntos). SAMONIS se hizo samuin o SAMAIN en irlandés antiguo, y samhain [sâuñ] en el moderno.

Ese día, además, se celebraba el encuentro amoroso, a orillas de un río, de Morirîganî con Teutatis, el Dios de la Tribu, padre de los hombres y señor del mundo inferior. Ella era la diosa única céltica, en su aspecto de señora del mundo inferior y de la guerra, "la Reina de espectros". La versión de esa pareja para los irlandeses eran Morirían y Dagda; en las Galias (Francia) se llamaban Sucellos y Herecura; y en Hispania, Endovellicos y Ataicina. La cita amorosa tenía una consecuencia importante, pues la diosa le proporcionaba a su amado los secretos para salir victorioso en la próxima batalla mítica.

Para el folklore, Hallowe’en, recuerda que es, en el hemisferio norte, el comienzo del año oscuro. Los celtas, como otros pueblos antiguos, empezaban los ciclos temporales por la mitad oscura: la jornada tenía su inicio con la caída del sol y el año con el principio del invierno (boreal).

Un punto de vista interesante para tener en cuenta es que este festival se asociaba con el aire. Agua, fuego, tierra y aire no eran solo los elementos fundamentales de los griegos presocráticos, sino que como categorías de aprehensión de la realidad fueron de todos los indoeuropeos y también de muchas otras culturas.

Las otras festividades celtas eran: Ambiwolkà ("circumpurificacion"), hacia el primero de febrero, correspondía al agua. Belotenià ("fuego brillante"), que giraba en torno de los fuegos de primavera, el 1° de mayo, una fiesta aún celebrada el siglo pasado por los campesinos de Europa como la fiesta de los Mayos y hoy curiosamente reciclada en el día del Trabajo. Lugunàstadà ("matrimonio de Lugus") era la celebración del matrimonio sagrado del dios-rey Lugus con la Tierra el 1° de agosto. SAMONIS tenía que ver con el aire, es decir, con los espíritus.

NMIP: LUIS F. LEON PIZARRO