jueves, 1 de diciembre de 2011

LA ANTIGUA RELIGIÓN CELTA, "EL ARTE DE LOS DEDICADOS" : LA BRUJERÍA , 1º PARTE






La brujería, tal como hemos de recordar cuando consideremos al­gún aspecto de la misma, es principalmente una religión. Tiene un credo, un sistema ético, unos rituales...
La historia de los comienzos de la brujería puede ser la historia de la involución del concepto del espíritu —un poder no material— en la conciencia humana.

                                                                                             —Justine Glass

La brujería es una antigua religión-magia celta. La expresión el Arte de Wicca. directamente traducida del celta, quiere decir “arte de los sa­bios’’, o ‘‘arte de los dedicados”:

Probablemente el término experimentó una evolución debida a que las brujas tenían su propio patrimonio cultural y figuraban entre las pri­meras personas cultas de la comunidad europea. Algunas personas siguen llamando a la brujería “Wicca” o El Arte. En las Islas Británicas, donde esta religión arraigó por primera vez, con frecuencia llaman a la brujería “La Antigua Religión”.

En Hawai, México y Africa existen tradiciones relacionadas con la brujería que han sido traducidas al inglés utilizando el término “bruje­ría”, lo cual no es del todo exacto; existen una serie de paralelismos muy interesantes entre las citadas tradiciones y la brujería celta. Pero la bruje­ría sobre ¡a que voy a hablar en este libro es occidental, se trata de la primitiva tradición celta que se difundió con pocas variaciones por toda Europa a lo largo de unos siglos, e incluso llegó a los Estados Unidos. La brujería lleva existiendo, aproximadamente, 6.000 años, y todavía hoy se practica del mismo modo. Precede a todos los tipos de monoteísmo contemporáneos y a primera vista parece que podría definirse como una religión pagana.

Pero ¿es pagana o monoteísta la brujería? La brujería es tan antigua que es imposible definirla en unos términos modernos. En primer lugar, no se trata únicamente de una religión, tal corno nosotros la entendernos hoy en día, porque se remonta a esa época tan temprana en que la reli­gión, el teatro, él arte, la filosofía, las ciencias y la magia estaban muy relacionados. En cuanto a considerarla pagana o monoteísta; aunque pa­rezca extraño, la brujería es ambas cosas. Es monoteísta porque se basa en la creencia subyacente en Una Fuerza Vital, Un Poder por encima de todo, Una Esencia o Una Fuente de la Energía del Universo. Pero la bru­jería también se considera como pagana porque reconoce la existencia de dos aspectos principales de la divinidad: el femenino y el masculino, la Diosa y el Dios. Además, la brujería es también politeísta porque afir­ma que el Unico Poder se manifiesta en todas las formas vivas —no sólo en los dioses, sino también en todos los seres humanos, todos los anima­les, todos los espíritus, y las fuerzas de la naturaleza.

A diferencia de lo que sucede en las religiones modernas monoteís­tas, la brujería no distingue un cielo y un infierno. La Antigua Religión reconoce la existencia del Mundo Invisible y el Mundo de las Formas y da a ambos la misma importancia. Se ha confundido la brujería con una serie de supersticiones populares. Muchas personas no creyentes, que re­conocen la existencia del Mundo Invisible también lo temen en cierto modo y la mayor parte de las prácticas supersticiosas van dirigidas a apa­ciguar las fuerzas Invisibles. Pero las brujas no temen lo Invisible. Sim­plemente lo aceptan como una realidad, por lo que pueden trabajar con ello. Gran parte de las actividades, tan misteriosas, de la brujería consti­tuyen en realidad un sistema que sirve para operar con lo Invisible desde un punto de vista práctico. El objetivo de la bruja es dirigir lo Invisible a fin de que se manifieste en el Mundo de las Formas —en la vida de la gente— y haga que la vida en este planeta sea más positiva. Creo que las técnicas y la filosofía subyacente siguen siendo válidas hoy en día, son operativas dentro de la vida moderna y fácilmente adaptables por cualquier persona responsable y de mentalidad abierta.

A diferencia de lo que sucede con las filosofías y las religiones más recientes (de los útlimos 4.000 años), la brujería parece haber evolucio­nado orgánicamente; ningún profesor o líder conocido fue el iniciador de las creencias o la estructura de este arte. Asimismo, cada bruja desa­rrolla sus conocimientos sobre el arte de la brujería de un modo orgánico e individual. Hay numerosas sectas relacionadas con la brujería, pero to­das ellas se basan en unas tradiciones comunes: 1.— veneración de toda la naturaleza; 2.— creencia en la existencia de una Diosa, al igual que existe un Dios; 3.— creencia en un Poder que unifica las fuerzas Visibles e Invisibles; 4.— utilización de la Ley Triple.

1.— Veneración de toda la naturaleza: En tiempos más antiguos, ello se refería también a la importancia de la fertilidad. Se podría decir que las raíces de la brujería coinciden con las de las antiguas religiones naturales en que se rendía culto a la fertilidad. Evidentemente, la vida en los primeros tiempos estaba basada en la agricultura y la supervivencia de­pendía de la fertilidad y la naturaleza. Así pues, la brujería tenía como objetivo la satisfacción de las necesidades de la primitiva comunidad europea.

La brujería ha incluido siempre (lo que se conoce como): astrología, telepatía, viajes astrales, precognición, adivinación, predicción y control del tiempo atmosférico, control de la fertilidad, bendición de plantas y cosechas, contacto con los espíritus, consejos psicológicos, hipnotismo y curaciones, tanto físicas como psíquicas. Las brujas estudiaban a fon­do las hierbas medicinales y fueron las primeras comadronas del mundo. Los primeros paganos, del campo y la ciudad, a menudo se hallaban asus­tados ante las vicisitudes de la vida en este planeta. Con frecuencia se sentían incapaces de hacer frente a cuestiones como el nacimiento, la muer­te, la enfermedad, las malas cosechas, la sequía, etc. Entonces acudían a la bruja, en su calidad de experta, de ayudante o de “Wiccan” (sabia).

2.—  Creencia en la Existencia de una Diosa y de un Dios: Desde el punto de vista filosófico, esta creencia refleja una comprensión de la im­portancia (le los aspectos femeninos de la naturaleza, del Universo. Nu­merosas tradiciones paganas incluían el rendir culto a muchas diosas, pero por lo que a la brujería se refiere sólo hay una Diosa fundamental. En épocas posteriores, en Occidente, cl hecho de venerar profundamente a una divinidad femenina se ha dado exclusivamente en la brujería; el con­cepto del patriarcado jamás tocó las bases de la teología de la brujería. Si hay un Dios, también ha de haber una Diosa. No es uno más impor­tante que el otro, existe un equilibrio entre ambos, juntos crean un Todo. Los atributos de los Dos se manifiestan en todos y toda la vida.

La creencia en la Diosa constituye una fuente de Poder porque nos ayuda a comprender y a recurrir a una fuente específica de energía uni­versal relacionada con la fertilidad y el nacimiento. .Hay muchos que no son adeptos pero consideran que es una fuente muy misteriosa, proba­blemente debido a que las creencias de carácter patriarcal han negado categóricamente su existencia. Esta fuente de Poder, que representa la Dio­sa, es una herencia tanto del brujo como de la bruja.

Es importante que nos demos cuenta de que la brujería era compati­ble con las creencias de los paganos (del latín “pagus” = aldea) de la Europa primitiva. En las religiones occidentales de los tiempos antiguos, se rendía culto a una gran variedad de dioses y diosas; entre ellos con frecuencia existían una deidad principal femenina y otra masculina, comparables a la Diosa o el Dios de las brujas.

3.— El Poder Unificador Visible e Invisible: Los precristianos creían en la realidad del Mundo Invisible y en la existencia de fuerzas Invisibles en la naturaleza. Aparentemente, la brujería encajaba perfec­tamente dentro de las distintas formas de paganismo. Pero en el fondo, la brujería difería en lo referente a los conceptos básicos, espirituales y operativos, que conferían a las brujas sus “poderes” especiales.

La mayoría de los paganos que reconocían la existencia del Mundo Invisible, veneraban y al mismo tiempo temían las fuerzas de la naturale­za. Las brujas reconocían la existencia del Mundo Invisible y, sin embar­gó, veneraban las fuerzas de la naturaleza y conectaban con las mismas.

La filosofía de las brujas comprende un vínculo cohesionador de la vida humana y de todo ente vivo, incluidas las fuerzas invisibles. Las Brujas creen que el Poder Único puede manifestarse en la naturaleza, tanto de una forma visible como de una forma invisible, y que los seres humanos son sencillamente un tipo de manifestación de esta fuente de Poder. Así pues la brujería siempre se ha sentido básicamente unida a todo ente vivo. La bruja cree que ninguna fuente externa de poder debe ser temida hasta el punto de no poderla comprender frente al nivel básico del Único Po­der que Todo lo Abarca.

Brujería se dice “Witchcraft” en inglés. “Witch” es bruja y “Craft” significa “arte”, “destreza’’ u “ocupación que requiere una destreza es­pecial”. El arte de las brujas es el uso elevado de las energías humanas en armonía con las fuerzas naturales y con una finalidad positiva.

A menudo me han preguntado cómo rinden culto las brujas. Pero la mayoría de las brujas no “rinden culto”, tal como nosotros lo enten­demos. La bruja considera que rendir culto es sinónimo de trabajar; am­bas actividades son simultáneas. No pone el acento en la adoración, las súplicas o los ruegos dirigidos a un Poder Superior. En cambio, se centra en la intensificación de la conciencia de su conexión con el Poder Supe­rior. Esto a menudo se logra a nivel psíquico, pero también puede mani­festarse a través de un medio físico.

4.— La Ley Triple: es la filosofía básica que opera en la brujería. Esta Le afirma que todo lo que uno hace repercute en uno tres veces. Por ejemplo, si una bruja echa un sortilegio de prosperidad sobre, las co­sechas de un granjero, esa misma prosperidad retornaría a la bruja de tres maneras diferentes. Si una bruja echara un sortilegio para dañar las cosechas, el daño retornaría a la bruja tres veces, cada vez afectaría a la bruja del mismo modo que la cosecha destrozada afecta al granjero. El número tres simboliza uno de los procesos mágicos implicados: 1.— se dice el sortilegio y se envía al Mundo Invisible; 2.— el sortilegio retor­na al Mundo de las Formas para manifestarse del modo deseado; 3.— el sortilegio se refleja en la vida de la persona que realiza la operación mágica (como “efecto secundario”). La Ley Triple hace que la magia sea positiva, vivificadora, y no resulte dañina para nadie. Si uno sigue esta ley, aumentará grandemente sus energías psíquicas, comprenderá que no va a recibir ningún daño y que el bien se multiplicará orgánicamente.

La Ley Triple es exclusiva de la brujería. Es la única afirmación de esta religión que se parece un poco a un mandamiento o a una regla. Pero esta ley no puede considerarse como dogma religioso o filosofía abstrac­ta. Para las brujas, la Ley Triple constituye una realidad natural, que for­ma parte de la vida. Las brujas tratan de vivir de acuerdo con esta ley en todo momento. Una vez que se han experimentado los poderosos efec­tos de la Ley Triple en lo referente a la magia, uno no se olvida de ella en la vida diaria. La utilización de esta Ley pone en manos de la bruja tina inmensa fuente de Poder, ahora bien, todos pueden utilizar esta Ley si creen en ella.

Estructura del Arte de la Brujería

Hubo un tiempo en que la brujería era fundamentalmente una reli­gión heredada, de orientación familiar. Todavía existen familias de bru­jas cuyos antepasados se remontan a miles de años atrás. Unida a este arte está la firme creencia en la reencarnación, que ha llevado a muchas brujas a creer que las familias pueden reunirse durante muchas vidas. En realidad, algunos grupos realizan unas operaciones especiales destinadas a controlar sus reencarnaciones, a renacer sucesivamente entre los seres queridos.

La brujería es una religión de orientación social; las brujas conside­ran que la energía del grupo es parte integrante de su trabajo. Por tanto, las brujas tradicionalmente han rendido culto y han trabajado juntas en covens, que son agrupaciones de unos trece o menos de trece miembros; si tienen más de trece resultan poco manejables para trabajar unida y ar­moniosamente. El número trece procede de muchas fuentes místicas; está claro que refleja los trece meses lunares del año. Los no creyentes suelen pensar que el trece da mala suerte, posiblemente porque temen a las bru­jas y tienen miedo de todo lo que esté relacionado con su arte. En reali­dad, el número de miembros varía de un grupo a otro. La estructura ideal de un coven consiste en ‘‘seis parejas unidas por el amor’’, lo cual repre­senta el equilibrio existente entre el macho y la hembra. Desde las perse­cuciones de la Edad Media, se han desarrollado numerosas sectas rela­cionadas con la brujería y con diferentes costumbres. En algunas sectas existe un líder del coven, en otras hay dos: una Suma Sacerdotisa y un Sumo Sacerdote. Cuando se trata de familias de brujos de carácter here­ditario, el puesto de líder del coven puede también ser heredado. En otros grupos, el liderazgo puede conquistarse o bien decidirse mediante una elección. Los líderes del grupo generalmente cumplen una función sim­bólica o bien inspiran al resto del coven porque en la brujería no existe una jerarquización. Los líderes no funcionan como intermediarios entre los hombres y los poderes superiores, pues los brujos creen que “todas las mujeres son Diosas Encarnadas y todos los hombres son Dioses En­carnados”. De acuerdo con esta idea, muchos grupos se turnan y cada uno de los miembros actúa como líder durante un breve período de tiem­po. Algunos covens no tienen líder.

La brujería es una religión que da gran importancia al libre albe­drío. No todos los miembros de una familia de brujos de carácter heredi­tario han de ser necesariamente brujos; algunos profesan otras religio­nes. Algunos brujos (solitarios) trabajan solos, se trata de los tradicionales ‘‘hombres sabios” o ‘‘mujeres sabias’’ de los pueblos, donde no existía un coven de brujos ni otro/a brujo/a. Actualmente, muchas personas es­tudian y llegan a formar sus propios covens y grupos, que reinterpretan las tradiciones. No existe una vía oficial para llegar a ser brujo/a que no sea creer en la brujería y hacer el trabajo correspondiente.

Creencias Básicas

Todas las operaciones relacionadas con este arte se basan en el prin­cipio del Poder Unico que existe sobre todas las cosas y en el interior de todos los seres. Este Poder se divide simbólicamente en los principios fe­menino y masculino: la Diosa y el Dios. Actualmente, hay muchas sectas en las que la Diosa tiene una importancia suprema. Los que no pertene­cen a ninguna secta podrían pensar que la brujería es por definición una religión matriarcal por el hecho de creer en una Diosa, lo cual resulta sorprendente para una cultura patriarcal. En realidad, pienso que los dos aspectos de la divinidad, cl femenino y el masculino, están básicamente equilibrados dentro de la teología de la brujería. Tal vez, el concepto de la Diosa, propio del citado arte, se desarrolló en cierto modo a partir de los matriarcados de los primeros tiempos. En cualquier caso, Ella tiene muchos nombres, como los de Diana, Keridwenn (Cerridwen), Artemi­sa, Isis, Hécate, Cibeles y Selene, o sencillamente la Gran Madre o la Se­ñora. Algunos de los primeros cristianos continuaron venerándola bajo las denominaciones cristianizadas de Brígida y María. Posiblemente, nu­merosos paganos racionalizaron su conversión al cristianismo al creer que todavía veneraban a su amada Diosa, bajo la nueva identidad de la Vir­gen María, Santa Brígida o alguna santa. De hecho, en numerosos luga­res donde había habido antiguamente un altar o donde se rendía culto a la Diosa, se construyeron las primeras iglesias cristianas de la Edad Me­dia, especialmente dedicadas a la Virgen María. El símbolo de la Diosa es la luna y su metal sagrado es la Plata.

La principal figura masculina dentro de la brujería es el denomina­do Dios con Cuernos. El Dios de los brujos no es el diablo; ahora bien, la representación del mismo con frecuencia es un hombre con cuernos y patas de cabra, y la cabra es Su representación simbólica.

También se le llama el Dios de las Patas de Cabra y, claramente, es una evolución del Dios Pan, el Dios de la Naturaleza de la época clásica. En brujería, tiene diversos nombres: Pan, Osiris y Cernunnos (Kernun­nos). Aunque este último nombre es secreto para algunas sectas relacionadas con la brujería, no me parece que esté traicionando ningún secreto cuando l o nombro aquí. Hace tiempo que los antropólogos se refieren abiertamente a Cernunnos, el Dios de ciertas “sectas antiguas”. Antiguas, pero no difuntas. Sus sectas están vivas y, en la actualidad, florecientes. Con frecuencia los brujos Lo llaman simplemente El de los Cuernos o El Antiguo. (Posteriormente, los cristianos escogieron estos nombres para referirse al diablo). Su Símbolo es el sol, y se piensa que domina el fuego.

Resulta difícil explicar los papeles que la Diosa y el Dios con Cuer­nos desempeñan en la cultura de los brujos. La Diosa tiene poderes sobre la fertilidad de las cosechas, los animales y las personas. Encarna los as­pectos femeninos más importantes, como son la crianza, la protección, la alimentación, el nacimiento y la productividad de la Tierra. Presenta una cierta complejidad. También se La conoce como la Diosa Triple —un concepto presente en las antiguas leyendas y mitos: las Tres Moiras, las Tres Gracias2, y otros casos. Sus tres facetas de Virgen, Matrona y Arpía representan el cambio de las estaciones, Las fases de la luna, la na­turaleza cíclica de todas las formas vivas. ¿Acaso creen las brujas en una Diosa en sentido literal? Algunas sí, en sentido antropomórfico, pero la mayoría La ven como un símbolo de [os aspectos femeninos del Poder inherente a cada mujer, y a cada hombre.

Asimismo, es posible que algunos crean que el Dios con Cuernos es una divinidad en el sentido literal. Pero para la mayoría de las brujas representa, simbólicamente, la fuerza iniciadora de la vida, esa chispa del fuego primitivo y esa energía esencial, fálica y creadora que existe en lo­dos los hombres y en todas las mujeres. Las brujas se dieron cuenta mu­cho antes que los modernos psiquiatras de que todas las personas poseen atributos masculinos y femeninos.

Los símbolos tienen una gran importancia en este arte, y tanto la Diosa como el Dios con Cuernos funcionan como símbolos. Las brujas que han venerado al Dios con Cuernos, representado por cl sol o por la cabra, siempre han rendido culto al Poder que hay detrás de estos símbo­los en lugar de a los símbolos en sí. Asimismo, las brujas veneran cl Po­der que mueve la luna, no la luna en si. Por tanto, el símbolo cumple una importante función psicológica y parapsicológica, pues llega a ser el enlace entre el microcosmos (la bruja) y el Macrocosmos (el Universo). Tal como dice Justine Glass, “Las brujas creen que la representación sim­bólica de un poder forma un canal que enlaza el inconsciente del hombre con el poder que hay detrás del símbolo, y que su imaginación ya des­pierta le permite establecer un contacto con él”.

Las brujas creen que vivimos en dos Mundos, el Mundo de las For­mas y el Reino Invisible. El Poder existe en ambos mundos por lo que podemos centrarnos libremente en uno o en otro.

Ello nos lleva a considerar la importancia que tiene el círculo en el simbolismo relacionado con la brujería: Al empezar la mayor parte de las operaciones, se traza un círculo que sirve para conectar los dos Mun­dos. Las brujas se ponen de pie en su periferia o dentro del mismo. De este modo, abarcamos, tocamos, establecemos una conexión y recurri­mos —elevamos— el Poder de ambos Mundos. Las brujas se han dado cuenta de que, en cierto modo, siempre estamos entre ambos Mundos y dentro de ambos Mundos, pero la utilización frecuente del circulo inten­sifica ritualmente nuestra concentración y nos ayuda en nuestro trabajo.

El cono simboliza el Poder ascendente (el Cono del Poder). Las bru­jas están de pie “dentro del Círculo” y elevan el Cono del Po­der físicamente, se centran en él, y lo envían con una finalidad determinada. El fin de la operación suele ser provocar mani­festaciones útiles en la vida de las personas, en el Mundo de las Formas. Aquí se incluyen bendiciones, curaciones, abun­dancia, fertilidad, amor, protección y seguridad. El sombrero tradicional de las brujas simboliza también el Cono de Poder. El princi­pio de la utilización del cono como forma energizante está relacionado con el concepto del “poder de la pirámide”, que recientemente ha sido redescubierto.

Es importante que nos demos cuenta de la diferencia existente entre el símbolo mágico de las brujas y el círculo mágico, ceremonial o ritual, de los magos. En el caso de las brujas, el Poder emana de las personas que realizan cl trabajo, y la función del círculo es conectar los Mundos Visible e Invisible. Los magos suelen tomar el poder de una fuente exter­na, ángel o demonio, y la función del círculo es proteger al mago de las fuerzas negativas. En la magia “negra”, negativa, el mago no se atreve a salir fuera del círculo, pues cree que ningún demonio se atreverá a meterse en el círculo.

Los círculos también aparecen en las imágenes de las brujas relacio­nadas con el tiempo. La imagen del año se representa visualmente (espa­cialmente) con una Rueda o YuIe (celta antiguo). La Rueda va girando y las festividades pueden considerarse los “radios”, que marcan los mo­mentos cruciales de las estaciones. Las ocho fiestas de la brujería se de­nominan Sabbats (Días de Fiesta). Coinciden en el tiempo con los festi­vales paganos que se celebran por toda Europa, y observará que muchas fiestas importantes del cristianismo (y algunas fiestas judías) caen, más o menos, en esos mismos días. Son varias las razones. Los historiadores creen que la Iglesia cristiana situó sus días sagrados, bien en los días de las celebraciones paganas o muy cerca de ellos, porque a los campesinos les resultaba más sencillo conectar con las nuevas celebraciones cristianas en esas fechas. Creo que la magia flota en el aire en esos días festi­vos. Llamémoslo espiritualidad, llamémoslo sentimiento religioso, llamé­moslo poder del inconsciente colectivo, llamémoslo influencia astrológica, el caso es que una fuerza invisible está presente y nos resulta difícil no dar una respuesta emocional a la misma.

Las antiguas comunidades agrícolas existentes en Europa considera­ban que estas festividades paganas eran unos momentos decisivos dentro de las estaciones, pero para las brujas encierran un significado más pro­fundo. Son momentos decisivos desde el punto de vista astrológico y cada uno de ellos marca cambios importantes con relación a las fuerzas invisi­bles de este planeta. Estos períodos de tiempo en que tienen lugar reali­neamientos de las influencias planetarias y se producen mareas invisibles de energía son muy propicios para hacer magia. Cada Fiesta posee unas “vibraciones” o atributos inherentes específicos, de los cuales se sirven las brujas para elevar el Poder, sobre todo en las operaciones colectivas. Asimismo, se piensa que las fuerzas masculinas y femeninas existentes en la naturaleza varían su equilibrio de fuerzas cuando se produce el cam­bio estacional, simbolizado por cada Día Festivo. En términos generales, se puede decir que la Diosa gobierna la primavera y el verano, y el Dios gobierna el otoño y el invierno

He aquí los significados fundamentales de los ocho Días Festivos de las brujas[1][1][1]:

• FIESTA DE LAS BRUJAS, el 31 de octubre, o Samhain, es una festi­vidad dedicada a la idea de la vida eterna, concretamente a nuestra cone­xión con aquellos que se han marchado del Mundo de las Formas y viven ahora en el Mundo Invisible. El simbolismo marca la trascendencia de la muerte física. Se dice que en este día el “velo’’ que conecta los dos mundos es tan fino que nuestros seres queridos del otro lado pueden fá­cilmente unirse con nosotros en la celebración, culto y trabajo jubilosos. Muchas brujas consideran que éste es el Día de Año Nuevo. Esta festivi­dad también marca la Tercera y última cosecha del año.

• EL SOLSTICIO DE INVIERNO, el 20-23 de diciembre es la noche más larga y el día más corto del año. Parece que la tuerza del fuego (el sol) fuera a desaparecer, pero empieza a hacerse más fuerte conforme van alargándose los días. Así pues, el renacimiento constituye un tema im­portante en esos momentos. Esta festividad también se llama Yule por­que la Rueda del Año empieza a girar de nuevo según van alargándose los días. Muchos símbolos tradicionales de la “Navidad’’: el árbol, el tron­co de Yule y las velas rojas son antiguos símbolos del Solsticio de Invier­no, unos símbolos paganos y relacionados con la brujería. Esta festivi­dad también marca el paso de Sagitario a Capricornio.

• LA CANDELARIA, el 2 de febrero, o la Fiesta de la Luz Creciente, representa el despertar de la \ida vegetal bajo el suelo (la vida vegetal simboliza toda la vida).

• EL EQUINOCIO DE PRIMAVERA, el 20-23 de marzo marca la igual­dad del tiempo, cl día y la noche, el equilibrio de las fuerzas masculinas y’ femeninas de la naturaleza. Señala el paso de Piscis a Aries.

• BELTANE, el 1 de mayo, es una gran fiesta de la fertilidad. Florece la influencia de la Diosa y todas las fuerzas de la primavera se manifies­tan. Esta fiesta se opone exactamente a Halloween (Fiesta de las brujas) en el calendario y en la Rueda del Año de las brujas. Me llenó de alegría el oír hace poco que en algunas zonas rurales escasamente pobladas to­davía bailan las brujas y saltan con sus escobas sobre la siembra con el fin de estimular el crecimiento de las plantas. En esta noche los miem­bros de mi coven ciudadano saltan sobre una planta especial que guar­dan en sus hogares a fin de ayudar simbólicamente a que florezcan los “cultivos” que crecen en el interior de las casas. Puede intentarlo usted
también y verá cómo sus plantas sintonizan con esta actividad gozosa y florecen.

• EL SOLSTICIO DE VERANO (LITHA), el 20-23 de junio se corresponde con el Solsticio de Invierno; se trata del día más largo y la noche más corta del año. Es el paso de Géminis a Cáncer.

•  LAMMAS, el 2 de agosto, celebra el comienzo del otoño, la Primera Cosecha.

• EL EQUINOCIO DE OTOÑO (MABON), el 20-23 de septiembre marca ese momento del año en que la noche es igual al día y el invierno va aproximán­dose. También en estos momentos existe un equilibrio perfecto entre las fuerzas masculinas y femeninas de la naturaleza. Marca el paso de Virgo a Libra y la Segunda Cosecha.

Y de ese modo va girando la Rueda.

Entre estos ocho Días Festivos están los Esbats, posiblemente me­nos significativos desde el punto de vista de la magia cósmica pero, en cualquier caso, extremadamente importantes dentro de la estructura de la brujería. Los Esbats son celebraciones menores y ocasiones en que la gente se reúne. Suelen basarse en ¡as fases de la luna. Algunas brujas ce­lebran la Luna Nueva, otras la Luna Llena y hay brujas que celebran las dos ocasiones.

Algunos covens realizan las operaciones más importantes los Días Festivos: otras reservan los Días Festivos para [as fiestas y celebraciones y trabajan sólo los Esbats. Ciertos covens trabajan los dos días. Las cos­tumbres varían mucho de un coven a otro, pero es posible hacer una des­cripción general de un coven típico: cuando el tiempo lo permite, a las brujas les gusta trabajar al aire libre. Las reuniones tienen lugar de no­che, generalmente bajo la Luna, aunque a veces se celebran en La casa o el apartamento de un miembro del coven.

Se dibuja en el suelo un círculo mágico y se consagra. Lo tradicional es que el círculo mida nueve pies de diámetro (2,75 m. aprox.), pero varía según el número de miembros del coven. El círculo ha de ser lo bastante grande como para que todos los miembros puedan estar cómodamente de pie, sentados, o bien bailar en La periferia. Hoy en día no hay que bai­lar forzosamente en todos los covens, pero la danza del círculo ha sido siempre un método importante para aumentar la energía. Muchas sectas místicas de todo el mundo, desde los grupos judíos hasídicos hasta las religiones africanas, incluyen la danza en sus ritos. Por lo que a la bruje­ría se refiere, el circulo de la danza simboliza la Rueda del Año y siempre se baila en la dirección de las agujas del reloj, sintonizando con el giro del sol, los planetas y la Tierra. Esto se denomina deosil. El bailar en dirección opuesta a las agujas del reloj se llama Widdershins, es un siste­ma utilizado tradicionalmente en Occidente para generar magia negati­va. En la mayor parte de las tradiciones ocultistas, se considera que el Widdershins es la “antivida” y ninguna bruja auténtica utilizaría este procedimiento.

 Algunos grupos aumentan el Cono de Poder a través de la danza ritual en círculo. Otros bailan para celebrar algún acontecimiento y liberar energía, y prefieren aumentar su Poder a través de la meditación o por otros sistemas.

Los instrumentos rituales de las brujas son una representación sim­bólica de los cuatro elementos: Puede haber incienso, para representar el aire. El incienso de las brujas de Occidente es diferente del utilizado en Oriente. La mayoría de las brujas preparan su propio incienso mez­clando hierbas propias de la estación, raíces, cortezas, y especias como la canela. Generalmente, un vaso de vino es la representación ritual del elemento agua. A veces, el vaso ritual contiene sal y agua. La Tierra con frecuencia está representada por un pastel, que se comparte. Se trata, por supuesto, de un pastel corriente, que nada tiene que ver con los ingre­dientes nocivos, atribuidos a las recetas de las brujas (por sus detracto­res). En muchas sectas el pastel se guarda para después de realizar el tra­bajo: en tal caso, el elemento Tierra se representa por medio de hojas, plantas, legumbres o ramitas propias de la estación, que se colocan en el centro del círculo. La representación del Fuego es una vela o una ho­guera


Fuente: Marion Weinstein