Aurora es el nombre dado por Walt Disney a este personaje, para los hermanos Grimm es Rosa Silvestre y para Perrault no tiene nombre: es simplemente “la princesa”, probablemente queriendo indicar que puede ser la historia de cualquier mujer. Aurora es la primera luz del amanecer, algo nuevo está por surgir pero aún no logra expresar toda su luz. Es un alma que se inicia a la vida.
Sus padres los Reyes, desde su nacimiento hicieron lo que consideraron adecuado: mostrarle el lado luminoso, solar y conciente de la vida tratando de evitarle la oscuridad, la frustración, el sufrimiento y el dolor manteniéndola en un mundo de fantasía apartada de los males de la tierra. Pero su esencia -como su nombre- no corresponde a tanta luz y en el momento de ser bautizada el mal hace presencia con su profecía. Con el rito del bautizo se busca la purificación del alma a través del agua, simbolizando el retorno a la fuente primordial de manera que se pueda vivir libre de pecado. En un sentido, esta imagen indica la gran necesidad de protección de esta alma ingenua, y por otro marca la personalidad y la naturaleza acuática de Aurora: vivirá un proceso de disolución del ego –Solutio Alquímica- para re-emerger del sueño renovada.
El hada XIII, el principio oscuro, el Arcano XIII del Tarot hace su entrada con su profecía de muerte justo antes que el última hada protectora pueda expresar su don. La imagen de la bruja es rechazada por todos: así la muerte y todo lo que implique cambio y duelo en la vida. Todos pensaban que esta bruja había muerto o sido encantada en una Torre, pero aparece cuando menos la esperan. Es interesante ampliar el simbolismo de esta imagen: el hada XIII encerrada en la Torre.
La Torre, además de expresar la necesidad humana de estar en contacto con la divinidad es un lugar de encierro y de defensa. Creamos una Torre cuando necesitamos proteger algo, es la estructura que nos permite encerrar y contener todo aquello que consideramos indeseable, permaneciendo así aislado y olvidado. Probablemente exista la fantasía que lo indeseable pueda purificarse estando en un lugar más alto y en mayor contacto con el mundo divino y celestial. Pero el mal necesita de los hombres para poder expresarse, y al ser rechazado cobra más fuerza. Así estos contenidos dolorosos de la psique humana que han sido enviados a la Torre hacen su aparición cuando menos conciencia tenemos de su existencia y, al no estar preparados para recibirlos nos sorprenden con oscuros y vagos temores tambaleando las estructuras.
Sin embargo, el hada que aún no se había expresado puede cambiar – más no eliminar- la oscura profecía y ante la inevitabilidad del destino hace que este se exprese de forma menos dolorosa. Tal vez si sabemos escucharnos y presentir el dolor que se acerca podamos tener mayor aceptación de lo inevitable. Esta es nuestra protección.
Aurora, representando el alma, ante la necesidad de crecimiento y de probar nuevas experiencias, se ve sometida a pruebas: en soledad se adentra en territorios no explorados y entra en contacto con la vieja hilandera en una torre del castillo. Nuevamente la imagen de la Torre, ahora se enfrenta a la bruja y deberá probar su fortaleza ante el destino. Su ingenuidad y poca capacidad de discriminación ante las experiencias de la vida, (representado por la acción de hilar) la ponen en contacto con el primer dolor profundo ante el cual se desmaya. De alguna forma la Torre ha caído, El Yo ha perdido sus estructuras, la fragilidad se hace presente y la defensa ha sido insuficiente: Tanto movimiento psíquico no puede ser tolerado. Esta es la primera reacción humana ante el dolor: la negación del mismo, que en situaciones extremas puede anular la conciencia. Este pinchazo puede ser entendido como un llamado: La rueca es el símbolo de la Rueda de la Vida, los ciclos y los acontecimientos positivos y negativos. No podemos evitar que siga girando a pesar que no queramos verla o no tengamos conciencia de sus efectos. Ella está allí a pesar de nosotros y nos muestra todas las polaridades, hoy estamos arriba y mañana abajo, hoy en luz y mañana en sombra. De tal manera que al cumplirse un ciclo de extrema luminosidad nos coloca necesariamente en la polaridad oscura para hacernos despertar al mundo inconsciente. Por otro lado, el pinchazo es la aguja de la conciencia, la pérdida de la inocencia y la adquisición del conocimiento, la discriminación entre el bien y el mal y la consecuente responsabilidad sobre nuestras acciones. Ya no somos niños.
Suena paradójico: muchos estamos en estado de vigilia pero podemos pasar la vida dormidos, otros podemos dormir y a través del sueño acceder a mundos sutiles que nos conectan con verdades misteriosas y profunda; es entonces cuando nos sentimos más vivos que nunca. Otros podemos pasarnos la vida recibiendo pinchazos repetidamente.
Podemos preguntarnos que ocurre con Aurora durante esos 100 largos años hasta la llegada del príncipe. Sabemos que sus padres abandonan el castillo y este es rodeado por espinos: claro mensaje que el viaje del alma debe ser realizado en soledad y sin la interferencia de factores externos que distraigan del proceso. Sin embargo no sabemos qué ocurre con la princesa en este tiempo, no podemos conocer cómo es este proceso ya que es íntimo e individual. Pero tenemos la imagen Bautismal y la del Dormir, ambas relacionadas con la esencia acuática de Aurora. ¿Qué significa esto?
Ha entrado en un estado psíquico regresivo, simbiótico, indeterminado, caótico, nebuloso, donde se disuelven las fronteras del ego, hay un retorno a un estado primario, al útero, al inconsciente. En su aspecto creativo, se puede comparar este estado a la energía de La Sacerdotisa: el principio lunar pasivo que tiene como cualidad la espera, sabe aguardar el momento adecuado para cuando el destino se exprese, estar preparada. Durante los 100 años se mantiene conectada con el inconsciente colectivo, teniendo una comprensión profunda de los sueños y de las relaciones entre los acontecimientos. Es el silencio, la sabiduría por introspección, el secreto y la revelación. Pero este estado también tiene sus riesgos: quedar atrapada, disolverse y no poder re-emerger integrada, mantenerse fuera de la realidad, no despertar, no hacer conciencia o dudar constantemente de la experiencia numinosa, no creer que existe algo más grande que protege constantemente a pesar que todas las certezas hayan caído. Es el descubrimiento de la Fe.
Aurora debe estar atenta y expectante ante el principio protector que le envía imágenes para que sean procesadas y le sirvan de ayuda cuando despierte nuevamente.
Jung expresa claramente esta idea al afirmar que el hombre no puede limitarse a ver surgir las imágenes y sorprenderse ante ellas, debe comprenderlas porque de otro modo estaría condenado a vivir de forma incompleta. "Es grande la responsabilidad humana ante las imágenes del inconsciente"
Esto puede ser comparado (entre muchas interpretaciones posibles) al proceso de psicoterapia, o si se quiere de autoconocimiento. Una experiencia dolorosa, un período de crisis, (si no es negado y apartado del campo de la experiencia) es un llamado a buscar nuevos recursos en nosotros y nos invita a un viaje íntimo e individual en compañía de “otro” (terapeuta) quien nos guía en el proceso de crecimiento. El Yo del terapeuta sirve de estructura en el proceso de regresión, así como el athanor del alquimista contiene la masa amorfa de la prima materia.
Mientras Aurora aún duerme el principio masculino representado por el príncipe comienza su proceso de crecimiento dejando la casa paterna e inicia su recorrido a través del mundo. Decide emprender la búsqueda de la princesa a pesar de sus temores, pero, en conexión con su parte más ingenua (campesino) toma el riesgo e inicia el viaje del héroe para entrar en nuevos territorios y experiencias. Llega al bosque, que lo recibe permitiéndole la entrada fácilmente como si lo hubiera estado esperando, sin embargo sabe que una vez cruzado el límite no habrá vuelta atrás. Ya otros caballeros en la búsqueda de su alma gemela quedaron atrapados entre los espinos. Pero El Príncipe responde al Kairos: es el momento adecuado esperado por Aurora y por él buscado inconscientemente en su viaje de aventura.
Debe recorrer diversas moradas: llega al patio donde presiente la muerte, pero su sentido de discriminación le permite no dejarse avasallar y confundirse por las apariencias, no se deja dominar por el miedo y sabe que él también está siendo sometido a pruebas. Finalmente alcanza el lecho dorado donde se encuentra la princesa y, habiendo transcurrido el tiempo profetizado ella despierta, haciéndole entender que estaba lista para recibirlo. Este es el momento de La Coniuctio Alquimica, La Luna y El Sol, el Agua y el Fuego se encuentran integrando los opuestos, después que cada uno ha actuado según su esencia y cumplido con su destino personal.
Ahora juntos, los príncipes cenan y comparten la intimidad. No es el final del cuento, más bien el inicio de un trabajo en pareja (Magus y Soror Mistique) que implica separaciones continuas y encuentros a lo largo de dos años, así como la confrontación de ambos con la madre oscura, el principio femenino castrador. Este aspecto no vivido por Aurora de forma directa debe experimentarlo a través de la figura de la madre del príncipe, siendo un aspecto para ella cercano pero aún desconocido. La imagen de la Ogreza responde a la madre devoradora, quien para satisfacer su necesidad de control y poder es capaz de comerse a sus propias creaciones –como Saturno, como Medea-, sin embargo la presencia de un príncipe maduro e íntegro la vence, haciéndola blanco de su propia capacidad de destrucción.
Este mismo proceso ocurre a un nivel colectivo donde la extrema necesidad del hombre por responder a las exigencias sociales de belleza y éxito y la incapacidad para confrontarse con las propias limitaciones lo ha llevado a utilizar mecanismos psicológicos de negación colectiva, como por ejemplo el fenómeno New Age. Los principios y misterios esotéricos del mundo antiguo han sido y siguen siendo utilizados indiscriminada y masivamente con la fantasía maníaca que nos mantendremos invulnerables al dolor y sufrimiento. Un curso intensivo de fin de semana calmará todos nuestros pesares. Pociones, aromas, frases repetidas
mecánicamente y palabras tales como “cancelado” se llevarán a la bruja de vuelta a la Torre. La inmediatez domina a la psique y por consiguiente a nuestros actos; estamos despiertos centrados en el resultado sin detenernos a reflexionar sobre lo que hacemos y por lo tanto perdemos de vista el camino por recorrer. La extrema necesidad de espiritualidad se ha confundido. Estamos dormidos por dentro. Somos una sociedad durmiente. El principio de polaridad se hace presente a través de catástrofes naturales y guerras.
Considero que son el equivalente al pinchazo de la Rueca, nuevamente el llamado a tomar una pausa para estar con nosotros. Pareciera ser hora de tomar un descanso, dormir un poco por fuera y despertar por dentro. Buscar un espacio para nosotros mismos donde el trabajo personal contribuya a recuperarnos del caos colectivo.
Tal es el mensaje que nos trae Urano en Piscis.
Cortesia: Paola Bogetti
Agradecimiento: Grupo Mistico y en especial a Arty
Por: Laura Morandini