A lo largo de la ladera norte del Palatino, casi apareciendo sobre la Vía Sacra, cerca del Arco de Tito, los arqueólogos han sacado a la luz la casa natal de Augusto, la morada de su padre Octavio, donde en el año 63 a. C. nació el futuro primer emperador de Roma. Con ello concluye la undécima campaña de excavación arqueológica de la Universidad La Sapienza dirigida por la profesora Clementina Panella, y parece que se confirma la hipótesis que se avanzó, a través de una investigación, hace tres años: "Este año hemos encontrado al menos ocho habitaciones de esta espléndida 'domus' de época republicana al lado del valle del Foro romano", explica Clementina Panella. "Es la primera casa señorial de calidad, evidenciada por un mosaico excepcional con teselas blancas y negras, y combinado con un suelo polícromo diseñado con triángulos".
El detalle crucial es la proximidad a una zona sagrada. "Es la primera residencia que encontramos en el Palatino después de un santuario que habíamos identificado con las llamadas 'Curiae Veteres', un lugar sagrado que la tradición relaciona con Rémulo, es decir, con el punto que delimitaba el tercer vértice del legendario 'pomerium' diseñado por Rómulo en la fundación de la ciudad".
Las fuentes antiguas lo confirman: "Sabemos que Augusto nació 'in Curis Veteribus', es decir, en las Curias Viejas -advierte Panella-, y el descubrimiento de la casa natal de Augusto parece justificado por el hecho de que esta es la primera 'domus' que se encuentra después del santuario de las 'Cuariae' subiendo a la colina Palatina". Aquí Augusto habría vivido los tres primeros años de su vida, y luego cambiaría de domicilio: "Las fuentes dicen que, tres años después de su nacimiento, la familia se trasladó a las 'Carinae', la zona de la antigua Velia en los límites del Esquilino", dice Panella. "Posteriormente, a los dieciocho años, Augusto compró una casa en las 'Scalae Anulariae', cerca del Foro romano, y a los treinta y seis años adquirió la famosa y más conocida residencia que se halla en el Palatino".
Pero la casa natal de Augusto es sólo un elemento revelado en la historia arqueológica de este sitio, el cual será mostrado a la prensa el próximo viernes en una inspección a la que también asistirá el rector Luigi Frati. Sobre la domus de Augusto, de hecho, se ha encontrado la planta de un horreum (almacén) de la época de Adriano, el cual fue quemado en el año 193 d. C. para ser reconstruido, y posteriormente, en el siglo IV, fue transformado en una zona de placer. "El edificio es increíblemente rico en fuentes, pórticos, ninfeos y una sala con mesa de banquete", describe Panella. "La tradición topográfica lo asociaba a las Termas de Heliogábalo, pero ahora podemos identificarlo como la sede de un alto funcionario del emperador Majencio".
Del Arco de Tito al valle del Coliseo, con una diferencia de varios siglos, la colina del Palatino ha revelado también un asentamiento residencial de la Edad del Hierro: "Se trata de cabañas de finales del siglo IX a. C. a comienzos del siglo VIII a. C., un pequeño poblado que precedió a la fundación de Roma, acontecida en el año 753 a. C. Es un descubrimiento excepcional, ya que no se tenían noticias de asentamientos de cabañas hacia el valle del Coliseo", dice Panella. Han salido a la luz perfectamente los agujeros de los postes con restos de madera y paredes de barro y arcilla. Las excavaciones también han documentado las fases históricas del santuario de las Curiae Veteres, destruido por el fuego en el año 64 d. C. (tanto fue que dejó huellas de quemaduras en el suelo), y en el cual han sido reconocidas nuevas estancias que datan de la época Julio-Claudia. Y en este rincón del Palatino también se lee el final de la antigua ciudad, entre tumbas del siglo VI, un horno de cal del siglo X y un pozo medieval del siglo XII.
Fuente: terraeantiqvae