Nacido el 29 de septiembre de 1511 en Villanueva de Sijena, fue matemático, historiador, lingüista, teólogo, médico y astrólogo. Su mayor acierto fue el de matizar sobre la circulación pulmonar que, ya en el siglo XIII, el árabe IBN al-Nafis, entrevió en su obra ‘Comentario sobre Anatomía en el Canon de Avicenna’ y confirmó lo que Galeno siglos antes descubrió. Hoy en día podría haber sido Premio Nobel merecidamente.
Sus opiniones religiosas, su oposición a las convenciones médicas del momento y su enfrentamiento con Calvino en debates teológicos le granjearon la repulsa de toda la profesión médica de entonces. Con sus prolíficos 42 años fue quemado en “la hoguera de la ignorancia”.
Con tan solo 13 años, habiendo estudiado en Huesca y en el Monasterio de Montearagón, ya dominaba el latín, el griego y el hebreo. Con 16 su padre lo envía a Toulouse a estudiar Leyes. Durante varios años, bajo la protección de Carlos I gran conocedor y valorador de hombres, recorre Italia y luego Alemania. Con 20 edita ‘Trinitatis erroribus’ por lo que ya comienza a ser perseguido por los reformadores y católicos en Suiza y Alemania. Se ve obligado a huir y en la “lista de los más buscados” por la Inquisición del momento, Miguel Servet figura a la cabeza. Catalogado como fugitivo debido a la edición de su libro ‘Dialogorum de Trinitate’. Para su sustento trabaja de corrector de pruebas en imprenta y cuando ven su total dominio en idiomas y sus conocimientos, le encargan la publicación de la Geografía de Ptolomeo, por lo que ha sido considerado como fundador de la Etnografía y de la Geografía comparada. Demostrando su gran disposición para las Ciencias Biológicas, se va a París a estudiar Medicina. Para ganarse la vida hace de profesor de Matemáticas (entonces incluía también Geografía, Astronomía y Astrología) con gran éxito de público debido a sus notables conocimientos. En la Universidad de París publica su ‘Syroporum’ donde hace una total crítica de los métodos terapéuticos en uso. Traduce del griego ‘De medica materia de Dioscorides’.
Con 26 años predice el Eclipse de Marte por la Luna del 13 de febrero de 1538. Por la edición de su libro sobre Astrología, se le procesa en el Parlamento de París. Se ve obligado, por los peligros que le acechan, a huir nuevamente. Abre consulta médica en Loira y al cabo de tres años retorna a Lyon, donde sigue con su Medicina y se hace editor, publicando una versión española de la ‘Summa de Santo Tomás de Aquino’. Un año más tarde se traslada a Viena durante doce años en los que ejerce la Medicina y de forma “oculta” sus favoritos temas teológicos. Reedita la ‘Geografía de Ptolomeo’. en esos años reedita varios de sus libros y también publica tratados de Gramática con sus originales y críticos comentarios.
En 1545 le envía a Calvino su ‘Cristianismi Restitutio’ en el cual inserta el texto describiendo la circulación menor de la sangre, conocimiento debido a su práctica de la disección. Temas que vuelven a poner en pié de guerra a sus detractores. A los 41 años es denunciado a la Inquisición francesa y hecho prisionero, gracias a la continua presión de Calvino. En un principio consigue evadirse, gracias a la ayuda de algunos carceleros y autoridades. Recordemos que, durante varios años, fue elegido Prior Médico dedicándose de pleno a prestar servicio gratuito a los pobres. Así y todo es sentenciado por la Inquisición, condenándolo a muerte en la hoguera en Ginebra. Siendo quemado vivo la mañana del 27 de octubre de 1553.
Miguel Serveto Conesa nos ha dejado no sólo sus descubrimientos y su heterodoxia religiosa, también y sobre todo su ejemplo personal. Un gran estudioso y defensor de la figura de Servet, el Dr. Fernando Solsona, resume su legado universal en su libro biográfico ‘Miguel Servet’ (1988) en los siguientes términos: “Por su lealtad a sus convicciones, por su fidelidad a sus amigos (que no quiso nombrar, algo que habría disminuido en gran medida la dureza de los jueces), por la coherencia de su vida y sus obras, por la claridad de sus ideas, por la tenacidad y el heroísmo con que los defendió, representa un espejo y un ejemplo para todos los aragoneses”.
Voltaire, en uno de sus pensamientos, comentaba al respecto: ” Considero un abuso muy grave matar a los hombres por creer que están en el error (…) cuando todos sabemos que el más elegido se puede equivocar”.
Fuente: Carlos Bognadich