martes, 22 de noviembre de 2011

LA MAGIA DE ARBATEL III

TERCER
SEPTENARIO DE AFORISMOS

Aforismo XV.- Se llaman espíritus olímpicos los que habitan el firmamento y los
astros del firmamento. Su función es ejecutar el destino, administrar los acontecimientos
fatídicos tanto como place a Dios y como él lo permite, sin que ningún mal demonio,
ningún mal destino, pueda perjudicar al que está sentado a la sombra del Altísimo. Todo
espíritu olímpico enseña y cumple lo que presagia el astro que preside; pero sin embargo
no puede hacer pasar cosa alguna de potencia a acto sin permiso divino. En efecto, sólo
Dios le da este poder y esta acción. Todos los seres supracelestes, celestes, sublunares e
infernales obedecen a Dios creador:
Así pues esfuérzate en emprender todo lo que emprendas con la ayuda de Dios y
tus empresas alcanzarán el fin deseado y deseable. Así lo prueban la historia del mundo
entero y la experiencia cotidiana. El Señor ha dicho: «Paz a los hombres buena voluntad,
la guerra para los otros».
Aforismo XVI.- Siete son las potencias u oficios propios de los espíritus a quienes
Dios ha confiado la dirección de la máquina del mundo. Sus astros visiblesson Aratron,
Bethor, Phaleg, Och, Hagith, Ophiel, Pbul, en lengua olímpica. Cada uno tiene bajo sus
ordenes un numerosos ejército del firmamento.

ARATRON manda en 49 provincias visibles.
BETHOR manda en 42 provincias visibles.
PHALEG manda en 35 provincias visibles.
OCH manda en 28 provincias visibles.
HAGITH manda en 21 provincias visibles.
OPHIEL manda en 14 provincias visibles.
PHUL manda en 7 provincias visibles.

Lo que hace un total de 186 provincias en el Olimpo gobernadas por siete potencias que
estudia ampliamente la astronomía de la gracia. Es preciso indicar ahora de que manera
puede establecerse comunicación con estos principios y potencias. Aratron aparece el
sábado a primera hora y da respuestas netas sobre sus provincias y propiedades
provinciales. Igual para los otros a sus días y a sus horas. Cada uno preside 490 años. El
primer ciclo, el de Bethor, comenzó el año 60 antes de Jesucristo y ha durado hasta el año
430; Phaleg, desde el 430 hasta el 920; Och hasta 1410; y Hagith reinará hasta 1900.
Aforismo XVII.- Se invoca mágicamente a los siete primeros gobernadores en el
día y la hora que gobiernan visible e invisiblemente, por medio le los nombres y virtudes
que Dios les ha dado, presentando el carácter que confirmarán o trazarán ellos mismos.
El gobernador Aratron tiene en su poder las cosas naturales que produce, aquello
que le corresponde en el medio considerado, lo que la astronomía de la gracia atribuye a
las virtudes saturninas.
Lo que hace cómoda y gustosamente es:

1º. Poder cambiar instantáneamente todas las cosas en piedra, como una planta o
un animal, y darles la apariencia de la piedra misma.
2º. Cambiar los tesoros en carbón y los carbones en tesoros.
3º. Conceder espíritus familiares con un poder definido.
4º.Enseñar la Alquimia, la Magia y la Física.
5º. Conciliar para el hombre la amistad de los Pigmeos, hombres peludos.
6º. Hacer invisible.
7º. Hacer fecundo lo que es infecundo y conceder la longevidad.
Tiene a sus órdenes 49 reyes, 42 príncipes, 35 sátrapas, 28 duques, 21 ministros
que se mantienen de pie delante de él, 14 familias, 7 mensajeros y manda a 36.000
legiones de 490 unidades cada una.
Bethor gobierna lo que se atribuye a Júpiter; acude en cuanto se le invoca. Quien
es digno de trazar su carácter es elevado por él a las más altas dignidades y puesto en
posesión de sus tesoros. Concilia a los Sylfos que dan respuestas sinceras. Transporta las
cosas y las piedras preciosas de un lugar a otro y proporciona medicamentos de efectos
maravillosos. Da incluso espíritus familiares venidos del firmamento y, si Dios lo
permite, puede prolongar la vida hasta 700 años.
Tiene bajo su dirección a 42 reyes, 35 príncipes, 28 duques, 21 consejeros, 14
mensajeros, 7 embajadores y 29.000 legiones de espíritus.
Phaleg preside las cosas atribuidas a Marte, príncipe de la paz. Aquel a quien da
su carácter es elevado a las más altas dignidades en el arte de la guerra.
Och preside las cosas solares y da 600 años de vida con una salud robusta.
Distribuye la sabiduría suprema, envía espíritus hermosísimos, enseña la medicina y
transforma todas las cosas en un oro perfecto y en piedras preciosas; da oro y una bolsa
llena de oro. Aquel que haya sido juzgado digno de su carácter se hará adorar como un
Dios por los reyes del universo entero.
Tiene bajo su dependencia a 36.536 legiones. Él solo administra todas las cosas y
sus espíritus le obedecen por centurias.
Hagith gobierna las cosas de Venus; vuelve hermoso al que es digno de poseer su
carácter y lo orna con toda clase de nobleza. Cambia instantáneamente el cobre en oro y
el oro en cobre; procura espíritus que obedecen fielmente a sus amos.
Tiene legiones de 4.000 espíritus y a la cabeza de cada mil coloca Reyes en
épocas fijas.
Ofhiel es gobernador de las cosas de Mercurio:
Sus espíritus forman 100.000 legiones: da fácilmente espíritus familiares, enseña
todas las artes y quien es honrado con su carácter, puede cambiar instantáneamente la
plata viva en piedra filosofal.
Phul se complace en este carácter
Por la palabra y el acto cambia todos los metales en plata; gobierna las cosas
lunares, cura la hidropesía, da ondinas que sirven al hombre en forma corporal y visible:
hace vivir 300 años.
Preceptos muy generales de este arte secreto.

I.- Un gobernador cualquiera actúa siempre con todos sus espíritus, tanto de
manera natural y por ello siempre de igual forma, tanto a su buen parecer si Dios no lo
impide.
II.- Puede producir súbitamente en una materia no predispuesta, lo que
naturalmente exige un largo lapso de tiempo incluso en una materia predispuesta. Así por
ejemplo el príncipe solar Och prepara lentamente el oro en las montañas, lo fabrica en
menos tiempo por vía química y en un instante por vía mágica.
III.- El verdadero mago divino puede tener a su servicio, con un solo gesto de su
mano, los gobernadores del mundo y de todas las criaturas. Los gobernadores del mundo
le obedecen, acuden a su conjuro, ejecutan sus órdenes; pero sólo Dios es el autor de
estos milagros. Así fue como Josué paró el sol en los cielos.
A los magos de menor poder, les envían Espíritus que no les obedecen sino en
asuntos muy determinados. A los pseudomagos no los escuchan y les arrojan algunos
demonios para engañarlos y, por mandato de Dios, les hacen pasar peligros variados,
como testimonia Jeremías, respecto a los magos judíos, capítulo VI II.
IV.- En todos los elementos hay siete gobernantes con su ejército, que están
movidos de un mismo movimiento con el firmamento, y siempre los inferiores dependen
de los superiores, como enseña la Filosofía de la gracia.
V.- El que ha de ser un verdadero mago está destinado a la magia desde el vientre
de su madre; los otros, los que se ingenian por sí mismos para transformarse en magos,
son desgraciados. Aquí es la casión de decir con San Juan Bautista. Nadie puede recibir
por sí mismo lo que no le haya sido dado por Dios.
VI.- Todo carácter dado con un fin cualquiera por un espíritu, tiene su eficacia en
el objeto para el que ha sido dado y por un tiempo determinado. Es preciso pues servirse
de él en el día y hora en que lo ha concedido el espíritu planetario.
VII.- Dios es vivo y tu alma es viva. Conservarás el pacto que has concluido en
Dios con el espíritu y por la revelación, para que se cumplan todas las promesas del
Espíritu.

Aforismo XVIII.- Los nombres de los espíritus olímpicos han sido transmitidos de
diferentes maneras por los diversos autores. Pero son eficaces los transmitidos a cada uno
por el espíritu revelador visible o invisible, y según su predestinación. Por ello es por lo
que se les llama constelados, y su eficacia se transmite raramente más allá de los 40 años.
Lo más seguro para los principiantes en nuestra ciencia es pues operar sin los nombres y
por la única virtud de los Espíritus; y si uno de ellos ha sido predestinado a la magia, todo
el resto del arte estudiado vendrá a él por sí mismo y más allá de sus esperanzas.
«Pedir solamente para tener una fe constante» y Dios ordenará todo en tiempo
oportuno.
Aforismo XIX.- El Olimpo y sus habitantes se presentan por sí mismos a los
hombres en forma de espíritus y les prestan sus servicios, incluso si los hombres los
rehusan. ¡Cuánto más te serán concedidos si los pides!. Los espíritus del mal y los
espíritus destructores que vienen a un hombre, se llegan a él por el odio del diablo,
atraídos por los pecados de los hombres como una pena merecida. Que el que desee
conversar familiarmente con los espíritus se guarde pues de todo pecado mortal y que
pida firmemente protección al Altísimo; así burlará las asechanzas y los obstáculos del
Adversario. Más aún, Dios ordenará e impondrá a su enemigo la obligación de servir al
mago.
Aforismo XX.- Todo es posible para el quien cree y para quien quiere; todo es
imposible para quien duday para quien no quiere. Nada hay más contrario que la
movilidad de espíritu, la ligereza, la inconstancia, la futilidad, la embriaguez, la lujuria, la
desobediencia al Verbo de Dios.
Importa pues mucho el ser piadoso, probo, constante en las palabras y en los
actos, tener una fe firme en Dios, ser prudentes, no ser avaro de cosa otra alguna sino de
la sabiduría que es asunto sagrado y divino.
Aforismo XXI.- Cuando quieras evocar a un espíritu olímpico, mira la salida del
sol el día que corresponde al espíritu que deseas y, diciendo la oración siguiente, verás
cumplido tu voto:
«Dios todopoderoso, eterno, que has hecho la creación entera para tu honor y
gloria y para el servicio del hombre, yo te pido que me envíes al espíritu N.... de orden
solar que me comunique y me enseñe aquello sobre lo que le preguntaré, o para que me
de un remedio contra la hidropesía, etc. Y que ello sea, no por mi voluntad, sino por la
tuya, en el nombre de Jesucristo tu hijo único, Nuestro Señor. AMÉN».
Pero una vez pasada la hora, no fatigues al Espíritu a menos que sea un espíritu
familiar. «Puesto que has venido sin tumulto ni ruido, y puesto que has respondido a mi
demanda, doy gracias a Dios en nombre de quien has venido. Torna en paz a tus asuntos,
dispuesto a volver cuando te llame por tu nombre, tu número o tu virtud, ya que ello me
ha sido permitido por el Creador. AMÉN».
Eccles. Cap. V. «No te precipites con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir
palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo y tú sobre la tierra: Por tanto, tus
palabras son bien poca cosa: porque de la mucha ocupación viene el sueño».