Almirante Isoroku Yamamoto
El ataque japonés a Pearl Harbor
El 7 de diciembre de 1941, un ataque sorpresa efectuado por la aviación japonesa destruyó la escuadra norteamericana del Pacífico, en su base de Pearl Harbor. La facilidad con que logró el éxito hizo surgir una duda: ¿Roosevelt habría dejado deliberadamente el camino libre a los japoneses a fin de vender las reticencias de los norteamericanos a entrar en la guerra?
las 7:55 hora local, en la quietud de la mañana dominical, la gente se despierta lentamente en la base norteamericana de Pearl Harbor, situada en la isla de Oahu, en el corazón del archipiélago de Hawai. Repentinamente, un zumbido atronador rompe la calma y un diluvio de hierro y fuego cae del cielo: 183 aviones japoneses están bombardeando la base.
Una historia de arsénico
...El pánico reemplazaba la incredulidad y la sorpresa es total. Bajo las bombas y torpedos, los acorazados, cruceros y destructores de la flota norteamericana en el Pacífico, se incendian o zozobran. La aviación queda atrapada en tierra, impotente, mientras los hangares y los estanques estallan. A las 8:45, una segunda oleada formada por 170 atacantes toma el relevo.
...El balance es desastroso; 2403 muertos y 1178 heridos, 18 buques fuera de combate y 159 aviones destruidos. Con pérdidas muy pequeñas, Japón logra realizar exitosamente el ataque por sorpresa más formidable de todos los tiempos. Es un plan increíblemente audaz del almirante Isoroku Yamamoto, un ataque a 5500 kilómetros de Japón contra la base enemiga mejor protegida de todo el Pacífico; esta "locura" ha tenido un éxito total gracias a una minuciosa preparación de la aviación y de los servicios de inteligencia. Es verdad que la suerte ha jugado también un buen papel, al igual que la negligencia de los norteamericanos.
Sospechosas negligencias de militares norteamericanos
...En el lugar de los hechos, el general Short y el almirante Kimmel, advertidos de una posible ofensiva nipona, no piensan que Pearl Harbor pueda ser el blanco escogido. Por negligencia, abandonan la vigilancia por radar y no cambian ninguna de sus rutinas; la flota regresa a la base cada fin de semana, como de costumbre. Además, los dos hombres no congenian y no intercambian información.
...En Washington sucede algo similar. Se ha descifrado el código secreto de los japoneses y se sabe que preparan algo, pero los servicios de inteligencia no se coordinan entre sí, más bien tienen celos unos de otros y, sobre todo, no lograr separar lo verdadero de lo falso: los japoneses se han transformado en los maestros del arte de la desinformación.
...Finalmente, si bien las autoridades responsables norteamericanas no desconocen las políticas expansionistas de Japón, saben también de su debilidad económica y piensan que no tendrá la osadía de atacar directamente a los Estados Unidos. En el peor caso, si es que esta locura tentara a los japoneses, Filipinas sería seguramente el blanco amenazado y no Pearl Harbor. Por esta razón, aun cuando el general Marshall fue informado una hora y media antes de la operación, de que se preparaba un ataque inminente en contra de una base norteamericana, no previno en primer lugar a Pearl Harbor. Como todos los demás, no quiso creer en la increíble verdad.
...Tantas torpezas acumuladas despiertan pronto las sospechas y, terminada la guerra, algunos partidarios del aislacionismo acusan al presidente Roosevelt de haber utilizado a la escuadra de Pearl Harbor como un cebo para atraer un ataque japonés y forzar a su país a entran en la guerra. Y así nace la teoría de la duplicidad de Roosevelt. Los japoneses habrían caído en una trampa y la opinión pública norteamericana, reticente, habría sido enfrentada a un hecho consumado.
El mito de la provocación
...En realidad, Roosevelt ya se había comprometido deliberadamente con la guerra al suministrar ayuda a Gran Bretaña, aunque para él el frente europeo era prioritario y no tenía interés alguno en precipitar los hechos en el Pacífico. Sin ceder ante Japón, había buscado, hasta entonces, ganar tiempo. Por su lado, Japón había hecho lo mismo durante bastante tiempo, aunque tratando de avanzar a sus peones lo más lejos posible. El gobierno nipón había firmado un pacto tripartito con Alemania e Italia, porque vio ahí el medio para conseguir su política de conquistas territoriales en China y en el sudeste asiático; así, lo que buscaba era disuadir a los Estados Unidos a fin de que no se opusieran a sus intereses imperialistas. Sin embargo, cuando en julio de 1941 el ejército japonés ocupó el sur de Indochina, los norteamericanos reaccionaron inmediatamente cortándoles el aprovisionamiento de petróleo. Cada uno buscaba hacer ceder al adversario sin entrar en un conflicto abierto. Japón se da cuenta de que no puede lograr sus fines sin que Washington reaccione. Entonces decide precipitar los hechos, y se lanza en un conflicto que considera inevitable, empleando para ello el efecto sorpresa.
...Pearl Harbor fue un éxito táctico indiscutible. Pero,más allá de eso, al provocar al gigante norteamericano, el almirante Yamamoto selló, el final del conflicto mundial.
Otros ataques por sorpresa y provocaciones anteriores...
Ataque sorpresa.- Ya en febrero de 1904, el Japón imperialista rehúsa todo entendimiento con Rusia para compartir las zonas de influencia en el Extremo Oriente y envía a su flota a atacar por sorpresa, en medio de la noche, a la flota rusa fondeada en Port-Arthur. Los japoneses aseguran así su dominio en una guerra que termina pronto, en 1905, con la derrota de Rusia, que es humillada y pasa a ser el primer país colonizador vencido por una nación no occidental.
Pretexto.- En 1898, los Estados Unidos, al ver amenazados sus intereses en Cuba por los colonos españoles de la isla, toman como pretexto la explosión del acorazado Maine en la rada de La Habana para atacar a los españoles. La derrota de estos últimos provoca el fin del imperio colonial español, la independencia de Cuba y el progresivo aumento de la influencia de Estados Unidos en todo el contienente americano.
Provocación.- Para justificar la invasión de Polonia por el ejército alemán, los servicios especiales nazis organizan en forma minuciosa un incidente fronterizo el 31 de agosto de 1939. Hombres disfrazados con el uniforme polaco simulan atacar una estación de radio alemana en Gleiwitz para calificar enseguida la acción, con todo el peso de la propaganda hitleriana, como una provocación polaca que requiere un severo castigo.
Fuente: De los archivos personales del autor, Roger Ivan