martes, 26 de junio de 2012

La batalla de Myriokephalon



 El emperador Manuel I Comneno 




Antecedentes.


Tras la batalla de Mantzikert, (19 de Agosto de 1071) y después de un complejo proceso que ocupó alrededor de un siglo; la llanura central de Anatolia había cambiado sensiblemente su aspecto geográfico-económico-cultural. Los cultivos tradicionales habían casi desaparecido, en gran medida por la destrucción de la mayor parte de los antíguos sistemas de regadío; la población sedentaria se reducía viendose sustituída por importantes masas de turcos, organizados en tribus o clanes y dedicados al pastoreo. La estructura de vías, servicios y mercados estaba en decadencia. Pequeños núcleos de organización política (reinos o sultanatos) se asentaban en comarcas que tendían a ser unidades muy aisladas. Algunos poderes con centro y jerarquía propios habían desarrollado una verdadera fuerza, muy ajena, sino francamente hostil al imperio de Constantinopla.

Entre ellos destacaba el llamado  Sultanato de Ikoniom (Konya), en Frigia, (un "estado homogéneo y sólido" según Diehl, pag. 75), que ejercía cierta presión y amenaza sobre el área mediterránea y oriental del menguado Bizancio.

Consideraciones estratégicas.

Hacia la década de 1170, los principales rivales del imperio bizantino, (lo que en argot militar se denominan "enemigos naturales"), eran:

- Hacia occidente, el imperio alemán de Federico I; con el que chocaban intereses económicos y disputas geográficas sobre las provincias europeas
- Hacia oriente, el sultanato de Ikoniom liderado por Kilidj Arslan II; refugio de hordas saqueadoras y con evidente ansia de desarrollo y conquista a costa de Bizancio.

Una colaboración y alianza tácita se había establecido entre esos dos elementos, que hacía mella en Constantinopla y bloqueaba en gran medida su capacidad de reacción en uno y otro caso. El emperador Manuel I Comneno decidió romper uno de los brazos de ese eterno "cascanueces" que acechaba al imperio. Escogió el sultanato de Iconiom, tal vez, porque la situación parecía propicia. El nuevo emir de Alepo (Saladino) parecía tener más interés en debilitar a los turcos que su predecesor y podría ser un aliado ("el enemigo de mi enemigo..."). Los "germanos" no parecían tener por entonces capacidad real de iniciar alguna acción hostil en la frontera occidental. Se podía reunir un ejército apropiado para la acción, que debería incluir necesariamente un objetivo imprescindible: Tomar y destruir la ciudad-capital de Ikoniom.

A veces se especula con la posibilidad de que Manuel Comneno pretendiera llevar a cabo una "recuperación" de la llanura de Anatolia para el imperio.

Es dificil de aceptar y creer. Debía saber que para semejante labor no sería suficiente derrotar al sultanato; el cambio social descrito ya era demasiado importante como para "revisionarlo" de un golpe. Su verdadero interés era destruir, para siempre, la amenaza de Ikoniom. Después...ya se vería. 

En cualquier caso, tal hubiera sido una tarea de generaciones... manteniendo muy buena inteligencia y saber hacer en el circulo de gobierno bizantino..., algo en verdad dificil por entonces cuando la aristocracia y la "monotonía de genes" parecían imponerse...

Es seguro que Kilidj Arslan II, bien informado, intentó por todos los medios evitar el enfrentamiento y encontrar un compromiso. Manuel I Comneno (el emperador "caballero", así llamado entre los suyos por los modos y gustos "occidentales" que ostentaba) no aceptó ninguna componenda y, seguro de sus posibilidades, optó por la guerra.

Teatro de Operaciones.

Ikoniom se sitúa en una región llana hacia el sudoeste de Anatolia, cerrada por una importante cordillera hacia el Norte, Sur y Oeste. El camino más directo para llegar a la ciudad desde territorio bizantino era entonces el marcado por un dificil paso entre montañas (el temible Tzyvritzé) ante el cual permanecían las ruinas de un viejo castillo (Myriokephalon- miriada de cabezas-alturas ahora llamada Asar Kalesi). Tiene unos 25 km de longitud y se inicia por un estrecho desfiladero al que siguen secciones muy sinuosas, irregulares, boscosas; mas o menos anchas-estrechas, a veces limitadas por vertiginosos precipicios antes de llegar a un espacio central amplio llanura elevada< de casi 6 km de anchura. Después, una segunda sección estrecha similar a la primera descrita continúa antes de terminar definitivamente el paso y abrirse a la región periférica de Ikoniom, que apenas se situaba ya a unos 50 km desde allí.

Día 17 de Septiembre de 1176

Desarrollo táctico, en tres partes:

Parte I
Manuel decidió dirigir su ejercito hacia MyrioKephalon. Había, al menos, otra alternativa la ciudad de Philomelion, (moderna Aksehir) pero eligió ésta, tal vez, porque conocía el terreno y le impelía un deseo de rápida victoria.

El ejercito turco parecía esperar al bizantino en la entrada del paso, lo cual era, en teoría la opción más juiciosa, dada su teórica inferioridad.

Muy de madrugada los dos ejércitos establecieron contacto visual. La vanguardia bizantina (sobre todo infantería) arremetió casi inesperadamente contra los turcos que aparentaban haber sido sorprendidos y emprendieron lo que parecía una alocada huída a través del paso. ¿Era una oportunidad de acabar todo pronto?

El ejercito bizantino siguió a su vanguardia sin tomar más precauciones.
Penetraron en tromba por el paso siguiendo un orden clásico "romano". En segundo escalón marchaban las compañías de Tágmata, detrás el "ala derecha", caballería bajo el mando de Balduíno de Jerusalem mercenarios< seguido por el "tren de logística y de asedio" cargados a tope y grandes animales de tiro incluidos. Después al "ala izquierda" , la guardia del emperador y por último la "retaguardia", con tropas escogidas dirigidas por el comandante más capaz, Andrónico Kontostephanos. Un estudio riguroso de fuentes y, sobre todo, el análisis del terreno permite afirmar que las tropas bizantinas, en total no superaban los 25.000 hombres. De los turcos es casi imposibles dar cifras, siquiera aproximadas.

Pronto las secciones perdieron contacto y el ejército estuvo estirado al máximo, sobre todo el "ala derecha" que intentaba no perder de vista a los que marchaban por delante ni tampoco el tren de logística que cada vez enlentecía más su camino en aquel espacio tan difícil.

Parte II

Parece evidente que importantes destacamentos turcos habían podido ocultarse entre árboles y barrancos o medias alturas, en los sectores más propicios de aquel primer tramo del paso.

En un momento dado cayeron como una marea furiosa sobre la desparramada "ala derecha" y el tren de logística. La carnicería fue grande. Balduíno mismo resultó muerto, los carros incendiados y animales yacentes bloquearon el camino. Al parecer una inesperada tormenta de arena que se desencadenó complicó aún más el panorama para los bizantinos que no eran capaces de entender bien qué es lo que estaba ocurriendo.

Afirman que el emperador Manuel perdió la compostura y no fue capaz, durante algún tiempo, de tomar medida alguna. Sus mejores oficiales al final consiguieron que reaccionara, se organizaron compañías que en cerrada formación defensiva se fueron abriendo paso, limpiaron de enemigos el recorrido, empujaron fuera los bagajes y carros y permitieron que todas las tropas, al caer la tarde llegaran al espacio abierto "medianero" en el paso.

Allí la vanguardia y los tágmata les esperaban, en una posición fortificada en un tiempo record, porque intuían que atrás habían ocurrido problemas serios.

Durante toda la noche los bizantinos hubieron de repeler ataques feroces de jinetes turcos cuyos alaridos retumbaban entre las "mil" rocas o picos del paso.


Parte III

Al día siguiente, Manuel y sus oficiales pudieron valorar la situación. El ejército combatiente no había sufrido pérdidas decisivas, seguía siendo muy superior al turco; pero habían desaparecido los elementos de logística (no quedaba forraje, alimentos ni agua) y, sobre todo, los artefactos y materiales imprescindibles para el asedio a Ikoniom cuya construcción no podía improvisarse.

Procedía, ahora sí, llegar a un acuerdo con Kilidj Arslan. Se aceptó mantener el Statu Quo y el ejercito bizantino pudo regresar a su país sin mayores contratiempos. ("La retirada al día siguiente le permitió ver a Manuel, a cada paso, el sangriento recuerdo de la batalla, máquinas de guerra volcadas, caballos con el vientre abierto, cadáveres por millares", Diehl, pag.76)

Consecuencias.


Myriokephalon significó un enorme fracaso táctico y la pérdida de una buena oportunidad estratégica, tal vez, la última que se le dió al Imperio Bizantino. No volvió a intentarse, nunca más, otra campaña como aquella (condiciones, medios y objetivos).

En occidente, Federico I pudo ufanarse y humillar "literariamente" al emperador Manuel, según una carta que se conserva: "exigía a Manuel que, como rey griego, le tributase la sumisión debida" (Ostrogorski, pag. 386). Mayor insulto para un genuíno emperador romano no cabía. Es muy probable que el acontecimiento alterara, y mucho, la psique del "caballero", ("dicen que a partir de ese día, no se le vió nunca más reir", Diehl, pag 76). Manuel Comneno murió el 24 de Septiembre de 1180. Kilidj Aslan II le sobrevivió, hasta 1193.

Las principales fuentes: 

Nicetas CONIATES (Nicetae Choniatae
Historia, ed. J.A. Van Dieten, 2 vols. Berlin-New York, 1975. pags 176-182)
Juan KINNAMOS (Epitomê Kinnamos, ed. A. Meineke,
Bonn 1836. Ver pag. 56)


Entre los artículos modernos destacamos:

LILIE, R. J.: "Die Schlacht von Myriokephalon (1176): Auswirkungen auf das
byzantinische Reich im ausgehenden 12. Jahrhunert", Revue des Études
Byzantines, 35 (1977) pags: 257-275

McGRATH, S.: Good Strategy, poor tactics, defeat. XII (Myriokephalon, 1176),
U.S. Military West Point Academy Text, 1991


Otros textos citados:

DIEHL, Charles: L'Europe Orientale de 1081 a 1453, París: Presses
Univertsaires de France, 1945
OSTROGORSKI, George: Historia del Estado Bizantino, Barcelona: EDAF, 1981
(Reimpr.)


Autor del artículo:

Artículo de Francisco aguado para ImperioBizantino.