jueves, 5 de enero de 2012

EL SISTEMA SOLAR - LAS CADENAS PLANETARIAS - William Frederick Allan









EL SISTEMA SOLAR
El Sistema Solar en su conjunto puede considerarse como un cuerpo del Logos. Cada plano de él, desde el físico más bajo al espiritual más elevado, está energizado y animado por esta viday consciencia, tal como el cuerpo humano por la vida y la consciencia humanas. LasMpropiedades de la materia en cada plano están proyectadas y desarrolladas por El en Su aspecto de Tercer Logos, la vida de todo plano y Reino, incluida la vida elemental invisible, deriva directamente de El como Segundo Logos, y toda forma de autoconsciencia se origina en El como Primer Logos.

De El como el Padre único de todo emanan Siete grandes Seres, llamados Arcángeles o Logoi Planetarios, inferiores únicamente a El mismo, pero superiores a todos los otros seres dentro del Sistema Solar. Cada uno de ellos preside una séptima parte de todo el sistema y es la cabeza suprema de uno de los siete esquemas de evolución. Estos siete Seres son los verdaderos "Siete Gobernantes", y no los globos a los que con frecuencia nos referimos en el plano físico. Son poderosas inteligencias espirituales que derivan su energía, vida y
consciencia de la gran y central Vida Una de todo, el Logos Solar, manifestando cada una de ellas un modo diferente de ello según la clase de obra que tengan que realizar, el tipo de evolución sobre la cual tienen que presidir.

Cada uno de los siete Logoi planetarios tienen a su cargo miles de millones de almas en todos los estadios de desarrollo, algunas todavía en el estadio elemental, mineral, vegetal o animal, algunas humanas como nosotros mismos, y otras almas más allá de lo humano. Son la fuente primaria, bajo el Logos Solar, de los siete Principios del hombre, que actúan a través de los doce Ordenes Creativos menores representados por los signos espirituales (distintos de los físicos) del Zodíaco, y colectivamente representan el Mundo septenario. Son los verdaderos Creadores del universo septenario y operan de acuerdo con el diseño bosquejado por la
sabiduría del Logos Solar trino y uno, cuyos siete rayos creativos, poderes o centros son ellos realmente, y a uno u otro de los siete pertenece espiritualmente toda alma de la Tierra.

Existiendo ellos mismos en elevadas regiones espirituales, vigilan la formación y evolución de cada globo visible e invisible dentro del Sistema Solar. Dentro de cada uno de sus siete dominios hay multitudes de Inteligencias menores que obedecen a su voluntad, elaborando planos, globos y los diversos reinos de la Naturaleza, suministrando la inteligencia que subyace a las llamadas Leyes de la Naturaleza y guiando las corrientes de influencia que pasan de cada planeta a todos los demás. Se han dado varios nombres a estas huestes subordinadas que trabajan en la administración de las Leyes de la Naturaleza, se les ha denominado dioses, ángeles o elementales o espíritus de la Naturaleza, según su estadio de evolución y el plano o estado en que están operando. En otros tiempos en que los dioses andaban con los hombres, eran conocidos y su función en la Naturaleza era cabalmente comprendida, pero ahora ya no se les reconoce y han sido olvidados por la mayoría, salvo por los pocos que saben el papel que desempeñan en las obras de la Naturaleza.

LAS CADENAS PLANETARIAS
Cada Logos Planetario preside un esquema distinto de evolución que se realiza en siete globos diferentes que existen en los tres planos inferiores del Sistema Solar, como en la ilustración de la página siguiente. Este grupo de siete globos recibe el nombre de Cadena, y hay siete de tales cadenas dentro del Sistema Solar y a una o a otra de ellas pertenece cada uno de los planetas visibles. En el caso de nuestra Tierra, hay los globos A y G en el Plano mental y los globos B y F en el Plano Astral, y estos cuatro, por consiguiente, son invisibles a la vista física ordinaria. Pero el globo C es el planeta Marte, el globo D es nuestra Tierra y el globo F es el planeta Mercurio, de suerte que tres de los siete son planetas físicos visibles y los otros cuatro son invisibles. Hay solamente otra Cadena septenaria que también tiene tres planetas físicos, a saber, la Cadena de Neptuno, porque hay dos planetas físicos existentes más allá de Neptuno que pertenecen a su Cadena. Y este hecho indica que las evoluciones representadas por la Tierra y Neptuno se encuentran, espiritualmente, en el mismo estadio de evolución, a saber, el cuarto estadio o manvantara, porque solamente en este estadio hay tres planetas físicos en una Cadena. La primera y séptima encarnación de cualquier Cadena no tiene ningún planeta inferior al mental, en la segunda y sexta el planeta inferior de la Cadena es astral, en la tercera
y quinta es físico, en la cuarta son físicos tres planetas.

Los siete Logoi planetarios están representados en el plano físico por los planetas Vulcano, Venus, la Tierra, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Cada uno de éstos es el globo en una cadena septenaria, de suerte que, aunque la Tierra y Neptuno se encuentran en el mismo estadio de evolución, pertenecen a tipos completamente diferentes. El Sol, el octavo, es el gran Padre de los siete Padres, porque cada uno de estos siete Logoi Planetarios es el "Padre celestial" de aquellas almas que pertenecen a Su tipo de evolución espiritual.

Nuestro Sistema Solar es un Todo consciente, vivo y orgánico, y hay millones de tales sistemas, algunos más pequeños, algunos enormemente mayores, dentro del universo total.

Recibe un tipo particular de vida y consciencia a través del Logos Solar, que se halla en unión consciente con el vasto universo más allá, recibiendo vida de él y devolviéndole vida, tal como cada planeta envía y recibe dentro del sistema. Esta vida recibida de fuera puede compararse a un rayo de luz blanca, una y uniforme en sí misma pero que inmediatamente se descompone en tres bases fundamentales de color correspondientes a los tres aspectos o Personas del Logos Solar, y que entonces se analizan en los siete colores del espectro,
correspondientes a los siete Logoi Planetarios, cada uno de los cuales recibe del Logos Solar un tipo diferente de vida y consciencia que resulta de esta descomposición y análisis.