Si uno piensa en tumbas, faraones y tesoros lo primero que suele venir a nuestra memoria son esas imágenes de aventuras, misterios y maldiciones con las que el cine ha retratado tradicionalmente la historia del Antiguo Egipto.
Sea en parte por eso, o porque sigue impresionándonos la riqueza de esta cultura, con su gran mitología de la muerte, lo cierto es que entrar en una cámara sepulcral con 3.500 años de antigüedad tiene algo de mágico, aunque para sentirlo tengas que descender por una complicada escalera 12 metros bajo tierra.También es verdad que tiene ese punto de aventura.
Emoción ante cada hallazgo.
Viendo la pasión con la que trabaja en la necrópolis de Tebas el equipo de arqueólogos españoles dirigido por José Manuel Galán es fácil entender su emoción ante cualquier hallazgo.
Un pequeño trozo de cerámica puede terminar marcando el camino para descubrir una nueva tumba con un gran tesoro, o con una interesante historia. Todo ayuda a comprender mejor la vida y las costumbres de un pueblo del que estamos muy alejados en el tiempo, pero con el que tenemos muchas más cosas en común de las que podríamos imaginar.
Pero hay algo que quizá no han reflejado bien las películas, porque lejos de ser Indiana Jones, los arqueólogos son sobre todo científicos con muchas horas de estudio e infinitas dosis de paciencia.
Catalogar miles de pequeñas piezas, encontradas en sitios distintos, o incluso en diferentes años, y ser capaces de recomponer un relieve, una vasija o como aquí un pizarrín de escriba con el primer dibujo frontal de un faraón, es un lento trabajo que requiere muchas horas de dedicación.
José Manuel Galán y su equipo llevan 10 años excavando en la colina de Dra Abu el Naga. Esta semana volvían satisfechos tras terminar su undécima campaña.
Descubriendo la necrópolis de Tebas
Informe Semanal, que comenzó a seguir su trabajo en el 2003, ha querido volver este año para conocer sus progresos; lo que comenzó como un pequeño proyecto para estudiar dos tumbas ha terminado por convertirse en el descubrimiento de toda una necrópolis.
En el reportaje que hemos preparado se pueden ver sus hallazgos más importantes: el sarcófago de la dama blanca, la cámara llena de momias de ibis y halcones y conocer las historias de Iquer el arquero, o de Djehuty, el personaje que da nombre a este proyecto y que dejó escrito en su tumba que no quería morir. Sus enemigos borraron su cara para destruir su memoria.
Fuente : Reseña: Roberto Cerracin - AE