viernes, 30 de marzo de 2012

DE LA RENOVACIÓN Y DE LA RESTAURACIÓN - PARACELSO - I







En este texto, Paracelso explica primero que la Restauración y la Renovación operadas sobre un metal (que se regenera a partir de sus minerales o a partir de sus óxidos) no tienen nada común con la Renovación y la Restauración que puede efectuarse en el cuerpo del Hombre.

Porque, si de una parte la regeneración de los metales los devuelve su origen, y si por otra parte, el tratamiento alquímico por los tres principios (Sal, Azufre, Mercurio) los hace perfectos e indestructibles, para el Hombre no sabría ser cuestión de volver a su punto de origen, ni de acceder a inmortal perfección. La Restauración y la Renovación en cuerpo del Hombre deben pues entenderse de otro modo que en laboratorio.

Aquí Paracelso, pionero del vitalismo e inspirador de Harnero Helmont, invoca a la vez el Espíritu de vida Spiritus vitae y el Humor radical y es su principio activo, precisando que no son a ellos quienes producen la Renovación y la Restauración pero sus emanaciones (decimos hoy su metabolismo).

La Renovación y la Restauración son adquiridas no por un fortalecimiento del Humor radical pero por una transformación de las reservas de la materia corporal.

Utilizando el método analógico que sirvió tanto antes de los rigores del racionalismo, compara este problema con la situación de un árbol, cuyo humor radical es la reserva de savia contenida en el tronco, mientras que la Renovación y la Restauración, cada año, consiste en la producción de las flores, las hojas y los frutos.

Bajo un aspecto más detallado, la Renovación y la Restauración pasan por la mediación de los cuatro humores (heredadas de Hipócrates y de la Antigüedad) y cuatro Elementos con sus cuatro componentes acoplados: calor y frío - humedad y sequedad. De ahí resultan cuatro constituciones (diremos más tarde "temperamentos"), que son unas propiedades nativas a través de las cuales se ejercitan el Humor radical y el Spiritus vitae, y no lo inverso.

A partir de allí, muestra que la Renovación y la Restauración no se refieren en los órganos del cuerpo propiamente dichos, sino sobre afecciones patológicas famosas en aquella época incurables, tales como la lepra, la epilepsia, la locura, el carbón y diferentes formas de gota deformadora.

En el caso de la lepra, por ejemplo, la Renovación y la Restauración tienen un efecto tan poderoso como cazan también otras enfermedades que lo acompañan.

En todos estos fenómenos, es el elemento DIFUNTO que opera(obra), como una emanación de Spiritus vitae, " tales las fuerzas animadas de una ortiga ", dice, y más lejos: " la Renovación y la Restauración son unas igniciones de la Naturaleza, nacidas de una fuerza que no podemos representar " y esto de allí toda lógica ya que " el Fuego es el gran purificador de la Naturaleza ". Pero se trata en este caso de un fuego que no es de llama, sino de un "esencial" difunto e invisible que actúa dentro del cuerpo (que apelamos hoy "calor").

Pero no basta con hablar de eso, hay que también tratar.

Después de una devolución en Archidoxes, si inscribe la lista de toda una serie de productos limpios vegetales y minerales que efectúan la Renovación y la Restauración, a condición de ser traídos al estado de magisterio o de quintaesencia. El más noble y más poderoso de ellos, después del Antimonio, es " EL ORO POTABLE " que nombra también OLEUM AURI.

Estas preparaciones magistrales nos traen, retroactivamente, a la noción de PRIMUM ENS (siempre expresado en latino), que se puede traducir por " primera Esencia ", " primera Entidad ", o mejor todavía " PRIMERO SER " (el latino y griego - como el inglés - usando del participio presente, allí dónde empleamos más bien el infinitivo substantivé), sobre el cual Paracelso se extiende mucho en la segunda parte del Tratado.

Podemos interrogarnos lo que pensaba por esto " Primero Ser " metales, unos minerales y hasta otras sustancias. Las propiedades que le atribuye indicarían que este " Primero Ser " era lo que hay permanente y de inmutable - es decir de "esencial", en sentido propio - en el elemento en cuestión, algo que sea la prefiguración del concepto actual atómico y molecular.

Sin embargo con una diferencia enorme: los cuerpos simples de la química son poco activos en general en su estado natural, mientras que los " primeros seres " de Paracelso son altamente activos, purificadores, incluso transmutatorios.

Así como todo mismo aquel de lo que Paracelso habla ha probado y ha tratado (basta con leer el Primero y el Segundo Manuel que se encuentran en el fin de las obras completas en la edición Huser de 1605, para convencérselo) esto significaría que la alquimia conocía estados y propiedades de la materia que la ciencia moderna todavía no reencontró. Hay un "secreto", en todo caso, que parece quedado inviolado, por lo menos en los bienes del dominio público, es el de la SAL CIRCULADO con cual Paracelso hacía todas sus extracciones.

Max LÉGLISE