jueves, 5 de julio de 2012

¿Qué es la Ciencia Iniciática?








Una escuela iniciática nos enseña el sentido de nuestra vida terrestre (Pensamiento del 10 de agosto de 2003)

Si hemos bajado a la Tierra es, en primer lugar, para cumplir. Después debemos comprender la situación en la que nos encontramos actualmente. Y, por último, debemos trabajar para perfeccionarnos en todos los ámbitos. La mayoría de los humanos no conoce la razón de su vida en la Tierra, e incluso se preguntan qué hacen en ella y, mientras esperan para marcharse de nuevo, se contentan con comer, beber, dormir, divertirse, pelearse… Pero para el discípulo de la Ciencia iniciática, todo está claro: sabe que debe reparar los errores cometidos en su vida. Luego, intenta comprender por qué está en tal país, en tal familia, por qué posee tales facultades o tales lagunas y lo que se espera de él. Por último, se esfuerza en desarrollar todas las semillas de las cualidades y virtudes que el Creador ha puesto en él desde la eternidad. Por eso es tan indispensable una Escuela iniciática, porque no hay nada por encima de la luz que aporta al discípulo sobre el sentido de su vida terrestre.


El objetivo de la Iniciación (Extracto de las Obras completas – Tomo 30)

… No por leer libros iniciáticos llegaréis a ser Iniciados. La iniciación es un trabajo ininterrumpido de organización, de purificación, de control. Por eso, lo que ocurre actualmente, este interés que se observa cada vez más por las obras de ocultismo, no responde en realidad, a la necesidad de una verdadera espiritualidad, sino al deseo de sumergirse en un terreno desconocido, misterioso, prohibido. Además, se ven los resultados: estos libros no hacen que la gente sea más sensata, más equilibrada, más pura; al contrario, liberan en las personas fuerzas oscuras, trastornan sus ideas, las hacen víctimas de entidades inferiores que sólo buscan dañar a los humanos…

… El objetivo de la iniciación es, en primer lugar, despertar la consciencia del discípulo a la existencia del mundo superior, y después trabajar para hacer de su cuerpo una morada para la Divinidad. Y esto es precisamente lo que hacemos en la Escuela Divina: despertamos nuestra consciencia al mundo divino y construimos nuestro templo con los materiales más puros para atraer al Espíritu Santo, con el fin de que haga de nosotros su morada. Este templo es el cuerpo de gloria, del que os hablé al explicaros cómo atraer las partículas celestiales que deben contribuir a su edificación.


El objetivo de la Iniciación  (Pensamiento del 2 de julio de 2003)

Se ha hablado y se ha escrito mucho sobre las iniciaciones, pues a lo largo del tiempo y en diferentes lugares de la Tierra éstas han adoptado formas muy diversas. En realidad, todas las iniciaciones, las del pasado y las de hoy, y sea cual sea el lugar, tienen sólo un objetivo: realizar la unión del espíritu y de la materia. Sí, un solo fin: la unión, la fusión del espíritu y de la materia, del hombre y de su Creador. Y si para alcanzar este fin único las explicaciones, las presentaciones son tan variadas y múltiples, es porque los conocimientos necesarios para realizar esta fusión son infinitos. Todos los medios que el hombre posee, todos los conocimientos que adquiere continuamente, debe ponerlos al servicio de un solo fin: unirse a la Divinidad, fusionarse con la Causa primera. Mientras busque otra cosa, no hará más que errar por caminos sin salida.


¿Qué se busca en una Escuela iniciática? (Pensamiento del 6 de abril de 2003)

En el pasado, el que quería ser admitido en una Escuela así era sometido a ciertos exámenes que debían revelar sus cualidades mentales y psíquicas. Se le encerraba, por ejemplo, en una habitación después de haber puesto ante él una figura geométrica (círculo, cuadrado, triángulo…) y debía interpretarla. Se le dejaba allí con un poco de agua y de comida, y algunos días después se le pedía que expusiera el resultado de sus meditaciones. En función de la interpretación que hacía de la figura, se le aceptaba o no en la Escuela. Ahora, las Escuelas iniciáticas están abiertas a todos, lo que, por un lado, es algo bueno, pues cada uno a su nivel puede, si es sincero, encontrar por lo menos una verdad que le permitirá progresar. Pero aquellos que, empujados por la vanidad, la codicia, la sensualidad, el gusto por los poderes, buscan otra cosa que no sea el perfeccionamiento, corren, psíquicamente, los mayores peligros.

Fuente: FraternidadblancauniversalEspañola