Arcángel Miguel
Si estás de pie en el calor de un día de verano, y buscas en el cielo, puedes quedar deslumbrado por el resplandor de la luz, pero si miras fijamente en lo profundo del corazón de un bosque en llamas, tal vez puedas ver una figura resplandeciente que danza en el centro. Ese es Djinn, y su Reino queda en el corazón del Sol y de todos los Fuegos de la tierra, porque él es el Señor del Elemento Fuego, y reside bajo la jurisdicción del Arcángel Mikael, su Amo. Cuando se le pide protección a Mikael, se puede ver a Djinn fluctuando al lado de Él, ávido de cumplir Sus mandatos, como un magnífico genio de la lámpara. Juntos, estos Grandes Seres poderosos dirigen y controlan el movimiento del Fuego, y las fuerzas de la energía de vida alrededor de la tierra.
Quien ve a este Rey Omnipotente dice que se les aparece como una explosión de energía estallando en luz, la forma puntiaguda táctil, dotado con zarcillos de calor al rojo blanco y chispas de Fuego, una vibrante masa de llama viviente. Sus ojos de diamante brillan con la oscuridad de las ascuas de carbón, y su capa va del vibrante amarillo al rojo de la lava fundida cuando hace erupción desde adentro de la profundidad de los iracundos volcanes de la tierra.
Djin
Este Rey es imponente en magnitud, y tan incontenible y aterrador como una tormenta eléctrica pero, aunque parezca feroz, también puede ser tan gentil y confortante como la trémula luz de una vela en un cuarto oscuro, o el calor moderado de una lámpara en una noche invernal. Se dice que si nos atrevemos a captar su mirada, Djinn nos retendrá inmóviles y cautivos, suspendidos en su mirada fija, a medida que quema hasta llegar a los profundos deseos de nuestros corazones -deseos que laten en el centro de nuestro ser- y que cuando habla el crujido de las hogueras resuena en su voz.
Es por la fuerza del poder de Djinn que atrae a las diminutas chispas de luz -las Salamandras de su Reino- bajo su mandato. Luminosos y exigentes, llevan sus linternas dentro de sí mismos, llameantes y chispeantes, titilando y cayendo en forma de cascada mientras lo rodean, estallando con energía en su insistencia por entrar en acción.
Se dice
que, si cerramos nuestros ojos y nos concentramos en nuestra visión interna,
podríamos tener la suerte de ver a estos chispeantes seres elementales fluctuar
y caer en cascada como un reguero de estrellas luminosas puntiagudas, a medida
que se unen en móvil formación, haciendo la danza de la vida en los Fuegos de
nuestro corazón.
Fuente: Order of the White Lion - Traducido por Artemidoros