Una
cuestión que mucho preocupó a la mayoría de los comentaristas de Dante está
referida a las fuentes que conviene vincular con su concepción del descenso a
los Infiernos; y, aparentemente, es éste uno de los temas que revela en mayor
medida la incompetencia de los que estudiaron estas cuestiones dentro de un
marco absolutamente "profano". En efecto, existe ahí algo que es
imposible comprender sino por un determinado conocimiento de las fases de la
iniciación real; y esto es lo que procuraremos explicar.
Sin
duda, si Dante elige a Virgilio por guía de las dos primeras partes de su viaje
ello es principalmente por el recuerdo del canto VI de la Eneida, lo
cual es una opinión generalmente admitida; pero debemos añadir que esa elección
significa además el reconocimiento de un saber iniciático incuestionable en
Virgilio ya que no expresa sólo una ficción poética. No sin razón, fue muy
difundida durante la Edad Media la práctica de las sortes virgilianas;
y, si se intentó hacer un mago de Virgilio, fue por una deformación popular y
exotérica de una verdad profunda que sentían mejor quienes no sabían
expresarla, los que aproximaban su obra a los Libros sagrados, acaso sólo por
un uso adivinatorio de un interés muy relativo.
Por
otro lado, no es difícil comprobar que Virgilio mismo, en lo que hace a nuestra
cuestión, tuvo predecesores entre los griegos y cabe recordar el viaje de
Ulises al país de los cimerios, así como el descenso de Orfeo a los Infiernos.
¿La concordancia que se observa en todo esto no demuestra más que una serie de
aportes y de imitaciones sucesivas? La verdad es que existe una relación más
estrecha con los Misterios de la antigüedad, y que esos diversos relatos
poéticos o legendarios no son sino traducciones de una misma realidad; la rama
de oro que Eneas, conducido por la Sibila, va a coger en el bosque, ese mismo
bosque -selva selvaggia- donde Dante sitúa también el principio
de su poema, es la rama que llevaban los iniciados de Eleusis, y que aún
recuerda la acacia de la Masonería moderna, "prenda de resurrección y de
inmortalidad". Más aún: el Cristianismo mismo nos presenta también un
simbolismo similar: en la liturgia católica, la Semana Santa se inicia por la
fiesta de Ramos (1), la semana en cuyo transcurso se producirá la muerte de
Cristo y su descenso a los Infiernos, luego su resurrección muy pronto seguida
de su ascensión gloriosa; y precisamente en un lunes santo se inicia el relato
de Dante, como para indicar que se perdió en el bosque oscuro buscando la rama
misteriosa; allí encontrará a Virgilio. El viaje a través de los mundos se
prolonga hasta el domingo de Pascua, es decir hasta el día de la resurrección.
Por un lado, muerte y descenso a los Infiernos, por el otro, resurrección y
ascenso a los Cielos; son como dos fases inversas y complementarias, siendo la
primera la preparación necesaria de la segunda.
No sería dificultoso hallarla
en la descripción de la "Gran Obra" hermética. Y la misma cosa se
afirma claramente en todas las doctrinas tradicionales. Así, en el Islam, volvemos
a encontrarnos con el episodio del "viaje nocturno" de Mahoma, con su
similar descenso a las regiones infernales (isrâ), y la ascensión
posterior a los diversos paraísos o esferas celestiales (miraj); algunos
relatos de este "viaje nocturno" presentan notables semejanzas con el
poema de Dante, a un punto tal que han sido considerados una de las principales
fuentes de su inspiración. En un trabajo de Miguel Asín Palacios se demuestra
la existencia de múltiples relaciones, de fondo y de forma, entre la Divina
Comedia (sin mencionar algunos pasajes de la Vita Nuova y del Convito,
y el Kitab el-isrâ (Libro del Viaje Nocturno) y el Fotûhât
el-Mekkiyya (Revelaciones de la Meca) de Mohyiddin ibn Arabi, obras
escritas unos ochenta años antes de la Comedia. Concluye afirmando Asín
Palacios que esas analogías son más numerosas que la totalidad de las
establecidas por los comentaristas entre la obra de Dante y todas las demás
literaturas (2). He aquí algunos ejemplos: "En una adaptación de la
leyenda musulmana, un lobo y un león impiden el paso del peregrino, como la
pantera, el león y la loba hacen retroceder a Dante... Virgilio es enviado a
Dante y Gabriel a Mahoma por el Cielo; ambos, durante el viaje, satisfacen la curiosidad
del peregrino. En las dos leyendas se anuncia el Infierno mediante signos
idénticos: tumulto violento y confuso, ráfagas de fuego... La arquitectura del
Infierno dantesco está calcada de la que presenta el Infierno musulmán: ambas
son un gigantesco embudo formado por una serie de niveles, de grados o de
escalones circulares que descienden gradualmente hasta el fondo de la Tierra;
cada uno de ellos encierra una categoría de pecadores, cuya culpabilidad y pena
se agravan a medida que habitan un círculo más profundo.
Cada
nivel se subdivide a su vez en otros diferentes, relacionados con categorías
variadas de pecadores. Por último, ambos Infiernos están situados en la ciudad de Jerusalén... Con el fin de
purificarse a la salida del Infierno y poder así ascender al Paraíso, Dante se
somete a una triple ablución. La misma triple ablución purifica las almas en la
leyenda musulmana: antes de penetrar en el Cielo, las almas son sumergidas
sucesivamente en las aguas de tres ríos que fertilizan el jardín de Abraham...
La arquitectura de las esferas celestes a través de las cuales se cumple la
ascensión es idéntica en ambas leyendas: en los nueve cielos se ubican, según
los méritos respectivos, las almas bienaventuradas que finalmente se congregan
en la última esfera... Así como Beatriz desaparece ante san Bernardo para guiar
a Dante en las últimas etapas, así Gabriel abandona a Mahoma cerca del trono de
Dios hacia el cual es atraído por una guirnalda de luces... La apoteosis final
de los dos ascensos es la misma: ambos viajeros, elevados hasta la presencia de
Dios, nos describen al Mismo como un hogar de luz intensa, rodeado de nueve
círculos concéntricos formados por las apretadas filas de innumerables
espíritus angélicos que emiten rayos luminosos; una de las filas circulares más
próxima al hogar corresponde a los querubines. Cada círculo rodea al círculo
inmediatamente inferior, y todos ellos giran sin tregua alrededor del centro
divino... Los niveles infernales, los cielos astronómicos, los círculos de la
rosa mística, los coros angélicos que rodean el hogar de la luz divina, los
tres círculos que simbolizan la trinidad de las personas, están calcados
palabra por palabra por el poeta florentino de la obra de Mohyiddin ibn
Arabi" (3).
Tales coincidencias, hasta en los detalles extremadamente precisos, no
pueden ser accidentales, son múltiples las razones que nos conducen a sostener
que Dante se inspiró efectivamente, en buena medida, en los relatos de
Mohyiddin. El problema que se plantea consiste en saber cómo los conoció. Se
piensa entonces en Brunetto Latini como posible intermediario pues éste residió
en España. Esta hipótesis nos resulta poco satisfactoria. Mohyiddin nació en
Murcia, de allí su sobrenombre de El-Andalusí, pero no transcurrió toda
su vida en España muriendo en Damasco. Por otro lado, sus discípulos estuvieron
diseminados por todo el mundo musulmán, pero sobre todo en Siria y en Egipto;
finalmente, es poco probable que sus obras hayan sido conocidas desde entonces
en forma pública, puesto que incluso algunas de ellas nunca lo fueron ni
privadamente.
En
efecto, Mohyiddin no fue el "poeta místico" que imagina Asín
Palacios. Sucede que este autor ignora lo que es el llamado Es-Shaij
al-Akbar en el esoterismo musulmán, vale decir, el más grande de los
maestros espirituales, el Maestro por excelencia, de cuya doctrina de esencia
puramente metafísica derivan directamente varias de las principales Órdenes
iniciáticas del Islam, las de mayor jerarquía y las más cerradas. Ya hemos
indicado que tales organizaciones se relacionaron en el siglo XIII, es decir en
la época de Mohyiddin, con las Órdenes de Caballería y, según nuestra opinión,
ello explica la transmisión comprobada; si no hubiera sido así, si Dante
hubiera conocido a Mohyiddin mediante vías "profanas", ¿por qué no
citarlo así como lo hace con los filósofos exotéricos del Islam, Avicena y
Averroes? (4). Además, es un hecho admitido la existencia de influencias
musulmanas en los orígenes del Rosacrucismo y de ella son alusión los supuestos
viajes de Christian Rosenkreuz a Oriente. El origen real del Rosacrucismo, ya
lo hemos dicho, fue precisamente el
desarrollo de las Órdenes de Caballería y ellas son las que establecieron el
verdadero vínculo intelectual entre Oriente y Occidente durante la Edad Media.
Los
críticos occidentales modernos, que caracterizan al "viaje nocturno"
de Mahoma como una leyenda de ribetes más o menos poéticos, pretenden que la
misma leyenda no es específicamente islámica ni árabe sino que es originaria de
Irán; y esta pretensión deriva del relato de un viaje similar que se encuentra
en un libro de procedencia mazdea, el Ardá Viraf Nameh (5). Algunos estudiosos piensan que es preciso
remontarse mucho más lejos, hasta la India, en donde efectivamente se hallan
tanto en el Brahmanismo como en el Budismo, una multitud de descripciones
simbólicas de los diversos estados de la existencia bajo la forma de un
conjunto de Cielos y de Infiernos, organizado jerárquicamente. Incluso, algunos
llegan a suponer que Dante recibió una influencia directa de la India (6).
Según los estudiosos que estiman todo lo precedente como
"literatura", esta manera de considerar las cosas complica la
comprensión, incluso desde el punto de vista histórico; resulta difícil admitir
que Dante haya conocido algo de la India que no sea por intermedio de los
árabes. Según nuestro criterio, esas semejanzas no demuestran otra cosa más que
la unidad de la doctrina contenida en todas las tradiciones; y nada hay de
sorprendente en el hecho de hallar múltiples expresiones de las mismas
verdades, aunque sea preciso saber previamente -para no asombrarse- que son
verdades y no ficciones de mayor o menor arbitrariedad. Allí donde se observan
semejanzas de un orden general, el hecho no implica necesariamente la
existencia de una comunicación directa: ese parecido sólo derivaría de una
misma expresión de ideas similares, que es el caso correspondiente de Mohyiddin
y Dante. Es indudable y cierto que en Dante hallamos un acuerdo perfecto con
las teorías hindúes de los mundos y de los ciclos cósmicos, aunque sin estar
revestidas de la forma característica de la formulación hindú. Este acuerdo
existe sin duda en todos aquellos que tienen conciencia de las mismas verdades,
sea cual fuere la manera mediante la cual adquirieron el conocimiento.
NOTAS:
(1).
El nombre latino de esta fiesta es Dominica in Palmis; la palma y el
ramo no son evidentemente más que una sola y misma cosa, y la palma considerada
como emblema de los mártires posee igualmente la significación que aquí
indicamos. Insistimos en señalar también la denominación de "Pascua
florida", que expresa de una manera muy definida, aunque inconsciente en
los que la emplean hoy en día, la relación del simbolismo de esa fiesta con la
resurrección.
(2).
Miguel Asín Palacios, La Escatología musulmana en la Divina Comedia,
Madrid. 1919. Cfr. Blochet, Les sources orientales de la Divine Comédie,
Paris, 1901.
(3).
A. Cabaton, "La Divine Comédie et l'Islam", en la "Revue de
l'Histoire des Religions", 1920; este articulo con tiene un resumen del
trabajo de Asín Palacios.
(4). Inferno,
IV, 143-144.
(5).
Blochet, "Etudes sur l'histoire religieuse de l'Islam", en la
"Revue de l'Histoire des Religions", 1899.
(6).
Angelo de Gubernatis, "Dante et l'India", en el Giornale della
Società Asiatica italiana, vol. III, 1889. pág. 3-19; "Le type
indien de Lucifer chez Dante", en las Actes du X Congres des
Orientalistes. Cabaton, en el articulo citado anteriormente, señala que
"Ozanam ya había entrevisto una doble influencia islámica e india en la
obra de Dante (Essai sur la philosophie de Dante, págs. 198 y sigts.);
aunque es preciso aclarar que la obra de Ozanam, a pesar de la fama que la
acompaña, nos parece endeble y superficial.
Fuente: El esoterismo de Dante