domingo, 21 de abril de 2013

LA SOMBRA








Todo lo que hay en la creación existe en ti y todo lo que hay en tí también existe en la creación.
Todo lo bueno pero también todo lo malo, somos polares, tenemos todo, pero en general sólo vemos la parte de nosotros que queremos ver la que nos gusta o alimenta nuestro ego, y la otra no la reconocemos, la ponemos afuera, sólo la vemos en los otros. Cuando algo ajeno nos molesta en realidad es porque forma parte de nuestra “sombra” de la parte que no queremos ver de nosotros mismos, por Ej: yo soy ... activa, dinámica, tolerante, trabajadora, amante de los animales ...
Esto es un proceso de "identificación" que he hecho, esto es un proceso subjetivo del YO.

CARACTERÍSTICA

POLAR IDENTIFICACIÓN DESCARTE VALORACIÓN
(lo que es considerado en la cultura)
Actividad Activo Pasivo Productividad
Laboriosidad Trabajador Vago Rendimiento
Tolerancia Tolerante Intolerante Aceptación de diferencias
Espacio Interior Exterior Ubicación
Valoración Bueno Malo Subjetivo o cultural
Iluminación Luz Sombra (exterior) Claridad
Decisión Sí No Positivo
Lo que no nos gusta no desaparece, es también parte de nosotros, pero como no lo queremos, no lo deseamos pasa a formar parte de nuestro "negativo" de nuestra "sombra", de nuestro inconsciente.
Las personas creen que es posible librarse de parte de la realidad por el simple hecho de no reconocerse en ella.
Aquí el "no ver" es como el "no tener".
La sombra hace que todos los propósitos y los afanes del ser humano le reporten lo contrario de lo que el perseguía. Y cree que todas las causas de sus problemas están afuera de sí, (proyección) cuando uno rechaza en su interior un principio determinado cada vez que lo encuentre en el exterior desencadenará en él una angustia y/o repudio.
El mundo exterior está formado por los mismos principios arquetípicos que el mundo interior. "nosotros solo podemos conectar con aquello con lo que estamos en resonancia" (Ley de resonancia).
Los principios rechazados nos acometen ahora desde el exterior y los combatimos con el mismo encono que antes lo hacíamos en nuestro interior con lo que "nos ocupamos con especial intensidad de la parte de nuestra realidad que rechazamos" el entorno hace las veces de espejo pero nos muestra ambos aspectos de nuestro propio yo.
El que no se reconoce en el "espejo" cree que es un espejismo, una mentira, para entender que es "su " realidad, como en el sueño para entender que es sueño hay que despertarse, (insight).

Esta "sombra" ("en algunas culturas el adversario invisible") nos hace incompletos, hasta que no la incorporemos como propia nos falta todo lo que hay en ella, y esta "falta" nos hace enfermar.
Todos los héroes míticos han tenido que luchar contra monstruos, dragones y demonios y hasta contra el mismo infierno, para ser salvos y salvadores.
La Sombra
La sombra produce la enfermedad y el encararse con la propia sombra cura.

Esta es la clave de la comprensión de "salud- enfermedad", "enfermedad-curación". Un síntoma es siempre una parte de la sombra que se ha introducido en la materia es lo que le "falta" asumir a la persona. Es lo que le hace experimentar aquello que no ha querido experimentar conscientemente. Es lo que reintegra la plenitud al ser humano.
El síntoma completa al hombre es el sucedáneo físico de lo que le falta en el alma. Es el principio ausente que se hace material y visible en el cuerpo.
El síntoma nos ayuda a conocernos porque pone de manifiesto, elementos reprimidos que de otra forma no veríamos, porque están en la sombra. La persona vive de este modo engañándose, la sinceridad consigo mismo es la más dura prueba que un ser humano puede ponerse.
La enfermedad sincera a la gente, porque en la enfermedad se "es auténtico" la enfermedad “equilibra" porque ahí se deshincha el ego, se abandonan las pretensiones de poder, se destruyen muchas ilusiones, y se cuestiona la forma de vida.
Un síntoma no puede resolver el problema en el plano corporal, sino solo proporcionar el medio para realizar el aprendizaje. 
Quien no se engaña no sufre desengaños.
La enfermedad como camino
El enfermo no es víctima inocente de errores de la naturaleza en el medio ambiente o de los males de la civilización.
Desde el punto de vista metafísico los síntomas se revelan como manifestaciones físicas de conflictos psíquicos y su mensaje puede descubrir el problema de cada paciente.
El significado de un hecho se nos revela por la interpretación que le atribuimos. Cuando las personas dejan de interpretar los hechos que ocurren en el mundo y en el curso de su propio destino, su existencia se disipa en la incoherencia y el absurdo.
Así como en la calidad de la tela y los colores no reside el valor de una pintura, sino que estos son transmisores de una idea, de una imagen interior del artista. El lienzo y el color permiten la visualización de lo invisible y son por lo tanto expresión de un contenido metafísico.
El marco científico se limita al plano funcional y por ello impide que se manifieste el significado de la enfermedad. La enfermedad es un desequilibrio es la pérdida de la armonía. Esta pérdida se produce en la conciencia, y en el cuerpo solo se muestra, ya que éste es el vehículo de todos los procesos y cambios que se producen en la conciencia.
Cuando en el cuerpo de una persona se manifiesta un síntoma, este llama la atención interrumpiendo a veces bruscamente la continuidad de la vida diaria, un síntoma nos reclama la atención y dedicación de esta forma logra que estemos pendientes de él, o sea de nosotros mismos, a logrado su objetivo.
La medicina académica evita cuidadosamente la interpretación de los síntomas y con esto pierde el sentido de la señal, ya que ésta es la auténtica función del síntoma. Lo que se debe eliminar en realidad es la causa que provoca la pérdida de las fuerzas del alma.
Desde este punto de vista el síntoma no es un enemigo sino que se transforma en un aliado que puede ayudarle a encontrar lo que le falta y así curar la enfermedad.
La curación no es posible sin una expansión de la conciencia, que dé lugar a incorporar lo que falta, mi propósito no es combatir la enfermedad, sino servirnos de ella para conseguir ayudar al paciente.
Nuestra conciencia sólo puede apreciar el mundo en forma escindida, bipolar, en pares de opuestos bueno-malo, salud enfermedad, inspiración-expiración, pero la realidad es un todo y nosotros también. Lo polar no es el mundo sino el conocimiento que nuestra conciencia tiene de él.
El ritmo es el esquema básico de la vida , en la física también vemos que todos los fenómenos pueden reducirse a oscilaciones, si se destruye el ritmo se destruye la vida porque la vida es ritmo. Un polo para su existencia depende del otro polo, sin expiración no hay inhalación. Pero nosotros tenemos que dividir toda la unidad en dos polos a fin de poder contemplarlos aisladamente.
Para el observador superficial las polaridades se excluyen, si miramos con más atención veremos que las polaridades juntas forman la unidad, que para poder existir dependen una de otra:
Supraconsciente, (limitado, subjetivo) que no tiene acceso al resto de la conciencia.
Contiene, cosas que han sido subconsciente olvidadas, por el supraconsciente: premoniciones, sueños, intuiciones, visiones de inconsciente.
Inconsciente, ilimitado, objetivo (Jung: inconsciente colectivo).
A causa de este imperativo de dividir lo unitario en aspectos que luego hemos de contemplar sucesivamente con una conciencia bipolar la simultaneidad del ser se convierte en sucesión.
La única manera de escapar de la dicotomía, y del sufrimiento que genera es asumiéndolo, superando la polaridad al incorporar los dos polos y alcanzar la plenitud. (Extractado del Libro "La enfermedad como camino" de Thornwald Dethlefsen)
Namasté
Que la luz siempre esté en ti Cris Carbone
La sombra de Carl G Jungdet estamos en los demás lo que detestamos en nosotros

Cree el ladrón que todos son de su condición, dice el proverbio castellano.
Hay una proyección que es un mecanismo inconsciente de defensa del yo, es a lo que se refiere el proverbio. Ese tipo de proyección es negativa y anómala siempre, aunque nos sirva de algo a corto plazo.
Consiste en repudiar, negar, no ver los defectos propios y atribuirlos a los demás. Los rasgos de personalidad más indeseables no son detectados en nosotros mismos y son proyectados fuera. Somos ciegos para nuestras fealdades y las convertimos en sombras externas. Debemos estar muy alerta si con algo somos en extremo críticos, porque probablemente eso que tanto detestamos forme parte de nosotros y nos resulte insoportable. Tanto nos horroriza ese rasgo que sólo lo vemos en los demás y en nosotros podemos incluso convertirlo en lo contrario. Es la transformación en lo opuesto, otro mecanismo inconsciente del yo, ahora no sólo no vemos el defecto sino que detectamos la virtud contraria. Silvio Rodríguez, nos enseña psicología profunda cuando en una de sus canciones dice: "La tolerancia es la pasión de los inquisidores".

Pero hay también una proyección positiva, que no es anómala sino que constituye toda una necesidad básica para nosotros: el ser humano precisa proyectarse. Así lo hacemos cuando tenemos hijos y los educamos en nuestros valores; así lo hacemos también en cualquier proceso creativo, cuando el arquitecto diseña un edificio o cuando nosotros amueblamos nuestra casa; y también cuando plantamos un árbol, confiando en que crezca y nos sobreviva; y siempre que procuramos que algo nuestro salga de nosotros y se desarrolle fuera. Hay muchas maneras de proyectarse, la procreación es la forma más instintiva y biológica y la creación artística es la manera más sublime. A la misma necesidad de proyección obedece también este blog. El transcurrir de la vida nos va llenando de experiencias, es, decía mi amigo Pablo Población, como si nos fuera preñando y tuviéramos la necesidad de parir. De eso saben más las mujeres que los hombres. Y de amar, que es también proyección positiva, porque amar es la necesidad de salir de uno mismo.
Fuente:  Vladimir Frederic Lillo Mardones