jueves, 16 de mayo de 2013

EL NAHUAL DE CINCO PUNTAS - I









En el suroeste del Estado de Michoacán de Ocampo, en el occidente de Los Estados Unidos Mexicanos, cortados los yermos de esa cuenca por el serpentear de un caudaloso río, se desarrolló un linaje de perceptores, quienes en sus días de gloria, fueron los científicos y tecnólogos del mundo actual. Su decisión, a diferencia de nuestra civilización, fue la de conocer el origen de la materia. Así se adentraron en el conocimiento de la energía, creando las más variadas e intrincadas metodologías y técnicas para observar lo que hoy conocemos como energética. Refundidos en esa tierra árida e inhóspita, sus ojos se recrearon y solazaron en el conocimiento de la energía que extraños seres orgánicos les legaron grabado en cristales; conciencias que caminaron la tierra en sus albores con las más bizarras formas y funciones.

 Los perceptores a su vez, graficaron ese conocimiento en cuevas; un legado obligatorio para intentar ir en busca, no sólo de una libertad que simboliza la conservación eterna del poder estar consciente de, sino del poder ser el mismo consciente del poder. La historia de la humanidad está plagada de incógnitas y misterios. La humanidad misma es la primera y el más grande de todos. Llena de confusiones, de verdades ocultas, de repetidas falsedades, negociaciones positivas y positivismo negativo, hasta caer en una relatividad conceptual contradictoria entre el tiempo y el espacio… Nuestro. La humanidad no es lo maravillosa que se ha auto-creído. Engreída y pedante ha caminado por el sendero del dolor desgarrador, del llanto incontrolable y del vergonzoso placer del derramamiento de su propia sangre. Ha estado sometida desde su nacimiento a un constante intento de suicidio colectivo. Golpeada intensamente por la fuerza creadora-destructora en el continuo agónico del espacio-tiempo, cree en la esperanza de ser redimida y salvada por uno solo de sus elementos.


Todo cuanto existe está sujeto a un ritmo. Es la regla omnipresente con sus leyes inexorables que rigen nuestra existencia. Este relato siempre me pareció ser, el del yugo que nos gobierna. El que nos ata a todos los demás, pero también aquél que nos puede liberar.


Retrospectivamente, la humanidad no ha existido jamás. Unos instantes de supervivencia en el vasto océano de la eternidad nos han condenado a creernos el Todo, cuando en realidad somos únicamente la Nada. Pues además, existen otros. Las otras conciencias orgánicas que nos miran y conviven entre nosotros. Los que nos usan para su solaz, para incrementar su ánimo y para imbuirnos el caro placer del juego mortal. Biomáquinas programadas para buscar y encontrar. Búsqueda que hacemos por y para ellos en un infierno al que no pueden arribar. A la par, otras conciencias arrempujadas en inmóviles receptáculos inorgánicos nos han hecho despertar. Nos han imbuido con la rebeldía, nos han hecho creer en ellas dogmáticamente, pues esperan que el objeto de nuestra búsqueda les sea entregado a ellas. Entre esta lucha cósmica de conciencias móviles e inmóviles, de luz y de sombra, de proyecciones bivirtuales y de concretas realidades; el ojo taladrante de quien nos posee, nos mira. La infantil conciencia del hombre confía. Ha confiado en ellos y en ellas. Y con aquéllos y con aquéllas ha creado estructuras de adoración, de administración y de investigación. Encaje fijo que retiene la existencia del hombre alienando los flujos del Ser consciente que nos contiene. Esta acelerada revisión es la búsqueda retrospectiva del objeto del poder. Del poder existir en cada lugar del Ser que nos contiene y finalmente del poder para poder salir fuera de ese Ser. Las cuevas son los únicos y últimos vestigios que quedan de los perceptores. La apertura de algunos linajes mexicanos les ha colocado el mote de ―nahuales‖ tanto a sus líderes como a sus grupos. En este relato continuaremos nombrándolos igual, tanto al recipiente de ese conocimiento, como a la sapiencia misma. Aclarando únicamente, que ni es la brujería que en ella vieron los religiosos, ni tampoco es la hechizaría con la que se le observa hoy en día.


Al principiar la década de los ochentas, mientras hacía una investigación de campo para la elaboración de una tesis que para obtener el título de licenciatura en psicología me requería la universidad, por algunas señas dadas, encontré una cueva. Existía un reverente temor entre los nahuas de esa región por ese lugar. La información obtenida era que ahí iba a encontrar la conducta y el comportamiento que tuvo esa cultura hacía miles de años. Los datos encontrados desde el aspecto psicológico llenaron todas mis expectativas. Entre ellos discerní otros concatenados que correspondían al aspecto filosófico. Esta concatenación disciplinaria elevó aún más mi interés, ya que a la par, estudiaba la licenciatura en filosofía y letras, y esto me daba la oportunidad de comenzar mi tesis en esa otra vertiente académica.

 Este relato se compone de temas que han despertado el interés antropológico del público en general por conocer la visión del mundo que nuestros antepasados tenían. Principalmente, porque el punto egocéntrico de la cultura grecolatina nunca ha podido llenar los vacíos dejados por una idiosincrasia impuesta y manipulada con la satanización del acto reproductivo. El hombre fue creado con la necesidad de gobernarse y de gobernar su entorno. Es esta sensación de control lo que fija su atención y crea el universo donde existe. Por consiguiente, el control del control le fue concedido para perpetuar su especie y la conciencia del ―lugar‖ que ocupa, estructura y habita. Este poder le fue programado a través de un proceso que los nahuales y sus linajes llaman la regla. La regla del nahual de cinco puntas es el sustento de la nahualogía pentagonal, tercera parte de la percéptica. El conocimiento de la regla y del proceso que la compone es el don de la perpetuidad del consciente. Su práctica es la retrospección de la conciencia hacia cada inserción del punto de encaje en las grandes bandas de emanaciones. El resoñar cada ensueño que el cuerpo energético ha tenido. Significando que cada vez que se ha ensoñado se ha entrado a la segunda atención. En nuestro universo atencional conviven varias clases de conciencias, cuyos vehículos se forman de carbono, de silicio, de sus derivados y de compuestos análogos cuyas formas y funciones están en rangos oscilatorios diferentes a los del hombre.


La regla del nahual de cinco puntas que rige la perpetuidad de la conciencia total se racionaliza en conceptos, cuyas definiciones nos dan una idea general de la energía dura o fija. Pero que a fin de cuentas no dice nada, ya que las lógicas atencionales difieren tanto en su esencia como en el punto donde encaja la percepción, el cual es directo en proporción a la carga energética del perceptor. Es una comprensión silenciosa del misterioso funcionamiento de la conciencia. Más allá de la lógica contradictoria plana aristotélica y tomista de la negación mágica de la creación, que afirma la existencia dogmática de un creador cómodamente humanoide y organizado en el conocimiento de lo desconocido.

 La organización de la ignorancia no me explica nada, pero me salva el alma perdonando mis iniquidades.

 Cuanta comodidad ¿Verdad? Después, salida de esta contradicción de conceptuar a la magia como mentira y a Dios como verdad, actuando todo lo contrario; viene el mito y la leyenda multicultural del tiempo lineal. ¿Existe el hombre solitario, como conciencia, en el vasto y cuasiinfinito universo tridimensional? o ¿Existen otros como él? o lo que todavía es inconcebible para el egocentrismo humano ¿Existen otros distintos a él? Una y mil historias de intercomunicación permean el lado oscuro de la humanidad. Y de ser ciertas ¿A qué vendrán? La regla del nahual de cinco puntas es una exposición de tantas explicaciones donde todo lo confuso y discordante de la historia universal parece fundirse y aflorar y donde se funde y se hunde. Hablaba de Dios. Concepto que encierra lo que el hombre sabe que jamás conocerá. ¿Sabrá el hombre que ―eso‖ no es posible conocerlo? o ¿Sabrá a ciencia cierta que ―eso‖ está tan cerca, tan a su alcance que teme tocarlo? Terminar con los resguardos actuales traería cambios y transformaciones que nos harían concebir la primera atención de forma muy diferente. El hombre se ha resignado a nacer y a morir en una esfera local y ha renunciado al conocimiento del complejo universal. ¿Será esto el destino y la única misión del hombre? ¿Qué hemos escogido ser ante el insondable misterio de la muerte? ¿Una evolución sexual donde la muerte biológica garantiza la supervivencia? Fuerzas ajenas a nuestra abstracción biológica se tensan a nuestro alrededor. De común acuerdo con grupos sectarios de humanos experimentan la perspectiva biomolecular; otros silenciosamente nos permean esperando pacientemente el momento crucial y algunos más nos manipulan al practicar su intento y su voluntad. La percéptica o las tres nahualogías es la cuanta ciencia que estudia los cambios y transformaciones de la conciencia energética mediante el movimiento y desplazamiento del punto de encaje y sus transmutaciones resultantes entre la primera y la segunda atención. ¿Veremos alguna vez este concepto en un diccionario acompañado de su respectiva definición siendo aceptado por la ciencia ortodoxa?


…Para mover el punto de encaje es necesaria una voluntad impecable y ser un nahual. Lo moveremos tantas veces como sea posible. Después tendrás que recordarlo todo. Para esto deberás mover tu punto de encaje a voluntad, a cada sitio a donde fue movido circunstancialmente. Cuando lo hagas tendrás conciencia de la totalidad de ti mismo y entonces podrás entrar a la tercera atención…


Tepenque Altatl, uno de los guardianes del linaje del nahual de cinco puntas y por ende nahual él mismo, solía decir: En tus sueños el punto de encaje se mueve alejándote de esta realidad. Cada noche se mueve a incontables posiciones. Escoge un sueño –decía-, cualquiera puede servir. Intenta, cada vez que te vayas a dormir, volver a soñarlo. Cuando logres soñarlo una veintena de veces más, comienza a intentar resoñar otros sueños. Cuando resueñes todos tus sueños verás que estarás consciente de que eres realmente otro, y que ese otro al recordarse a sí mismo habrá aprendido a moverse en mundos distintos. Como puedes ver –terminaba diciendo-, para ser un perceptor no necesitas un maestro necesitas un sueño‖. El conocimiento grabado en porciones intermitentes de luz y oscuridad. La retrospección significa resoñar. Mover el punto de encaje para oír y percibir las bandas oscilatorias de nuestro devenir. A diferencia de otros linajes que buscan la tercera atención, este linaje busca la quinta atención. Para sobrevivir en la cuarta atención y para existir en la quinta atención se necesitan los recuerdos totales del águila misa. Los capullos somos conciencias orgánicas. El ensueño del águila se compone de una gran variedad de especies energéticas. En cuarenta y ocho grandes bandas de emanaciones existen estas variables. El objeto final de un águila es construir setenta y seis grandes bandas de emanaciones, donde sólo capullos existan. Una sola especie energética extendida y existiendo en ella. El cruce de linajes. La compatibilidad energética… ¿Existirá? ¿Es la integración de linajes en un todo, la tarea del que ensoñando, sueña con alcanzar la libertad de ensoñar eternamente? Durante algún tiempo consideré todo esto como parte del deseo fantástico de cada ser humano de ser algo especial. Sin embargo, estudios superiores en dos postgrados que estuve realizando, me hicieron cambiar de opinión y decidí transcribir los garabatos de las cuevas. La interpretación se ha apegado lo más estrictamente posible a su definición original, usando conceptos actuales de los diferentes fenómenos naturales y artificiales escanciados por el método científico. Aclarando que todavía en la actualidad no tenemos conceptos que definan mucho del conocimiento albergado en las cuevas.


… Por lo tanto, al llegar el punto de encaje al centro del capullo, alcanza a percibir su conformación energética total y sus posibilidades infinitas. Entonces se expande en las emanaciones de formas, pero todavía fuera del centro del capullo del águila, o sea, en la serpiente. Esta es la tercera atención, donde la absorción del conocimiento total del águila, engendra su igual, para ser repelido al concluir la permeación, hacia la quinta atención; el lugar donde moran las águilas… La tarea es agrupar las células que formarán al nuevo ser: Aura Ámbar. Es menester hacer hincapié en tres detalles: Primero, aclarar que después de varios intentos por estructurar esta relatoría, tuve que prescindir de los diálogos como esencia narrativa a cambio del uso exagerado de preposiciones, conjunciones y adverbios. Segundo, el uso de conceptos actuales no encaja a veces como debiera, debido a las diferentes maneras de ver el mundo de nuestra cultura contra la cultura percéptica. La traducción de ideologías, etologías e idiosincrasias dista mucho de la del lenguaje cotidiano. Tercero, encontrarán el uso aparentemente inadecuado de vocablos tecnocientíficos, los cuales proyectan pseudociencia. Una mayor claridad hubiese sido posible con un mejor manejo de mi parte de algunas ciencias exactas y naturales. Sin embargo, aún con esto, una traducción cultural entre ambas cosmogonías-cosmologías sólo sería posible si la comunicación interior individual y colectiva de la humanidad se desconectara para dar paso al diálogo interior del águila.

Fuente: Domingo Delgado Solórzano