Los cambios tecnológicos en la industria textil (nuevas máquinas) y en el campo (nuevos útiles y máquinas) produjeron un aumento considerable de la demanda de hierro en Gran Bretaña en el siglo XVIII.
La industria siderúrgica británica tenía, tradicionalmente, un grave problema que era la falta de combustible porque en las fundiciones se empleaba la madera y el carbón vegetal, materiales que escaseaban claramente en el siglo XVIII. El primer cambio revolucionario en la industria siderúrgica llegó con la utilización de una fuente de energía alternativa: el carbón mineral. Tenía muchas ventajas: precio asequible frente a los precios cada vez más altos de las otras fuentes, era abundante y tenía mayor potencia calorífica.
En la industria siderúrgica se aplicaron las siguientes innovaciones tecnológicas:
a) En 1709, Abraham Darby hizo posible el uso de la hulla en la industria gracias a su conversión en carbón de coque. La hulla era sometida a un proceso de calcinación para eliminar sus impurezas en fósforo y azufre.
b) Más adelante, entre 1784 y 1785, se descubrió el pudelado, un proceso de conversión del hierro dulce en colado, quemando parte de su carbono. En un horno el hierro fundido era atizado, batido y descarburado para obtener un hierro con menos impurezas y de mayor calidad.
Estas innovaciones propiciaron la concentración de los nuevos centros siderúrgicos en los alrededores de las minas, en fábricas cada vez mayores. Como consecuencia, se produjo un aumento continuo de la producción de hierro.
Fuente: Eduardo Montagut Contreras