“… Esta es la tragedia del Maligno, descrita a través de los siglos por tanto pensadores, poetas y videntes:
“Te saludo, ¡oh Luz!
que penetras en mis dominios.
Te saludo, a Ti que labras los caminos
que yo combato con fervoroso odio.
Yo sé que Tuya es la victoria, Señor,
y aún así me rebelo contra Ti
Este es mi destino:
Hasta que muera, hasta mi última hora,
Te resisto a Ti, Señor…”
que penetras en mis dominios.
Te saludo, a Ti que labras los caminos
que yo combato con fervoroso odio.
Yo sé que Tuya es la victoria, Señor,
y aún así me rebelo contra Ti
Este es mi destino:
Hasta que muera, hasta mi última hora,
Te resisto a Ti, Señor…”
Extraído del libro “Desemascaramiento” de Jan van Rijckenborgh