A principios del siglo XIX, una curiosa obra clandestina apareció con el título Le Régulateur du Maçon: este volumen publicaba de hecho los Rituales del Rito Francés fijados por el Grand Orient de France en el 1785. Un impresor sin escrúpulos difundió así los Cuadernos oficiales del Grand Orient de France, ¡que eran remitidos tras el pago de una fuerte suma sólo a aquellas Logias de la Obediencia que lo pedían por escrito! La viva condena del Gran Orient de France, que intentó vigorosamente limitar la difusión del libro sacrílego, es un signo seguro de la fidelidad e importancia del texto. El Rito Francés es practicado casi exclusivamente en Francia y en los países de influencia francesa, en particular en el Grand Orient de France y la Grande Loge Unie de France. Este rito ha sufrido modificaciones con el paso del tiempo y raramente se encuentra bajo la misma forma en las diferentes Logias en las que se viene practicando. La Masonería especulativa fue introducida en Francia alrededor del 1725 por exiliados Jacobitas y los rituales practicados en aquel tiempo eran uniformes y conformes a aquellos practicados en la Premier Grand Lodge of England (constituida en 1717), llamados “Modernos” por la Antient Grand Lodge of England (creada en el 1751). El Rito Francés se formó progresivamente, con fuertes diferencias entre las Logias, y sucede al Rito Moderno en oposición al Rito Escocés derivado de los Altos Grados. Después de la escisión de la Grande Loge de France en el 1766, y con el fin de garantizar una dimensión nacional a la Obediencia, el Gran Orient de France organizó en el 1782 la estandarización de los ritos "Modernos". En el 1785, el sistema fue fijado para los tres primeros grados, es decir, los grados simbólicos de las Logias Azules, tomando en ese momento el nombre de Rito Francés.
La Guide des Maçons Ecossais, escrita presumiblemente alrededor de 1810 después de la creación del Suprême Conseil de France en el 1804, e impresa en el 1820, fue el primer Ritual impreso para los tres Grados simbólicos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado en Francia.
Recientemente estos dos rituales han devenido de dominio profano a causa de la publicación de una edición crítica del Régulateur du Maçon a cargo de P. Mollier, con una reproducción en facsímil del original, en la Éd. Á l'Orient, Orleans, 2004, y de una edición crítica de la Guide des Maçons Ecossais a cargo de Pierre Noël, con una reproducción en facsímil de la edición de 1829, en la Éd. À l'Orient, Orleans, 2006.
La preparación de estos dos rituales toma su punto de partida, cómo hemos observado, en la misma voluntad de estandarización que el Grand Orient de France y el Suprêm Conseil de France mostraron hacia las logias de inspiración francesa y escocesa respectivamente y que es una tendencia típicamente moderna, mientras que los Antiguos siempre se han limitado a recordar los Old Charges que se inspiran, sin poder ser identificados, en los llamados landmarks, reglas que nunca fueron escritas y a las que no es posible asignar un origen histórico definido. Una Logia que operase en el respeto de los Old Charges y en consecuencia de los Landmarks sería regular por ello mismo, incluso aunque practicase un rito no "oficial". Del mismo modo ocurriría con una Logia que operase en el respeto a los elementos esenciales que caracterizan a la matriz escocesa, tanto más en cuanto que la integración en los Altos Grados de elementos de otras iniciaciones occidentales (para evitar su pérdida definitiva cuando éstas se encontraban a punto de desaparecer) y la impronta de estos elementos en los tres Grados Simbólicos, nos enseñan que en Masonería todo debe buscarse excepto la estandarización.
No es la primera vez en la historia reciente de la Masonería que asistimos a una restitución de elementos vitales, eminentemente simbólicos, que la ignorancia de los estandarizadores o la consciente voluntad de aquellos que quieren empobrecer la vía iniciática representada por la organización masónica, habían buscado socavar. Baste pensar como ejemplo en la acción fuertemente disgregadora de Anderson y Desaguliers, acción a la que los Antient hicieron un remiendo con el Ahiman Rezon, al igual que el despertar de la operatividad masónica de la que también en los tiempos actuales tenemos múltiples indicios. Estas intervenciones providenciales de rectificación no son obras literarias que presentan en modo crítico y comparativo lemas científicos, sino que penetran en la sabiduría masónica cuyo patrimonio simbólico está siempre a disposición, de un modo transparente e incorrupto, de quien tenga la cualificación para despertarlo y utilizarlo en sus ilimitadas posibilidades.
En este momento nos parece poder reconocer en el ritual "Lapis Reprobatus Secretum Custoditum" una matriz escocesa indudable, sin necesidad alguna de hacer o dejar de hacer un paralelo crítico con la Guide des Maçons Ecossais. Es evidente que lo que emerge de su estudio simbólico y no literario son sobre todo dos elementos:
La restitución de una gran profundidad al Grado de Compañero, tan deseada por muchas voces autorizadas vista la estrecha insignificancia que en los rituales modernos se reserva a este Grado respecto a la que había tenido entre los operativos; el simbolismo geométrico-pitagórico (citamos la Tétraktys sobre todo) y las fases operativas (simbolizadas por los viajes) del Grado se encuentran finalmente desarrollados.
La vitalidad de un simbolismo sonoro (nos referimos a los golpes de Mallete) en el que con poco esfuerzo se entrevé la apertura de los operativos.
Agradecemos la hospitalidad concedida a este comentario y gustosamente quedamos a disposición de quien quiera profundizar con algunos comentarios interesantes los símbolos arriba evidenciados. No queremos finalizar nuestra aportación sin señalar el atento cuidado mostrado por Librería Pardes, editora del Ritual, por garantizar la difusión del mismo únicamente entre M.·. M.·., máxime en una época en la que la vulgarización ha devenido el "estándar" casi obligado.