lunes, 8 de diciembre de 2014

ATLANTIDA Y LOS DIOSES DE LA ANTIGÜEDAD









ATLANTIDA Y LOS DIOSES DE LA ANTIGÜEDAD

Manly P. Hall

Atlántida es el tema de un breve pero importante artículo que aparece en el Informe Anual de la Junta Directiva de La Institución Smithsoniana para el año que culmina el 30 de junio de 1915.  En 1912, su autor, M. Pierre Termier, un miembro de la Academia de Ciencias y Director de Servicio del Cuadro Geológico de Francia, ofreció un discurso sobre la hipótesis Atlante ante el Instituto Oceanográfico; son las notas traducidas de este importante discurso las que se publican en el informe Smithsoniano.

M. Termier escribe: “Tras un largo período de desdeñosa indiferencia, observen cómo en los pasados años la ciencia ha regresado al estudio de Atlántida.  Cuántos naturalistas, geólogos, zoólogos o botánicos hoy día se preguntan unos a los otros si Platón no les transmitió, con una leve amplificación, una página de la verdadera historia de la humanidad.  Ninguna afirmación es permisible; pero parece más y más evidente que una amplia región, continental o hecha de grandes islas, colapsó al oeste de los Pilares de Hércules, también llamado el Estrecho de Gibraltar, y que su colapso ocurrió en el no muy distante pasado.  En cualquier caso, nuevamente se le hace la pregunta sobre Atlántida a los hombres de la ciencia; y ya que no creo que esta pregunta se pueda resolver sin la ayuda de la oceanografía, pienso que es natural discutirla aquí, en este templo de ciencia marítima, y llamar la atención sobre este problema, por mucho tiempo despreciado pero ahora revivido, tanto de oceanógrafos como de aquellos que, aunque están inmersos en el tumulto de las ciudades, le prestan atención al distante murmullo del mar”.

En su discurso, M. Termier presenta información geológica, geográfica y zoológica para fundamentar la teoría de Atlántida.  Metafóricamente secando todo el lecho del Océano Atlántico, él considera las desigualdades de su cuenca y cita lugares sobre una línea que va desde las islas Azores hasta Islandia donde el dragado ha generado lava en la superficie desde una profundidad de 3,000 metros.  La naturaleza volcánica de las islas que actualmente existen en el Océano Atlántico corrobora la declaración de Platón de que el continente Atlante fue destruido por cataclismos volcánicos.  M. Termier también adelanta las conclusiones de un joven zoólogo francés, M. Louis Germain, que aceptaba la existencia de un continente Atlántico conectado con la Península Ibérica y con Mauritania y que se extendía hacia el sur como para incluir algunas regiones de clima desértico.  M. Termier concluye su discurso con un cuadro gráfico del hundimiento de ese continente.

La descripción de la civilización Atlante ofrecida por Platón en el Critiaspuede resumirse de la siguiente manera.  En los primeros años, los dioses dividieron la Tierra entre ellos mismos, proporcionándola según sus respectivas dignidades.  Cada uno se convirtió en la deidad peculiar de su propia adjudicación y establecieron  templos para ellos mismos; ordenaron un sacerdocio e instituyeron un sistema de sacrificio.  A Poseidón se le otorgó el mar y la isla continente de Atlántida.  En el centro de la isla había una montaña que era la morada de tres seres humanos primitivos nacidos de la tierra   ---Evenor; su esposa, Leucipe y su única hija, Cleito.  La doncella era muy hermosa, y tras la súbita muerte de sus padres, ésta fue cortejada por Poseidón, con quien engendró sus cinco pares de hijos varones.  Poseidón repartió su continente entre estos diez, y a Atlas, el mayor, lo proclamó señor de los otros nueve.  Más tarde, Poseidón llamó al país Atlántida y al mar que lo rodeaba lo llamó el Atlántico en honor a Atlas.  Antes del nacimiento de sus diez hijos, Poseidón dividió el continente y el mar costanero en zonas concéntricas de tierra y agua, que eran tan perfectas como si estuviesen colocadas sobre un torno.  Dos zonas de tierra y tres de agua rodeaban la isla central, que Poseidón hizo que fuesen irrigadas con dos fuentes de agua   ---una tibia y la otra fría.

Los descendientes de Atlas continuaron como gobernantes de Atlántida; y con sabio gobierno e industria elevaron el país a una posición de sorprendente dignidad.  Aparentemente,  los recursos naturales de Atlántida eran ilimitados.  Preciosos metales fueron extraídos; animales salvajes fueron domesticados y perfumes destilaban de sus fragantes flores.  Mientras disfrutaban de la abundancia natural de su localización semitropical, los atlantes también trabajaron en el levantamiento de palacios, templos y muelles.  Ellos construyeron puentes en las zonas de mar y más tarde cavaron un canal profundo para conectar el océano exterior con la isla central, donde ubicaban los palacios y el templo de Poseidón, que sobresalían  de las otras estructuras en magnificencia.  Los Atlantes crearon una red de puentes y canales para unir las diferentes partes de su reino.

Más tarde, Platón describe las piedras blancas, negras y rojas que los Atlantes extrajeron desde debajo de su continente y que utilizaron en la construcción de edificios y muelles públicos.  Ellos circunscribieron cada una de las zonas de tierra con un muro; el muro exterior fue cubierto con bronce, el central con estaño, y el interior, que cercaba la ciudadela, con oricalco.  La ciudadela, en la isla central, contenía los palacios, templos y otros edificios públicos.  En su centro, rodeado por un muro de oro, había un santuario dedicado a Cleito y Poseidón.  Allí nacieron los primeros diez príncipes de la isla y cada año sus descendientes llevaban ofrendas.  El propio templo de Poseidón, con su exterior completamente cubierto de plata y sus pináculos cubiertos de oro, también ubicaba dentro de la ciudadela.  El interior del templo era de marfil, oro, plata y oricalco; incluso en los pilares y en el suelo.  El templo contenía una colosal estatua de Poseidón parada sobre un carruaje tirado por seis caballos alados; alrededor de él había cien Nereidas montadas sobre delfines.  Estatuas de oro de los primeros diez reyes y sus esposas estaban colocadas alrededor del edificio.

En los huertos y jardines habían fuentes de agua caliente y fría.  También habían numerosos templos para varias deidades, lugares de ejercicio para los hombres y las bestias, baños públicos y una gran pista de carreras de caballos.  En diferentes puntos de observación de las zonas habían fortificaciones; y hasta el gran puerto llegaban buques de cada nación marítima.  Las zonas estaban tan densamente pobladas que el sonido de las voces humanas siempre estaba en el aire.

La porción de Atlántida que miraba hacia el mar fue descrita como elevada y escarpada; pero alrededor de la ciudad central había un valle resguardado por montañas reconocidas por su tamaño, número y belleza.  El valle producía dos cosechas cada año, las cuales eran regadas por lluvias durante el invierno y por inmensos canales de irrigación durante el verano; estos canales también se utilizaban para transportación.  El valle  fue dividido en dos secciones; y en época de guerra cada sección proveía su cuota de gladiadores y carruajes.

Los diez gobiernos diferían uno del otro en detalles relacionados a requisitos militares.  Cada uno de los reyes de Atlántida tenía completo control sobre su propio reino; pero sus mutuas relaciones estaban regidas por un código tallado por los primeros diez reyes sobre una columna de oricalco ubicada en el templo de Poseidón.  En intérvalos alternados de cinco y seis años se hacía un peregrinaje hasta este templo para conferir honores sobre los números pares e impares.  Allí, con adecuado sacrificio, cada rey renovaba su juramento de lealtad sobre la sagrada inscripción.  Allí también los reyes tomaban vestiduras celestes y se sentaban en juicio.  En el alba, escribían sus oraciones sobre una tabla dorada y las depositaban con sus túnicas como recordatorios.  Las leyes principales de los reyes Atlantes eran que ellos no debían tomar armas contra sí mismos y que debían ir en auxilio de cualquiera de su número que fuese atacado.  En asuntos de guerra y grandes momentos, la decisión final estaba en  manos de los descendientes directos de la familia de Atlas.  Ningún rey tenía el poder de la vida y la muerte sobre sus conciudadanos sin la autorización de una mayoría de los diez.

Platón concluye su descripción diciendo que fue este gran imperio el que atacó los estados helénicos.  Sin embargo, esto no ocurrió hasta que el poder y gloria extraviaron  a los reyes Atlantes del camino de la sabiduría y la virtud.  Llenos de falsa ambición, los gobernantes de Atlántida determinaron conquistar el mundo entero.  Percibiendo la perversidad de los Atlantes, Zeus reunió a los dioses en su santa habitación y se dirigió a ellos.  Aquí la narrativa de Platón llega a un abrupto fin debido a que el Critias nunca fue terminado.  En el Timæushay una descripción más detallada de Atlántida que supuestamente un sacerdote egipcio le ofreció a Solón y que concluye de la siguiente manera:

“Posteriormente ocurrieron violentos terremotos e inundaciones; y en un solo día y noche de lluvia todos sus hombres guerreros se hundieron en grupo en la tierra; y de igual forma, desapareció la isla de Atlántida, y se hundió debajo del mar.  Y esa es la razón por la cual el mar en aquellas partes es infranqueable e impenetrable, porque hay una gran cantidad de lodo superficial en el camino; y esto fue provocado por el hundimiento de la isla”.

Continúa…


Traducción del original en inglés Atlantis and the Gods of Antiquity del libro The Secret Teachings of All Ages de Manly P. Hall.  ®Sánchez & Rivera, Traductoras.  2014, Puerto Rico. 

N. de las T.: El oricalco, hoy desconocido,  era una mezcla de oro, bronce y polvillo volcánico.  Con esta mezcla se hacían una especie de grandes y radiantes bloques.


ATLANTIDA Y LOS DIOSES DE LA ANTIGÜEDAD

Manly P. Hall

Parte II - Final


En la introducción de su traducción del Timæus, Thomas Taylor cita de una Historia de Etiopía, escrita por Marcellus, que contiene la siguiente referencia de Atlántida: “Dicen que en su época había siete islas en el Mar Atlántico, sagradas para Proserpina; y además de éstas, tres más de una inmensa magnitud; una de las cuales era sagrada para Plutón, otra para Ammón y otra, que está en medio de éstas, y mide mil estadias, para Neptuno”.  Al comentar sobre Platón, Crantor afirmaba que los sacerdotes egipcios decían que la historia de Atlántida estaba escrita sobre pilares que aún estaban preservados para alrededor del año 300 a.C.  (Ver Comienzos o Vislumbres de las Civilizaciones Desaparecidas).  Ignacio Donnelly, que estudió profundamente sobre el tema de Atlántida, creía que, en primera instancia,  los caballos fueron domesticados por los atlantes; por esta  razón, siempre han sido considerados peculiarmente sagrados para Poseidón.  (Ver Atlántida).

Desde una cuidadosa consideración de la descripción que Platón ofrece sobre Atlántida, es evidente que el relato no debe ser tomado como completamente histórico, más bien como un relato  alegórico e histórico.  Orígenes, Porfirio, Proclo, Iamblico y Ciriano se dieron cuenta de que el relato  ocultaba un profundo misterio filosófico, pero discrepaban en cuanto a la verdadera interpretación.  La Atlántida de Platón simboliza la triple naturaleza tanto del universo como del cuerpo humano.  Los diez reyes de Atlántida son el tetractys, o los números, que nacen como cinco pares de opuestos.  (Consúltese a Teón de Esmirna para la doctrina pitagórica de los opuestos).  Los números del 1 al 10 gobiernan a cada criatura; y los números, en cambio, están bajo el control de la Mónada, o  1   ---el Mayor entre ellos.

Con el tridente cetro de Poseidón, estos reyes imperaron sobre los habitantes de las siete pequeñas y tres grandes islas que conformaban  la Atlántida.  Filosóficamente, las diez islas simbolizan los poderes trinos de la Deidad Superior y los siete regentes que se arrodillan  ante Su eterno trono.  Si Atlántida se considera como la esfera arquetípica, entonces su inmersión representa el descenso de la conciencia racional y organizada dentro del reino ilusorio e impermanente de la ignorancia irracional y mortal.  Tanto el hundimiento de Atlántida como el relato bíblico de la “caída del hombre” representan la involución espiritual   ---un prerrequisito para la evolución consciente.

O el iniciado Platón utilizó la alegoría de la Atlántida para lograr dos fines ampliamente diferentes, o los relatos preservados por los sacerdotes egipcios fueron alterados con esta alegoría para perpetuar la doctrina secreta.  Esto no pretende darnos a entender que Atlántida es puramente mitológica; más bien que sobrepasa el obstáculo más grave de la aceptación de la teoría de Atlántida; a saber, los fantásticos relatos de su origen, tamaño, apariencia y fecha de destrucción   ---9600 a.C.  En medio de la isla central de Atlántida había una elevada montaña que lanzó una sombra que media cinco mil estadias y cuya cúspide tocaba la esfera del éter.  Esta es la montaña eje del mundo, sagrada entre muchas razas y símbolo de la cabeza humana, que sale de los cuatro elementos del cuerpo.  Esta sagrada montaña, sobre cuya cúspide se erigía el templo de los dioses, dio lugar a los relatos de Olimpo, Meru y Asgard.  La Ciudad de los Portales Dorados   ---la capital de Atlántida---   es la que actualmente está preservada entre numerosas religiones como la Ciudad de los Dioses o la Ciudad Santa.  Aquí tenemos el arquetipo de la Nueva Jerusalén, con sus calles pavimentadas con oro y sus doce portales resplandeciendo con piedras preciosas.

Ignacio Donnelly escribe: “La historia de Atlántida es la llave de la mitología griega.  No puede haber duda de que estos dioses de Grecia fueron seres humanos.  La tendencia de anexar divinos atributos a grandes gobernantes terrenales es una profundamente implantada en naturaleza humana”.  (Ver Atlántida).

El mismo autor sustenta sus puntos de vista señalando que las deidades del panteón griego no fueron vistas como creadoras del universo; más bien como regentes puestos sobre este por sus más antiguos fabricantes originales.  El Jardín del Edén del cual la humanidad fue sacada con una ardiente espada tal vez es una alusión al paraíso terrenal supuestamente situado al oeste de los Pilares del Hércules y destruído por cataclismos volcánicos.  La leyenda del Diluvio también puede ser trazada a la inundación atlante durante la cual un “mundo” fue destruido por el agua.

Fue el conocimiento religioso, filosófico y científico que poseía el sacerdocio de la antigüedad asegurado de Atlántida, cuyo sumergimiento ocultó cada vestigio de su parte en el drama del progreso del mundo?  La adoración al sol atlante ha sido perpetuada en los rituales y ceremoniales tanto del cristianismo como del paganismo.  Tanto la cruz como la serpiente eran emblemas atlantes de sabiduría divina.  Los divinos progenitores (atlantes) de los mayas y quiches de América Central coexistieron dentro del fulgor verde y azul de Gucumatz, la serpiente “emplumada”.  Los seis sabios nacidos del cielo se manifestaron como centros de luz atados o sintetizados por el séptimo   ---y principal---   de su orden; la serpiente “emplumada”.  (Ver el Popol Vuh).  El titulo de serpiente “alada” o “emplumada” se le aplicaba a Quetzalcóatl, o Kukulcan, el iniciado de América Central.  Presuntamente, el centro de la Sabiduría-Religión atlante era un gran templo piramidal situado en la parte frontal  de un altiplano que se elevaba en el centro de la Ciudad de los Portales Dorados.  De allí salieron los Iniciados-Sacerdotes de la Pluma Sagrada, llevando consigo las claves  de la Sabiduría Universal hasta las más lejanas partes de la Tierra.

Las mitologías de muchas naciones contienen relatos de dioses que “salieron del mar”.  Entre los nativos americanos, algunos chamanes cuentan sobre hombres santos vestidos con plumas de aves y cinturones wampum, que salieron de las aguas azules y los instruyeron en las artes y manualidades.  Entre las leyendas de los caldeos está la de Oannes, una criatura parcialmente anfibia que salió del mar y le enseñó a leer y escribir  a los pueblos feroces que habían por toda la ribera, hasta que la tierra, las hierbas cultivadas para la curación y el estudio de las estrellas establecieron formas racionales de gobierno, y se familiarizaron con los Misterios sagrados.  Entre los mayas, Quetzalcóatl, el Dios-Salvador (que algunos eruditos cristianos creían que era Santo Tomas), salió de las aguas y, tras instruir al pueblo en lo esencial de la civilización, volvió al mar en una mágica balsa con serpientes para escapar de la ira del feroz dios del Ardiente Espejo, Tezcatlipoca.

No sería que estos semidioses de una fabulosa época que, al igual que Esdras, salieron del mar eran sacerdotes atlantes?  Todo lo que el hombre primitivo recordaba de los atlantes era la gloria de sus adornos dorados, la trascendencia de su sabiduría y la santidad de sus símbolos   ---la cruz y la serpiente.  Que llegaron en barcos pronto fue olvidado, ya que incluso las mentes iletradas consideraban a los barcos como sobrenaturales.  Por dondequiera que los atlantes proselitizaban, construían pirámides y templos moldeados tras el gran santuario en la Ciudad de los Portales Dorados.  Este es el origen de las pirámides de Egipto, México y América Central.  Los montículos en Normandía y Bretaña, así como los de los nativos americanos, son remanentes de una cultura similar.  Los cataclismos que hundieron a Atlántida comenzaron en el centro del plan atlante de la colonización y la conversión del mundo.  Los Iniciados-Sacerdotes de la Pluma Sagrada que prometieron regresar a sus establecimientos misioneros nunca lo hicieron; y tras el lapso de los siglos, la tradición solo preservó un fantástico relato de dioses que salieron de un lugar donde ahora está ubicado el mar.

H. P. Blavatsky resume las causas que precipitaron el desastre atlante de la siguiente manera: “Bajo las malvadas insinuaciones de su demonio, Thevetat, la raza atlante se convirtió en una nación de perversos magos.  A consecuencia de esto, se declaró una guerra cuya historia sería muy larga para ser narrada; su substancia puede encontrarse en las desfiguradas alegorías de la raza de Caín, los gigantes, y la de Noé y su recta familia.  El conflicto llegó a su fin con la inmersión de Atlántida; que encuentra su imitación en los relatos de las inundaciones babilónicas y mosaicas: Los gigantes y magos ‘* * * y toda la carne * * * y todos los hombres, murieron.’  Todos excepto Xisuthrus y Noé, que son substancialmente idénticos al gran Padre de los Thlinkithians del Popol Vuh, o el libro sagrado de los guatemaltecos, que también cuenta sobre su huída en un gran barco, al igual que el Noé hindú   ---Vaiswasvata”.  (Ver Isis sin Velo).

De los atlantes, el mundo no solo recibió la herencia de las artes y manualidades, filosofías y ciencias, y ética y religión; también recibió la herencia del odio, contiendas y perversidad.  Los atlantes instigaron la primera guerra; y se dice que todas las guerras subsiguientes fueron peleadas en un esfuerzo infructuoso por justificar la primera guerra y por enderezar todo el mal que había causado.  Antes del hundimiento de Atlántida, sus espiritualmente iluminados Iniciados, que se dieron cuenta de que su tierra fue condenada porque se había alejado del Camino de la Luz, abandonaron el desventurado continente.  Llevando consigo la sagrada y secreta doctrina, estos atlantes se establecieron en Egipto, donde se convirtieron en sus primeros gobernantes “divinos”.  Casi todos los grandes mitos cosmológicos que forman el fundamento de los diferentes libros sagrados del mundo se basan en los rituales del Misterio de Atlántida.

Traducción del original en inglés Atlantis and the Gods of Antiquity del libro The Secret Teachings of All Ages de Manly P. Hall.  ®Sánchez & Rivera, Traductoras.  2014, Puerto Rico. 

F - NMIP: LUIS F. LEON PIZARRO