Una síntesis de algunos de los dichos y escritos
de P. D. Ouspensky sobre el tema de las emociones negativas.
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Las emociones negativas constituyen un terrible fenómeno. Ocupan un enorme
lugar en nuestra vida. Se puede decir de mucha gente que todas sus vidas están
reguladas y controladas, y en última instancia son arruinadas por las emociones
negativas. Al mismo tiempo, no puede decirse que las emociones negativas
representen ningún papel útil en nuestras vidas. No ayudan a nuestra
orientación, no nos dan ningún conocimiento, no nos guían de modo sensato. Por
el contrario, echan a perder todos nuestros placeres, hacen que la vida nos
sea un peso difícil de llevar y muy eficazmente impiden nuestro posible
desarrollo, porque no hay nada más mecánico en nuestras vidas que las emociones
negativas.
Las emociones negativas escapan siempre a nuestro control. Aquellos que
piensan que pueden controlar sus emociones negativas y manifestarlas a
voluntad simplemente se engañan a sí mismos. El hecho más extraño y fantástico
sobre las emociones negativas es que, de hecho, son reverenciadas por todos. Lo
que más le cuesta admitir al hombre mecánico corriente es que las emociones
negativas propias y ajenas no tienen ningún valor y no contienen nada noble, ni
bello, ni fuerte. En realidad, las emociones negativas no contienen sino
debilidad, y a menudo son el principio de la histeria, de la locura o del
crimen. Lo único bueno que se puede decir de ellas es que, siendo completamente
inútiles y creadas artificialmente por la imaginación y las identificaciones,
pueden ser destruidas sin que eso suponga ninguna perdida, y ésta es la única
oportunidad de escape que el hombre tiene.
En realidad, tenemos mucho más poder sobre las emociones negativas de lo
que pensamos, particularmente cuando nos hemos convencido de lo peligrosas que
son y de lo urgente que resulta el luchar contra ellas. Pero encontramos
demasiadas excusas contra ellas y nadamos en los mares de la auto-compasión o
del egoísmo, encontrando fallos en todo excepto en nosotros mismos.
La naturaleza le desarrolla solo hasta un cierto punto, y luego le deja
para que siga creciendo por sus propios esfuerzos y recursos, o bien para que
viva y muera tal como ha nacido. El hombre se atribuye a sí mismo muchos
poderes, facultades y propiedades que no posee, y que nunca llegará a poseer a menos que pueda desarrollarse hasta convertirse en un ser completo. El
hombre no se da cuenta de que, de hecho, él no es más que una máquina sin
movimientos independientes, la cual es puesta en funcionamiento por las circunstancias
externas. La más importante de las cualidades que el hombre se atribuye a sí
mismo, pero que no posee, es la consciencia. Por consciencia entendemos un tipo
particular de apercibimiento en el hombre. La consciencia de sí mismo, de
quién es, de lo que siente o piensa, o de dónde se encuentra en ese momento.
Hay que recordar que el hombre no es igualmente consciente todo el tiempo y
que, según el modo en el que nosotros estudiamos al hombre, consideramos que
él tiene la posibilidad de cuatro estados diferentes de consciencia. Son los
siguientes: sueño, estado de vigilia o consciencia relativa, tercer estado
de consciencia o auto-consciencia y cuarto estado de consciencia o consciencia
objetiva. Pero en la vida ordinaria el hombre no sabe nada de lo que es
consciencia objetiva y no hay experimentos posibles en esta dirección. De
hecho, el hombre vive en sólo dos estados: una parte de su vida la pasa dormido
y la otra en lo que es llamado estado de vigilia pero que en realidad se
diferencia muy poco del sueño. Por consiguiente, cuando hablamos de consciencia
nos referimos a un estado de mayor amplitud que nuestro estado ordinario de
vigilia. Dando a nuestros pensamientos una dirección que tendrían en un momento
de consciencia, podemos inducirla. Llamamos a esta práctica auto recuerdo.
2 El “identificarse” o la “identificación” es un curioso
estado en el que el hombre pasa la mitad de su vida, estando en estado de sueño
la otra mitad. Él se identifica con todo: con lo que dice, con lo que siente,
con lo que cree, con lo que no cree, con lo que desea, con lo que no desea, con
lo que le atrae, con lo que le repele. Todo se convierte en él o, mejor dicho,
él se convierte en ello. Se convierte en lo que le gusta y en lo que le disgusta.
Esto significa que en estado de identificación el hombre es incapaz de separarse
del objeto de su identificación. Es difícil encontrar una mínima cosa con la
que el hombre sea incapaz de identificarse. Al mismo tiempo, en estado de
identificación es cuando el hombre tiene menos control sobre sus reacciones
mecánicas.
Si queremos ser más conscientes, debemos estudiar lo que nos impide
recordarnos a nosotros mismos. Se percibirá que, de ordinario, se piense lo que
se piense, se haga lo que se haga, se sienta lo que se sienta, uno no se
recuerda a sí mismo. Al mismo tiempo se encontrara que, si se hacen suficientes
esfuerzos durante un tiempo suficientemente largo, se puede incrementar la capacidad
de auto recuerdo. Se empieza a recordarse a uno mismo más a menudo y más
intensamente.
La cuestión es: ¿cómo vamos a recordarnos a nosotros mismos, cómo vamos a hacernos
más conscientes?
Si se piensa seriamente sobre el tema de las emociones negativas, se
encontrara que constituyen los principales factores que nos impiden
recordarnos a nosotros mismos. Así que una cosa no puede ir sin la otra. No se
puede luchar contra las emociones negativas sin recordarse más a uno mismo, y
no se puede recordar más uno a sí mismo sin luchar contra las emociones
negativas.
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Lo primero para poder empezar a luchar contra las emociones negativas es
convencerse de que no hay una sola de ellas que resulte útil. Todas las
emociones negativas son igualmente malas y constituyen un signo de debilidad.
Lo segundo de lo que tenemos que convencernos es que se puede luchar contra
ellas, se pueden conquistar y destruir porque no tienen un centro real. Si
hubiera un centro real para ellas, no tendríamos oportunidad alguna;
permaneceríamos para siempre bajo el poder de las emociones negativas. Afortunadamente
para nosotros, existen en un centro artificial que puede ser destruido y perdido,
y nos sentiremos mucho mejor si lo hacemos. Incluso la toma de consciencia de
que esto es posible ya es mucho, pero tenemos al respecto tantas convicciones,
prejuicios e incluso principios, que nos resulta difícil librarnos de la idea
de que las emociones negativas son necesarias y obligatorias.
Una de las ilusiones más fuertes es pensar que las emociones negativas son
producidas por las circunstancias, y así hablamos de estar airados “por alguna
razón perfectamente justa”, pero todas las emociones negativas están en
nosotros, dentro de nosotros. Para poder empezar a luchar contra ellas
debemos convencernos de que no hay razones justificadas para estar airados.
Pensamos, y nos gusta pensar, que nuestras emociones negativas se producen
bien por fallos de otros, bien por fallos de las circunstancias. Esto es una
ilusión. Mi ira no está en la razón, está en mí. Las causas de las emociones
negativas no están en las circunstancias externas, están en nosotros mismos. No
hay ni una sola razón inevitable por la que cierta acción de otra persona, o
cierta circunstancia, tenga que producir una emoción negativa en mí. Sólo mi debilidad.
El sufrimiento, en sí mismo, no es una emoción negativa. Sólo producirá
emociones negativas si uno se identifica con él. El sufrimiento puede ser real;
las emociones negativas, no. Después de todo, el sufrimiento solo ocupa una
pequeña parte de nuestra vida, mientras que las emociones negativas ocupan una
gran parte (ocupan la totalidad de ella). ¿Por qué? Porque las justificamos.
Pensamos que están producidas por alguna causa externa. Por supuesto que
aquellos llenos de emociones negativas e identificaciones van con toda
probabilidad a producir similares reacciones en los demás, pero, de nuevo, uno
puede aprender a aislarse en tales casos mediante el auto recuerdo y la no
identificación asumiendo al mismo tiempo que aislamiento no significa indiferencia.
La mayor parte de las emociones negativas desaparecen cuando se sabe que no
pueden ser producidas por causas externas, pero la primera condición es el
pleno apercibimiento de que efectivamente no pueden ser producidas por
causas externas si nosotros no queremos tenerlas. Si están ahí es porque las
toleramos, explicando su presencia en función de las circunstancias externas,
de modo que así no luchamos contra ellas. Las emociones negativas no pueden
existir sin la imaginación.
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Primero hemos de luchar contra las identificaciones y la imaginación. Se
suele adscribir a la palabra imaginación un significado completamente
artificial e inmerecido en el sentido de una facultad creativa o selectiva. La
imaginación es una facultad destructiva que no puede ser controlada. Empezamos
por imaginar algo para agradarnos a nosotros mismos, pero muy pronto empezamos
a creerlo, o al menos parte de ello. La imaginación en general consiste en
atribuirse a uno mismo algún tipo de conocimiento, facultad o poder que no
posee de hecho. Este es el tipo peligroso de imaginación, mientras que el dejar
simplemente que las cosas aparezcan en la mente, o el soñar despierto, puede
resultar inofensivo, o incluso agradable, en tanto que uno esté libre de
identificaciones. La lucha contra las identificaciones y la imaginación es
suficiente para destruir muchas de las emociones negativas corrientes, o al
menos para hacerlas adoptar formas mucho más suaves. Se debe empezar por ahí
porque solo es posible usar métodos fuertes contra las emociones negativas
cuando ya se puede luchar contra la imaginación hasta un cierto punto, y
cuando ya se ha parado la imaginación negativa. Esta debe cesar por completo.
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Es necesario entender que parar la expresión de las emociones
negativas y luchar contra las mismas son dos prácticas completamente
diferentes. Intentar parar la expresión viene primero. No se puede hacer nada
sobre las emociones negativas mismas hasta haber aprendido a parar su expresión.
Una vez adquirido un cierto control sobre su expresión se puede empezar el
estudio de las emociones negativas en sí mismas. Se puede empezar por hacer un
esfuerzo de clasificación, averiguar que emociones negativas predominan en uno,
porque vienen, que es lo que las provoca, y así sucesivamente. Se debe entender
que el único control posible de las emociones es a través de la mente, pero que
éste no se da de inmediato. El aprender a crear una actitud correcta hacia la
propia irritabilidad, el mal genio, la sospecha o cualquiera que sea la emoción
negativa que uno experimente con más frecuencia, sirve de gran ayuda a la hora
de pararla justo en el principio. Porque una vez que se la ha permitido empezar
no se la puede detener. Una vez que uno ha empezado a expresarla se halla bajo
su poder. La lucha debe empezar en la mente, y hay que encontrar el propio modo
de pensar sobre un tema definido. No se puede controlar el mal genio cuando ya
ha empezado a aparecer. Es demasiado tarde. Este ya ha saltado afuera. Sólo se
pueden controlar cosas tales como el mal genio de una manera.
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Una actitud correcta hacia un tema es el resultado de pensar correctamente
con relación a ese tema concreto. Por ejemplo, mucha gente vive solo de
objeciones; piensan que son inteligentes sólo cuando encuentran una objeción a
algo. Cuando no es así no se sienten que estén trabajando, o pensando, o nada
parecido. Repito, casi todas nuestras emociones personales negativas están
basadas en la acusación, y en suponer que cualquier otro es culpable. Si, por
medio de un pensamiento persistente, nos damos cuenta de que nosotros somos la
causa de todo lo que nos ocurre, nuestra actitud hacia aquellas emociones de
acusación comenzara a cambiar.
Notas a la decisión a trabajar
Piense muy seriamente antes de decidirse a trabajar en uno mismo en la idea
de cambiarse a uno mismo, es decir, a trabajar con la meta definida de volverse
consciente y de desarrollar la conexión con los centros superiores. Este trabajo
no admite compromiso y requiere una gran cantidad de autodisciplina y prontitud
en obedecer todas las reglas y particularmente instrucciones directas.
Piense muy seriamente: ¿está realmente dispuesto y deseoso de obedecer, y
comprende totalmente la necesidad para ello? No hay vuelta atrás. Si consiente
y luego se vuelve atrás, perderá todo lo que ha logrado hasta esa fecha, y
perderá realmente más, porque todo lo que adquirió se convertirá en algo
equivocado en usted. No hay remedio contra esto.
El entender la necesidad de obedecer a las reglas e instrucciones directas
debe estar basado en la toma de consciencia de su mecanismo y de su indefensión.
Si hace este trabajo con sinceridad y recuerda todas las reglas, esto le
llevara a la realización de su estado y de sus necesidades. Pero no debe retrasarse
demasiado. Si desea llegar al verdadero trabajo debe apresurarse. Debe
comprender que la oportunidad que se produce hoy puede no presentársele de
nuevo. Puede perder todas sus oportunidades si duda y espera demasiado tiempo.
La toma de consciencia de su indefensión y de su sueño profundo debe ser en
usted permanente. Puede reforzarla recordando constantemente su
insignificancia, su nulidad, su debilidad de todo tipo. No tiene absolutamente
nada de lo que estar orgulloso. No tiene nada en lo que basar su juicio. Puede
ver, si es sincero consigo mismo, todas las meteduras de pata y todos los
errores que comete cuando intenta actuar por usted mismo. Puede que no piense
correctamente. Puede que no sienta correctamente. Necesita ayuda constante y
puede obtenerla.
Si desea trabajar seriamente tiene que conquistar muchas cosas en usted mismo.
No puede llevar con usted sus prejuicios, sus opiniones fijas, sus
identificaciones y animosidades personales.
El esfuerzo consciente es un esfuerzo basado en el entendimiento;
entendimiento de su necesidad lo primero de todo y entendimiento de las causas
que lo hacen necesario. La principal causa para el esfuerzo consciente es su
necesidad de romper las barreras del mecanicismo, de la obstinación y de la
falta de auto recuerdo que constituyen su ser en el momento actual.
No hay medias tintas. Usted debe decidir. ¿Quiere trabajar o no?
Notas al trabajo en uno mismo
Intente recordar y conservar constantemente en su pensamiento todas las
líneas en las que tiene que trabajar. Tiene que trabajar en la mente, en la
consciencia, en las emociones y en la voluntad.
Intente comprender el trabajo con la mente. Para llevar a cabo este
trabajo debe revisar constantemente todas las ideas del sistema que se refieren
al hombre y al universo, y particularmente las relacionadas con la filosofía,
al estudio de las emociones, los muchos “yoes”, la división del hombre, la
personalidad falsa, el “yo” permanente, el esoterismo, las escuelas y los
métodos del trabajo de la escuela. Mantenga su mente en estas ideas o cuando
menos regrese a ellas siempre que le sea posible. Su mente nunca debe estar
ociosa. En cada momento que le sea posible debe reflexionar sobre una idea u
otra, sobre uno u otro aspecto del sistema y de sus métodos.
La mente debe entender que en el mismo principio de trabajo serio en uno
mismo se abandona la propia libertad.
Ciertamente que es una libertad ilusoria, pero cuando uno se somete a las
leyes del trabajo, naturalmente que está sometido a más leyes que alguien de
fuera del trabajo.
Intente comprender el significado del silencio en el trabajo, el
significado de la sinceridad y el significado de la verdad.
No se puede nunca esperar conseguir nada del trabajo si no se guarda
silencio cuando no se precisa hablar por el bien del trabajo. Las personas
generalmente hablan demasiado, hablan para su propia gratificación, por su
orgullo, por su vanidad, por el deseo de revivir experiencias placenteras o
penosas; hablan porque no pueden resistir la identificación con el hablar o
porque no se dan cuenta de que no deberían hablar de esa manera particular o
acerca de ese tema concreto. Muy a menudo la especial atracción a hablar, para
ellos, es el hecho de que ellos saben que no deberían hablar.
En relación con el estudio de la consciencia, debe recordar lo que
sabe acerca de los estados de sueño y de despertar, los diferentes niveles del
estado de despertar y la conexión de los centros superiores con los estados
superiores de consciencia. Debe recordar que su meta es producir estados
superiores de consciencia en usted mismo y establecer la conexión con los
centros superiores. Debe entender que los centros superiores poseen muchas
funciones desconocidas que no pueden ser descritas en el lenguaje ordinario.
Tienen mucho más poder y una penetración más profunda en las leyes de la
naturaleza.
En el trabajo sobre la consciencia debe entender lo primero de todo
que este trabajo es enteramente práctico. El estudio teórico no servirá de
ayuda. En segundo lugar, debe entender que el trabajo sobre la consciencia
puede dar resultados solo cuando se convierte en permanente o tan continuo como
sea posible. El trabajo espasmódico, accidental o interrumpido, no puede dar
resultados.
Los esfuerzos para crear consciencia en uno mismo parecen casi
desesperados al principio. Pero muy pronto comenzaran a dar resultados.
Dese cuenta también que hay muchas clases de sufrimiento por las que podrá
pasar antes de que consiga su objetivo. Intente comprender que el sufrimiento
es el único principio activo en nosotros que puede ser transformado en
un sentimiento superior, que es también pensamiento superior y entendimiento
superior.
No tenga miedo de pensar en sus emociones y encontrar en ellas
contradicciones, incluso si eso le hace daño. Únicamente comparando las
diferentes emociones referidas al mismo tema puede encontrar reguladores en
usted mismo, y con el tiempo destruirlas si trabaja lo suficientemente duro y no
teme herirse a usted mismo.
Intente ser sincero consigo mismo.
Observe cómo a menudo era egoísta y calculador.
Intente ver que atolondrado era por expresar opiniones negativas de
personas que podrían haberte ayudado, de las cuales muchas ya han
desaparecido. Intente verse a usted mismo como es en realidad.
Piense en la vida en general, piense en las masas de gente ciega y dormida
sin ninguna posibilidad en absoluto de llegar a ser otra cosa. Piense en usted
mismo, dése cuenta de cuantas oportunidades tuvo y de cuantas ha perdido ya y
continua perdiendo diariamente.
Piense acerca de la muerte. No sabe cuánto tiempo le queda. Y recuerde que
si no cambia, todo se volverá a repetir, todos los tontos errores, todas las
estúpidas equivocaciones, toda pérdida de tiempo y de oportunidades, todo se
repetirá con la excepción de la ocasión que tuvo esta vez, porque la
ocasión nunca llega de la misma manera.
Tendrá que buscar su ocasión la próxima vez. Y con objeto de
hacerlo, tendrá que recordar muchas cosas. ¿Y cómo recordará entonces si no es
capaz de recordar nada ahora?
Pero el verdadero trabajo con la voluntad comienza con el intento de
comprender la obstinación y de encontrar ejemplos de su manifestación en sus
acciones. En este punto aparece la necesidad de una gran sinceridad consigo
mismo.
Para comprender mejor la diferencia entre obstinación y voluntad aprenda a
distinguir entre lo que es mecánico y lo que es consciente. La obstinación es
siempre mecánica, la voluntad es siempre consciente.
En realidad, el mismo hecho de abandonar la propia obstinación es el primer
acto y la primera manifestación de la verdadera voluntad.
¿Qué es la escuela?
Pregunta. ¿Qué es la escuela?
Ouspensky. La escuela es una organización para la transmisión
a un cierto número de personas preparadas del conocimiento.
Lo más esencial en la escuela es el conocimiento. Esto quiere decir que las
escuelas no pueden formarse arbitrariamente sin la participación de personas
que han obtenido el conocimiento en las escuelas. Otro hecho muy importante es
la selección que la escuela efectúa, es decir, la selección de estudiantes.
Únicamente son admitidas personas de una cierta preparación y de un cierto nivel
de entendimiento.
Pregunta. ¿Por qué son necesarias las escuelas?
Ouspensky. Antes de hablar de por qué son necesarias
debe tenerse en cuenta para quien son necesarias las escuelas, porque
las escuelas no son necesarias en absoluto para la vasta mayoría de personas.
Las escuelas son necesarias para aquellas personas que ya se han dado cuenta de
la insuficiencia del conocimiento adquirido por la mente ordinaria y
únicamente para ellas son las escuelas necesarias.
Para entender por qué las escuelas son necesarias debe tenerse en
cuenta que el conocimiento que proviene de hombres de conocimientos superiores
puede ser transmitida únicamente a un número muy limitado de personas simultáneamente
y con la necesaria observancia de una completa serie de condiciones definidas
que deben ser bien conocidas por el instructor de la escuela y sin cuyo
conocimiento no pueden ser transmitidas correctamente.
La existencia de dichas condiciones y la imposibilidad de actuar sin ellas
explican la necesidad de una organización. La transmisión de conocimiento exige
esfuerzo tanto por parte de aquel que la recibe como por parte de aquel que la
da. La organización facilita estos esfuerzos o los hace posibles.
Pregunta. ¿Por qué es necesario el conocimiento?
Ouspensky. El objetivo de un hombre que se da cuenta de su
estado y posición se convierte en un cambio de ser. Este cambio es tan difícil
que de hecho sería imposible si el conocimiento no estuviera allí para
ayudarle.
Pregunta. ¿De qué depende el entendimiento, del conocimiento o del
ser?
Ouspensky. Ni el conocimiento ni el ser por separado pueden
dar un entendimiento correcto. La razón para esto es que el entendimiento es la
resultante del conocimiento y del ser. Un aumento del entendimiento es posible
únicamente con un aumento simultáneo de conocimiento y de ser. Si uno crece más
que el otro, el entendimiento no se puede desarrollar en la dirección correcta.
Pregunta. ¿Qué se quiere decir con aumento de conocimiento y
aumento de ser?
Ouspensky. El aumento de conocimiento significa una
transición de lo particular a lo general, de los detalles al todo, de lo
ilusorio a lo real. El conocimiento ordinario, o lo que es llamado
conocimiento, es siempre un conocimiento de los detalles sin un conocimiento
del todo.
El conocimiento real proviene de las mentes de hombres que han alcanzado el
máximo desarrollo posible para los hombres. Se le llama conocimiento
objetivo, para distinguirlo del conocimiento del hombre común, que es
llamado conocimiento subjetivo. El conocimiento objetivo es siempre
conocimiento de escuela, es decir, conocimiento adquirido en una
escuela. Un hombre no puede llegar a él con su propia mente o sacarlo de
libros.
Un hombre que no ha recibido enseñanza de la escuela, es decir, un hombre
con una forma de pensar subjetiva, vive rodeado de ilusiones, en primer lugar
acerca de sí mismo. Piensa que tiene voluntad y la posibilidad de elegir en
cada momento de su vida; piensa que él puede hacer; piensa que tiene
individualidad, es decir, algo permanente e incambiable; piensa que tiene un
“yo” o ego igualmente permanente e incambiable; se considera a sí mismo un ser
consciente y supone que es capaz de planear su vida en la tierra siguiendo
las indicaciones de la razón y de la lógica; su estado normal de consciencia,
con el cual vive y actúa, es llamado por el consciencia clara cuando en
realidad es sueño. En este sueño vive, escribe libros, inventa teorías, libra
batallas, mata a otras personas que duermen y él mismo muere sin sospechar
incluso por un momento que puede despertar.
No se da cuenta de la posibilidad de desarrollo o de crecimiento. Se
adscribe a sí mismo aquello que no posee. Pero desconoce cuánto podría
adquirir.
Pero en realidad nada sucede por sí mismo. Un hombre debe en primer lugar
liberarse de las ilusiones y después trabajar para alcanzar otro (nivel de)
ser. Este trabajo requiere esfuerzos prolongados y sistemáticos y conocimiento.
Pregunta. La idea de iniciación en la “escuela esotérica” está
basada en la elección y apreciación de aquellos que saben más y esa parece su
idea también (un número de personas preparadas).
Ouspensky. Únicamente el conocimiento puede recibirse de
alguien distinto y no puede recibirse de ninguna otra manera. Preparación
quiere decir algo bastante diferente. En su primer sentido se trata simplemente
de preparación intelectual y emocional, dándole a un hombre la posibilidad de
entender y de evaluar nuevas ideas. La necesidad de preparación es enfatizada
únicamente para mostrar que las ideas del sistema no pueden darse a cualquiera
sin discriminación.
Pregunta. Hay una gran cantidad de personas que se precian de
pertenecer a una escuela y de poseer un conocimiento especial. Todos ellos
dicen lo mismo que usted. ¿Dónde está el criterio que nos ayudara a reconocer
al que está en lo cierto? Los ejemplos de algunas de estas personas más parecen
negar su conocimiento que afirmarlo.
Ouspensky. Por supuesto, además de escuelas verdaderas
existen muchas falsas. El principal peligro proviene de las escuelas que poseen
muy poco conocimiento y una gran cantidad de fantasía. Es muy difícil indicar
un criterio exacto para hacer una discriminación en un primer contacto con una
escuela, porque ese criterio depende de la profundidad y de la calidad de la
preparación.