Personalidad superficial
Un estudio sobre el hombre imaginario
1
La meta de este sistema es
llevar al hombre a la consciencia. La consciencia es una cierta cualidad
presente en todo hombre normal. Es realmente una expresión diferente de la
misma cualidad que la conciencia, sólo que la conciencia trabaja más en el
lado intelectual y la consciencia lo hace más en el moral (es decir, en el lado
emocional). La consciencia ayuda a un hombre a darse cuenta de lo que está bien
y de lo que está mal en su propia conducta. La consciencia une a las emociones
entre sí. Podemos experimentar en el mismo día un buen número de emociones
contradictorias, tanto agradables como desagradables, sobre el mismo tema, ya
sea una detrás de otra, ya simultáneamente, y no notamos las contradicciones
debido a la ausencia de consciencia. Son los amortiguadores los que impiden a
un “yo” o personalidad el percatarse de otro, pero en un estado de consciencia
no podemos evitar el ver las contradicciones. Recordaremos que por la mañana hemos
dicho una cosa, otra por la tarde y todavía otra por la noche, pero en la vida
ordinaria no recordamos, y si lo hacemos, insistimos en que no sabemos que es
lo que está bien y mal.
Se accede a la consciencia destruyendo a los amortiguadores, y los
amortiguadores se destruyen a través del auto recuerdo y de la no
identificación.
Tanto la idea de consciencia como la idea de amortiguadores precisan de
un largo estudio, pero cuando se habla del lado moral de este sistema, lo que
debe entenderse desde el principio es que el hombre debe tener un sentido del
bien y del mal. Nada puede hacerse por él si no lo tiene. Él tiene que empezar
con un cierto sentido moral, un sentido de lo recto y de lo equivocado, para
poder conseguir más. Debe entender en primer lugar la relatividad de la moral
ordinaria, y en segundo lugar debe percatarse de la necesidad de un bien y de un
mal objetivo y permanente, entonces mirara las cosas desde el punto de vista
de este sistema.
La consciencia está en la esencia, no en la personalidad, mientras que
el centro magnético está en la personalidad, no en la esencia.
“¿Tiene uno que eliminar amortiguadores para despertar a la
consciencia?”, alguien preguntó.
Solo con que los amortiguadores sean sacudidos, la consciencia
despierta.
“¿Cómo puede uno descubrir cuáles son los propios amortiguadores?”,
preguntó alguien más.
A veces es posible. Si uno entiende bien que son amortiguadores, puede
encontrar los suyos propios. Hay una gran diferencia entre excusas y
amortiguadores. Las excusas pueden ser distintas cada vez, pero si la excusa es
siempre la misma, entonces se convierte en un amortiguador.
Los amortiguadores están conectados con la consciencia. Usamos la
palabra consciencia generalmente en un sentido convencional, en el sentido de
un hábito emocional educado. En realidad, la consciencia es una capacidad
especial que todo el mundo posee, pero que nadie puede usar en el estado de
sueño. Incluso si accidentalmente sintiéramos por un momento la consciencia,
resultaría ser una experiencia muy penosa, tan penosa que inmediatamente
querríamos vernos libres de ella. Aquellos que tienen chispazos ocasiónales de
consciencia inventan todo tipo de métodos para verse libres de ese sentimiento.
Traten de comprender que todos nuestros diferentes “yoes” albergan
sentimientos diferentes. Un “yo” siente que le gusta algo, mientras que otro lo
odia y para otro más resulta indiferente. Pero nunca sentimos tales cosas al
mismo tiempo porque entre ellas, hay amortiguadores. Gracias a esos
amortiguadores no podemos usar la consciencia, no podemos sentir al mismo
tiempo dos cosas contradictorias que sentimos en momentos diferentes. Si
sucede que alguien llega a sentirlas, la consecuencia es que sufre.
La ruptura de un hábito mecánico, bueno o malo, puede resultar incómoda,
porque tenemos hábitos mecánicos, tales como reglas de conducta y preceptos
morales, que sacamos de nuestra educación. Por consiguiente, en la mayor parte
de los casos no experimentamos la consciencia: tenemos demasiados
amortiguadores.
Somos máquinas y debemos ver en dónde podemos cambiar algo, porque en
todo tipo de máquina siempre hay un punto por donde es posible empezar.
A veces la gente pregunta si en nosotros hay algo permanente, Hay dos
cosas, amortiguadores y debilidades. A las debilidades a veces las llamamos
rasgos, pero en realidad no son más que debilidades. Todo el mundo tiene una,
dos o tres debilidades particulares. Y toda persona tiene ciertos
amortiguadores que le pertenecen. Ella consiste en amortiguadores, pero
algunos son particularmente importantes porque entran en todas sus decisiones
y en su manera de entender. Tales rasgos y amortiguadores son todo lo que
puede llamarse permanente en nosotros, y tenemos suerte de que no haya nada más
que sea permanente, porque todos ellos pueden ser cambiados.
Los amortiguadores son artificiales; no son orgánicos. Fundamentalmente
se adquieren por imitación. Los niños empiezan a imitar a los adultos, y así
crean algunos de sus amortiguadores, Otros son creados inconscientemente por
educación. Si fuera posible poner a un niño entre gente despierta, este no
caería dormido. Pero en las condiciones en que vivimos, la personalidad
imaginaria, o el “yo” imaginario, aparece normalmente en un niño a la edad de
siete u ocho años. A veces la gente pregunta si podemos ver a los amortiguadores
en nuestro estado actual de conciencia. Podemos verlos en otras personas, pero
no en nosotros mismos.
2
El hombre está dividido en cuatro partes: cuerpo, alma, esencia y
personalidad.
La personalidad y la esencia no parecen estar separadas, pero podemos
estudiar lo que pertenece a la esencia y lo que atañe a la personalidad. La
idea del alma como un organismo separado controlando al cuerpo físico no puede
decirse que esté basada en nada. Hasta el siglo XVII, lo más aproximado a la
idea del alma era lo que se llama esencia. El término alma se usa en este
sistema sólo en el sentido de principio vital. La esencia, la personalidad y el
alma, tomadas conjuntamente, corresponden a lo que antes solía llamarse alma.
Pero se suponía que el alma tenía una existencia separada del cuerpo, mientras
que en este sistema no suponemos que esencia, personalidad y alma tengan una
existencia aparte del cuerpo.
Se dice que cuando un hombre muere, o cuando cualquier otra cosa muere su
alma, es decir, su principio vital, va a la luna. El alma es material.
Consiste en una cierta cantidad de materia fina, energía si ustedes quieren,
que deja el cuerpo a la muerte. En el hombre ordinario, el alma no tiene
conciencia: como es simplemente mecánica, no sufre. Pero el hombre puede desarrollar
un tipo de media conciencia que puede pasar al alma, y entonces cuando el alma
va a la luna puede ser consciente de lo que la está sucediendo.
En primer lugar, ¿qué es la luna? ¿Cuál es la función lunar en relación
al hombre, al hombre individual? ¿Qué sucedería si esta función de la luna
fuera a desaparecer? ¿Sería o no beneficioso? Sabemos, por ejemplo, que la luna
controla todos nuestros movimientos, de modo que, si la luna desapareciera, no
seriamos capaces de realizar movimiento alguno, colapsando como marionetas con
las cuerdas cortadas.
Debemos comprender que todo esto se aplica al ser. ¿Cuáles son
las características de nuestro ser? El principal rasgo de nuestro ser es que no
es uno, sino muchos. Si queremos trabajar en nuestro ser, si queremos hacerlo
corresponder mejor con nuestro fin, debemos intentar hacernos uno. Pero esto
no es sino una meta muy lejana. ¿Qué significa hacerse uno? El primer paso, que
dista asimismo mucho de estar cerca, es crear un centro permanente de gravedad.
Esto es lo que significa crear luna en nosotros mismos. La luna es un centro
de gravedad permanente en nuestra vida física. Si creamos un centro de
gravedad en nosotros no necesitamos la luna.
Pero primero debemos decidir qué es lo que significa la ausencia de un
“yo” permanente. Encontraremos en su lugar a muchos de los rasgos o
debilidades a las que nos hemos referido antes, pero estos deben ser
dilucidados por observación de una manera clara y por nosotros mismos. A
continuación, debemos empezar una lucha contra esos rasgos que nos impiden
convertirnos en uno. Debemos luchar contra la imaginación, las emociones
negativas y la obstinación. Pero para que esta lucha tenga éxito debemos
comprender que, desde el punto de vista de la obtención de un centro
permanente de gravedad, el peor tipo de imaginación es creer que uno puede hacer
algo por sí mismo. Después, debemos luchar contra las emociones negativas
que nos impiden hacer lo que se nos dice en conexión con este sistema. Porque
hay que entender que solo se puede vencer a la obstinación haciendo lo que se
nos dice. La obstinación no puede romperse haciendo lo que uno decide por sí
mismo, porque eso todavía seguirá siendo obstinación. La obstinación es siempre
lucha contra otra voluntad. No puede haber manifestación de obstinación si no
se opone a otra voluntad.
Puede serles de alguna utilidad el escribir en una hoja de papel lo que
constituye su ser. Verán entonces que el ser no puede crecer por sí mismo. Por
ejemplo, un rasgo de nuestro ser es que somos máquinas; otro, que vivimos en
solo una parte de nuestra máquina; un tercero, nuestra pluralidad de “yoes”.
Decimos “yo”, pero este “yo” es distinto en cada momento. En un instante
decimos “yo” y se trata de un “yo”; cinco minutos después decimos “yo” y es
otro “yo” diferente. Tenemos así muchos “yoes”, todos al mismo nivel, y no hay
un “yo” central en control. He aquí el estado de nuestro ser: nunca somos unos
y nunca somos el mismo. Si ustedes escriben todos estos rasgos, entonces verán
que es lo que constituye un cambio de ser y que es lo que puede ser cambiado.
En cada rasgo particular hay algo que puede ser cambiado, y un pequeño cambio
en un rasgo significa también un cambio en los demás.
Al tratar de cambiarse a uno mismo, uno de los primeros y más
importantes factores es la división de uno mismo. La división correcta es entre
lo que es realmente “yo” y todo lo demás que podemos llamar “Ouspensky” o
cualquiera que sea el nombre. Si no se hace esta división, si uno se olvida de
ello y sigue pensando en sí mismo al modo usual, o si uno continua usando “yo”
o Ouspensky, pero del modo incorrecto, el trabajo se para.
Sucede a menudo que la gente hace una división incorrecta. A aquello que
les gusta de sí mismos llaman “yo”, y a lo que no les gusta, o a lo que es
débil o poco importante, llaman “Ouspensky”, “Petroff”, “Ivanoff” o cualquiera
que sea su nombre. Una división de este tipo está equivocada. No es suficiente
hacer una división correcta hoy y olvidarse mañana. Se debe hacer una división
correcta y conservarla en la memoria.
Esta división incorrecta es simplemente mentir, mentirse a sí mismo, que
es lo peor de todo, porque en el momento en que aparece la más pequeña
dificultad, aflora como discusión interior y entendimiento equivocado.
3
En este sistema, como ya se ha explicado, hacemos una división entre
“yo” y “Jones”, “yo” y “Smith”, y así sucesivamente, según cuales sean
nuestros nombres. Lo que debe entenderse es que Jones, Smith, Ivanoff, Petroff,
etc., son la personalidad falsa que tiene cada uno de nosotros, pero
esta división no debe ser confundida con la división entre esencia y
personalidad.
Esencia es aquello con lo que nacemos, nuestras capacidades e incapacidades.
Tiene que ver con el “tipo”, y también con el cuerpo físico. No se puede
trabajar directamente sobre ella. Desde el punto de vista del trabajo en uno
mismo solo tenemos a la personalidad. Cuando un hombre empieza a trabajar, su
centro magnético trae al ser al “yo” observador. Este “yo” es también una
personalidad que tiene que educar al resto de la personalidad y a la esencia.
La personalidad es adquirida. La esencia nos pertenece: es con lo que
nacemos, lo que no puede ser separado de nosotros. Ambas están mezcladas y no
podemos distinguir la una de la otra ahora, pero es útil recordar esta división
como un hecho teórico.
“¿Se puede llegar a cambiar el tipo con el que se nace?”, alguien
preguntó.
Si es un tipo muy malo y se trabaja muy duro, se puede cambiar. Primero
hay que conocer el tipo, eso significa conocer la esencia.
“¿Hasta qué punto”, alguien preguntó, ¿un hombre que está bajo la Ley
del Accidente es regido por la Ley del Hado, aparte de su nacimiento y
muerte?”.
Depende de la relación entre personalidad y esencia. Si la personalidad
es fuerte construye un caparazón alrededor de la esencia, con lo que hay muy
poco hado. Las influencias planetarias que controlan el hado, el tipo, la
esencia, no nos alcanzan cuando la personalidad es muy fuerte. Pero hay
quienes, totalmente aparte de la influencia de “escuelas”, viven más en la
esencia. En ellos la personalidad es muy tenue y están más bajo la Ley del Hado
que el resto de la gente. Así, dependen más de ciertas influencias de las que
otros dependen menos.
Respondiendo a una pregunta sobre influencias planetarias y astrología,
Ouspensky dijo:
La combinación de influencias produce la combinación de tipos. No
sabemos en qué consisten, ni tampoco podemos averiguarlo levantando un
horóscopo. Eso sería algo como psicoanálisis medieval.
“Pero las combinaciones viene de los planetas, ¿verdad?”
Sí, originalmente. Todas nuestras emociones y todas nuestras ideas
vienen de los planetas. Ellas no han nacido aquí.
“¿Se debe intentar vivir según las propias emociones, o, por el
contrario, se debe siempre tratar de encontrar una buena razón para lo que se
está haciendo?”
Es difícil de decir. Las emociones pueden ser diferentes y la capacidad
de controlar la propia vida puede ser diferente. Muy a menudo resulta ser
imaginaria. Con frecuencia preguntas tales como “¿debo hacer esto o aquello?”
son completamente artificiales, porque solo hay un modo en el que uno puede hacer.
A menudo uno cree que puede hacer algo en una o en otra dirección,
pero en realidad sólo hay un camino abierto a la propia acción. Uno no tiene
control.
“¿Es la esencia siempre buena?”
No, en absoluto. La esencia es mecánica, no vive por sí misma, no tiene
un aparato pensante especial. Tiene que pensar a través de la personalidad.
“¿Dijo usted que la personalidad es todo mentira?”
No, lo que dije es que la personalidad es casi toda artificial, igual
que la esencia es casi toda real.
“¿Son nuestros "yoes" parte de la personalidad o de la
esencia?”
Ambas cosas. Hay “yoes” que pertenecen a la esencia y otros a la
personalidad.
“¿Están conectados con distintos centros?”, preguntó la misma persona.
Ciertamente. Hay “yoes” intelectuales, “yoes” motores y “yoes”
instintivos.
Un “yo” es simplemente un deseo. Pero esta distinción es solo por
conveniencia. Puede usted olvidarla si quiere, pero es algo así. Considere
simplemente que los “yoes” son pequeños y que la personalidad es ya un conjunto
de deseos más complicados.
“¿Está el centro instintivo estrechamente conectado con la propia
esencia?”
Sí, controla las necesidades de la esencia.
“¿Es la inteligencia parte de la esencia?”
Hablando en general, sí. Pero me gustaría saber qué es lo que usted
entiende por inteligencia. Si digo que “sí”, usted no podrá aplicarlo;
permanecerá como capital muerto.
“¿Puede la inteligencia aumentarse o crecer mediante ciertos
tratamientos?”, preguntó la misma persona.
Eso es a lo que me refiero. Si hablamos de nosotros, veremos que la
inteligencia pertenece a la esencia y a la personalidad de una forma muy
mezclada, aunque en sentido cósmico una cantidad de inteligencia es dada a cada
esencia.
4
El hombre vive sometido a un gran número de leyes: físicas,
fisiológicas, biológicas, leyes creadas por el hombre mismo, y así
sucesivamente, hasta que llegamos a las leyes de la vida personal y finalmente
al “yo” imaginario. Esta es la más importante ley que gobierna nuestra vida y nos
hace vivir en la no existente séptima dimensión. Nos imaginamos ser diferentes
de lo que somos, y eso crea ilusiones. Pero también hay leyes necesarias.
“Usted habló antes de crear un “yo” permanente. Eso, ¿qué significa?”
Significa que cuando uno diga “yo” pueda estar seguro de que es el mismo
“yo” cada vez. Porque ahora usted dice “yo quiero esto”, y media hora después
“yo quiero aquello”. El “yo” es completamente diferente. Hay una cosa que es usted
y hay muchos “yoes” imaginarios. Este usted es lo que realmente es,
y debe aprender a distinguirlo.
La personalidad falsa es algo especial. Usted está opuesto a
ella. Debe, por tanto, hacerse desaparecer o, al menos, no debe tener parte en
este trabajo. Esto se aplica a todos y todo el mundo debe empezar de este modo.
Lo primero es conocer a la propia personalidad falsa y de ningún modo confiar
en ella (en sus ideas, palabras y acciones). Esta no se puede destruir, pero se
puede hacer pasiva durante algún período de tiempo, y luego poco a poco ir
debilitándola.
La personalidad falsa no existe en realidad, pero nos imaginamos lo
contrario. Existe por sus manifestaciones, pero no como parte de nosotros
mismos. No intenten definirla o se perderán en palabras, pero es necesario
tratar con hechos. Las emociones negativas existen, pero al mismo tiempo no
existen; no hay un centro real para ellas. Esta es una de las desdichas de
nuestro estado. Estamos llenos de cosas no existentes.
Alguien preguntó si los estados superiores de consciencia podían
producir gente más completamente mala o gente más completamente buena por
igual. Ouspensky respondió:
No. Eso es falso. La gente mala solo puede ser producida por un
incremento de la mecanicidad. El auto recuerdo no puede producir resultados
equivocados siempre que se mantenga su conexión con otras ideas del sistema,
pero si uno omite una cosa y toma otra del sistema (por ejemplo, si uno trabaja
seriamente en el auto recuerdo sin conocer la idea de la división de “yoes”, de
modo que uno se toma a sí mismo como uno (como una unidad) desde el principio)
entonces el auto recuerdo producirá resultados incorrectos y puede incluso
llegar a producir una falsa cristalización y hacer el desarrollo imposible.
Hay, por ejemplo, escuelas o sistemas que, aunque no lo formulan de este modo,
están de hecho basadas en la personalidad falsa y en la lucha contra la
consciencia
Si uno intenta trabajar de modo falso, puede llegar a hacerse más fuerte
de lo que era antes, pero en tal caso, cuanto más fuerte se vuelve, menor es la
posibilidad de desarrollo. Una fijación antes del desarrollo, ¡he aquí el
peligro!
“¿Está un hombre aburrido libre de identificaciones?”
El aburrimiento es una identificación con uno mismo, con la personalidad
falsa, con algo en uno mismo. La identificación es un estado casi permanente
para nosotros. Constituye la manifestación principal de la falsa personalidad,
y es lo que nos impide salir de ella. Tenemos que ser capaces de ver este
estado como alejado de nosotros mismos, separado de nosotros mismo, y eso solo
puede hacerse tratando de ser más conscientes, tratando de recordarnos a
nosotros mismos, tratando de aumentar la auto consciencia. Sólo cuando uno se
vuelve más consciente de sí mismo se vuelve capaz de luchar con manifestaciones
como identificación y mentira así como con la misma falsa personalidad.
Resultará inútil y pronto se abandonará, cualquier otro trabajo que deje esto a
un lado.
Como ocurre con las emociones negativas, con el auto engaño y con toda
la imaginación, la personalidad falsa no puede existir sin identificación. Hay
que entender que la falsa personalidad es una combinación de todas las
mentiras, rasgos y “yoes” que nunca pueden ser útiles en ningún modo o
sentido, ni en la propia vida ni en el trabajo, como las emociones negativas.
“¿Está la personalidad falsa basada por completo en las emociones
negativas?”
En la personalidad falsa hay muchas cosas además de las emociones
negativas. Por ejemplo, siempre hay malos hábitos mentales, pensamiento
equivocado. La personalidad falsa, o partes de la personalidad falsa, está
siempre basada en un pensamiento equivocado. Al mismo tiempo, si se la quitaran
las emociones negativas la personalidad falsa colapsaría. No podría existir sin
ellas.
“¿Entonces todas las emociones negativas brotan de la personalidad
falsa?”
Sí, ciertamente. ¿Cómo podría ser de otro modo? La personalidad falsa
es, por así decir, un órgano especial para las emociones negativas, para
desplegar las emociones negativas, para disfrutar de las emociones negativas, para
producir las emociones negativas. Recordarán que yo dije que no hay un centro
real para las emociones negativas. La personalidad falsa actúa como un centro
para las emociones negativas.
“¿Cómo puede uno superar el engaño de la personalidad falsa?”
Debe usted conocer todos sus rasgos primero y luego debe usted pensar
correctamente. Cuando usted piense correctamente encontrara modos de
superarlo. No debe usted justificarla; la falsa personalidad vive de la
justificación, incluso de la glorificación de todos sus rasgos. En casi todos
los momentos de nuestra vida, incluso en los periodos de quietud, estamos
siempre justificándola, considerándola legitimada y excusándola de todas las
formas posibles.
“¿Dijo usted que todos nuestros gustos y disgustos están en la falsa
personalidad?”
La mayor parte de ellos. E incluso aquellos que originalmente no
pertenecen a ella, que tienen raíces reales, todos pasan a través de la falsa
personalidad.
Alguien preguntó si uno tenía que conocer a la totalidad de la falsa
personalidad para poder luchar contra ella, porque le parecía que sólo se podían
conocer pequeños trozos de ella. Ouspensky respondió:
Hay que conocerla. Es como una raza especial de perros. Si no se conoce
no se puede hablar de ella. Si la has visto puedes hablar acerca de ella. Ver
solo trocitos, como usted dice, es suficiente. Cada pequeña parte de ella es
del mismo color. Si usted ve a este perro una vez siempre lo reconocerá. Ladra
de un modo especial, anda de un modo especial, etcétera.
“¿Puedo conseguir una pista sobre la falsa personalidad pensando en
sucesos pasados?”
A veces sí. Piense en el pasado o en los amigos. Pero no se olvide que
usted también tiene falsa personalidad, ¡y no solo sus amigos!
“¿Se puede ver a la falsa personalidad sin ayuda?”
En teoría no hay nada contra ello, pero yo no he conocido ningún caso y
nadie que yo sepa ha conocido ningún caso. En general, ni incluso con ayuda
estamos preparados para verla. Es como si se mostrara a un hombre su reflexión
en un espejo real, verdadero, y él dijera: “Este no soy yo. Esto es un espejo
artificial, no real. Esto no es mi reflexión”. Pero si se está preparado, a
veces es posible reconocer un rasgo de debilidad en uno mismo. Conociéndolo, si
se empieza a mantenerlo en la mente y a recordarlo, puede llegar un momento en
el que uno se vea libre de ese rasgo, en el que su acción no este determinada
por tal debilidad.
A veces nuestros rasgos o debilidades asumen formáis simples, como
pereza, pero en otros casos sus formas están tan bien disimuladas que no hay
palabras corrientes para describirlas, y es necesario recurrir a algún tipo de
dibujo o diagrama.
La pereza constituye para algunos los tres cuartos de su vida, o incluso
más. A veces la pereza es muy importante, y otras es el rasgos principal de la
personalidad falsa. Muy a menudo es rasgo principal y todo el resto depende de
la pereza y sirve a la pereza. Pero recuerden que hay diferentes clases de
pereza. Es necesario averiguar de cuál se trata observándose a uno mismo y observando
a los demás. Por ejemplo, hay gente muy ocupada que está siempre haciendo
algo, y sin embargo sus mentes pueden ser perezosas. Esto sucede más a
menudo que lo contrario. La pereza no es sólo deseo de sentarse y no hacer
nada.
En otra reunión alguien observó que le era posible a veces verse en el
acto de considerar o de identificarse. Preguntó si de este modo él podía
llegar a conocer su personalidad falsa y, observándola, a debilitarla.
Ouspensky respondió:
Este era el único modo, y que estaba muy bien siempre que no se cansara
de intentarlo. Al principio la gente empieza con mucha ansia, pero pronto se
cansa y empieza a usar la palabra "yo” indiscriminadamente, sin
preguntarse que “yo”, que parte del “yo”. Nuestro principal enemigo es la
palabra “yo”, porque no tenemos derecho a usarla de verdad en condiciones
ordinarias.
“¿Es la falsa personalidad la principal barrera para ser consciente?”
En principio sí. Pero también muchos hábitos mecánicos. A veces incluso
hábitos mecánicos en otros centros.
“Si uno pudiera eliminar a la personalidad falsa...”, alguien empezó.
Usted no puede eliminar nada; eso sería lo mismo que tratar de cortar su
cabeza. Pero puede hacer que la personalidad falsa sea menos insistente y
menos permanente. Si en cierto instante usted siente el peligro de
manifestación de la personalidad falsa y puede encontrar un modo de pararla,
eso es lo que usted tiene para empezar. La cuestión de la eliminación no se
plantea; eso está conectado con cosas muy diferentes. Debe usted aprender a
controlar las manifestaciones. Pero si alguien piensa que puede hacer
algo y al mismo tiempo rehúsa trabajar para adquirir este control, las
cosas se vuelven peores para él. Uno puede manifestar entusiasmo sobre lo que
tiene que hacer hasta que averigua qué es lo que tiene que realizar. Entonces
se vuelve muy negativo e intenta evitarlo o explicarlo de algún otro modo.
Esto es lo que hay que entender claramente: la personalidad falsa se
defiende a sí misma.