En sus aproximadamente 90 páginas, se estudian los principales símbolos y mitos japoneses que han pasado a formar parte de la composición de sus obras de arte. Cada símbolo tiene un texto explicativo (en inglés).
En el prologo el autor dice:
“El deseo instintivo de conocer el más profundo significado de las cosas ha sido siempre una cualidad importante en la mente del hombre, una cualidad especialmente valiosa en relación con la interesante tradición de Oriente, donde los mitos han ocupado un lugar sagrado.
Desde el principio, la decoración de la cerámica ornamental de Dai Nippon ha representado todos los símbolos sagrados para los orientales, en las porcelanas a menudo con los nombres del sello de la realeza.
Deliciosas representaciones poéticas de los pensamientos y creencias, tanto de eventos míticos como reales, el follaje y la flora de la naturaleza y otros muchos aspectos que absorben la mente japonesa se convierten en cautivos bien dispuestos en las manos de los inteligentes artesanos de Japón. Este motivo subyacente les inspira para hacer un homenaje a su amada mitología en todas sus obras. Los coleccionistas de todo el mundo se deleitan con el magnífico colorido y la forma de los objetos de arte japonés, misterioso y mítico en su composición, que seduce con su encanto.
Es, por tanto, la interpretación de la mitología del simbolismo empleado en el embellecimiento de las cerámicas, bronces, maderas talladas y lacadas del Japón lo que el presente volumen pretende.
Si, por su ayuda, la cerámica ornamental, que nuestros ojos se han convertido en familiar, y que ya se ha disfrutado y valorado por su belleza de forma y color, empieza a tener un significado renovado y más profundo, esta mirada al mitológico Japón seguramente no haya sido en vano.
Les expongo a continuación una muestra de lo que pueden encontrar en la obra, considero imprescindible para la lectura de los textos que piquen sobre la imagen y una vez en el servidor escojan el tamaño original. Para ver el titulo de la imagen pasen el cursor sobre ella.
Fuente: César Ojeda